Tu nueva obra Constructivo ha tenido muy buenas críticas en Tárrega y La Pedrera... Cuéntanos sobre esta.Constructivo
En el proceso de investigación de Nueva Marinaleda, uno de los aspectos era el tema de la arquitectura, del diseño de las ciudades, del urbanismo de las sociedades utópicas. Con la idea de la autoconstrucción y autosuficiencia me di cuenta de que la arquitectura es fundamental, enmarca nuestra vida, da forma a nuestras ciudades, da carácter a nuestro entorno, afecta en nuestro ánimo.
Y decides hacerlo desde los cimientos, a pie de obra...
Quería ahondar en el tema de la construcción y hablar sobre la sociedad: qué lugares construye la sociedad para vivir. Me planteaba si estábamos viviendo para construir, cuando tendría que ser “construir para habitar”, como dice Heidegger. Es la máxima de Constructivo y la utilizan muchos arquitectos para justificarse, aunque es a la que menos caso hacen. Estamos en una sociedad en la que no paramos de construir, no sólo arquitectónicamente, sino con el lenguaje, con el pensamiento pero nos hemos olvidado de habitar las casas, las ideas o la tecnología.
Se hace posible por un encuentro afortunado con el actor Piero Steiner
Cuando Piero, a quien admiraba desde Los Los y su obra Pourquoi Pas?, viene a verme a un espectáculo tuvimos un flechazo y decidimos hacer algo juntos. Apareció Constructivo. El proyecto inicial era más conceptual y fue Piero quien con su capacidad de concreción llevó todo a tierra, le da a cualquier discurso mucha humanidad. Creamos dos alter egos: de arquitectura no podían hablar dos arquitectos de Barcelona con cultura. Aparecieron los albañiles Luigi Maestrini y Rafael Lanza. Estos obreros necesitan encontrar la forma de comunicar ideas de una forma mucho más llana, humana e inmediata, tamizaban nuestras propias ideas...
Luigi Maestrini y Rafael Lanza, alter egos, protagonistas...
Son dos albañiles ilustrados, con curiosidad que inventan un juego llamado “La obra” para entender las cosas, habitar conceptos. Tienen un discurso encendido contra la arquitectura estéril de la cultura del ladrillo, contra todos los starquitects a los que les encargan edificios anuncio para relanzar ciudades con presupuestos millonarios. Abogan por construir para habitar, por una arquitectura humana. El espectáculo no es nada técnico, a través de este símil del construir hablan de arte, de la importancia de la música, de la familia, del amor...
¿Cómo vincularías la obra a anteriores como Montaldo o La conferencia optimista?MontaldoLa conferencia optimista
Sigue teniendo ese halo utópico, en el sentido de que estos dos obreros se atreven a imaginar otra forma de hacer casas y habitarlas. En realidad el tema siempre es el mismo, generar preguntas sobre cómo vivimos y porqué vivimos así. Es una invitación a pensar lateralmente, ponerse a un lado y poder pensar libre de sobreinformaciones para construirse una opinión. Nos creemos librepensadores pero aún estamos muy condicionados por los medios, por el consumo y hay que hacer un esfuerzo para pensar fuerte y pensar diferente.
Representas la obra en la recién inaugurada sala Hiroshima... ¿cómo será?
Ellos se describen como una sala de dramaturgias del movimiento y creación contemporánea, no vas a ver un Molière. La sala propone residencias, experimentos o propuestas más teatrales como la nuestra y eso ya es una apuesta muy fuerte. Su director, Gastón Core, está acogiendo a mucha gente que trabajamos mucho fuera y que aquí no tenemos un lugar para presentar nuestro trabajo. Que la ciudad vaya a responder a esto, es mi duda.
¿Qué tendrá de diferente a las otros espacios de la ciudad?
De hecho, es un regalo: una iniciativa privada que va a ser la sala alternativa mejor equipada, montada, bien planteada, técnicamente impecable, con buena política de precios y márquetin, hecha por un tío que sabe de teatro. Gastón se ha acercado al tejido creativo con tacto e inteligencia, sin casarse con ninguna familia, no depende de ninguna subvención y es independiente.
¿Hay lugar para tantos teatros independientes como tiene Barcelona?
Si la gente no va al teatro, ¿por qué aparecen tantas salas? Ha habido una burbuja inmobiliaria y también parece que hay una burbuja de salas. Sin embargo, salas alternativas como el Tantarantana o La Seca Espai Brossa no tienen ninguna orientación, van toreando entre la creación contemporánea para recibir una subvención por aquí y que entre taquilla por allá. Van de nuevas dramaturgias y crean circuitos pero en realidad es una forma de conseguir dinero subvencionado y perpetuar precariedad económica para los artistas. Son salas donde lo último que importa es lo que dan.
En los últimos tiempos los actores se diversifican, los vemos en la tv, en el cine, en el teatro...
En mi caso es necesidad pura y absoluta. Me río cuando la gente asume que como sales en tal tele es que te van muy bien las cosas. A día de hoy no me gano la vida con mis creaciones, ni yo ni mucha gente. Necesitamos hacer veinte mil cosas: clases, doblajes... Todavía me planteo si dedicarme a otra cosa, lo que pasa es que hay una pulsión creativa que es la que te mantiene.
Quieren bajar el IVA en cultura, ¿es una estrategia electoral?
Estaría muy bien que lo redujeran ya que ha hecho muchísimo daño. Pero me resisto a exteriorizar los problemas. Ya antes de la crisis me costaba lo mismo levantar un espectáculo. Siempre ha sido muy complicado y las crisis tendrían que ser buenas para ser más creativos, para estar más comprometidos con lo que haces porque sino no aguantas, no resistes. Lamentablemente no veo que esté pasando. Tengo esperanzas en que la generación que viene nos barra.
Tampoco deben ayudar demasiado las políticas culturales...
Cualquier espectáculo que haga pensar ya es un ataque frontal a la política cultural que están haciendo, que es una cultura de papilla, mediática, de consumo. Un espectáculo que cuestione eso ya es contracultural.
¿Es mucho suponer que la crítica aún tiene cosas que decir?
A pesar de que existan algunos premios, la crítica con sustancia, con conocimiento y libre, cada vez está peor en Barcelona, está desapareciendo de los medios de comunicación. La sensación es que no queda gente con el carisma de un Marcos Ordóñez o un Sagarra... aquellos que marcan tendencia y a los que todo el mundo quiere agradar. De la otra crítica sí que hay, comentarios hay todos los que quieras. Con internet no ha habido más que ahora y eso está bien, pues se ha democratizado. Ya no sólo decide el experto, sin embargo no te puedes quedar en el 'esto es malo' o 'esto es bueno', hay que argumentarlo.