ERC y los comuns llevan al Congreso su bronca por Barcelona
“Recurrir a bulos e instrumentalizar el espionaje es banalizarlo y ofender a las víctimas”, lanzó como un cañonazo Jaume Asens contra Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados. Los diputados debatían sobre el uso del programa Pegasus, tras una intervención forzada de Pedro Sánchez en la que el presidente había presentado su propuesta de reforma jurídica del CNI. Una cuestión sobre la que, cuando estalló el escándalo, ERC y Unidas Podemos habían mostrado su cercanía. Pero en la sesión plenaria de este jueves quedó patente que las formaciones de Oriol Junqueras y Ada Colau no están ni mucho menos en sintonía.
La batalla comenzó cuando el portavoz de Unidas Podemos, Jaume Asens, se refirió en un momento de su intervención a la discusión que los comuns y ERC mantienen desde hace dos semanas por un capítulo local del escándalo del espionaje, que trata sobre las supuestas escuchas practicadas al entorno de Ernest Maragall en los días en que se negoció el acuerdo a tres entre Colau, PSC y Manuel Valls para investir a la hoy alcaldesa, en junio de 2019. A partir de ahí, Asens y Rufián se engancharon en un embarrado duelo de réplicas y contrarréplicas. No era la primera vez que intercambiaban pullas, pero la última polémica a cuenta de Pegasus entre dos partidos que han colaborado durante toda la legislatura da la medida de hasta qué punto la lógica electoral municipal ha inundado ya todo el terreno político.
La polémica que centró la riña comenzó a mediados de este mes cuando, después de que 'La Vanguardia' publicara la noticia del episodio del espionaje en las negociaciones para la alcaldía, Maragall hizo unas declaraciones en Catalunya Ràdio que enfadaron a los de Colau. Aunque el republicano niega que dijera tal cosa, los comuns aseguran que sugirió que la alcaldesa estaba al corriente de las intervenciones telefónicas, algo que consideran que es un bulo intencionado.
Las palabras textuales del candidato de ERC fueron: “Esto demuestra lo que yo decía en aquel momento, que aquello no eran unas negociaciones. Ahora es aún más cierto, porque todo estaba predeterminado, preparado, todo pensado y vigilado para que aquellas presuntas conversaciones no se pudiesen torcer. Ya estaba todo decidido, evidentemente con la participación y conocimiento de la señora Colau, porque para mantener el poder todo vale, incluso la ayuda del CNI, parece”.
“Acusarnos de beneficiarnos del espionaje en Barcelona fue muy feo”, aseguró Asens en dirección a la bancada de Esquerra. “Ernest Maragall lleva 50 años en política y no es muy de recibo que diga esas cosas”, continuó, “entiendo que estén nerviosos: queda un año para las elecciones y no tienen proyecto alternativo para Barcelona”.
Rufián encajó el inesperado guantazo haciendo gestos desde la bancada y, al finalizar su turno, el republicano replicó a Asens. Primero, asegurando que el de Unidas Podemos había utilizado más tiempo de su intervención para meterse con Esquerra que para hablar de Villarejo. Después, para recordarle la investidura de Colau. “Dos palabras para su vergüenza: Manuel Valls”, atizó Rufián, que seguidamente acusó a Asens de “romper los puentes con ERC”. Y para acabar, en un gesto de rabia, el republicano aún lanzó un último gancho: “¡Deja de ir tanto a Waterloo, anda!”.
La trifulca entre los comuns y ERC, que continuó en las siguientes contrarréplicas, resultó más propia de un pleno municipal que del Congreso de los Diputados, porque los reproches solo eran del todo comprensibles para quien conociese los recovecos del terreno electoral local. A menos de un año de los comicios, la batalla por Barcelona ya ha comenzado y ambos partidos se juegan mucho en el resultado que obtengan en 2023 en la capital catalana. En 2019, ERC y Barcelona en Comú acabaron prácticamente empatados, con 5.000 votos de ventaja para los republicanos, y en las actuales encuestas ambos están en cabeza junto al PSC, un tercer competidor reforzado que convierte la carrera en aún más apretada.
“El chicle de Valls ya está muy estirado”, continuó Asens en su contrarrépica. “Ha podido parecer que estaba muy enfadado, y lo estamos, porque nos ha acusado de beneficiarnos del espionaje, cuando nosotros somos las víctimas”, continuó el líder de los comuns, que acabó hablando sobre las querellas interpuestas por “las élites de Barcelona” contra el gobierno municipal de Colau. Finalmente, Asens pidió a Pedro Sánchez transparencia para no dar alas a “teorías de la conspiración como la que ha alimentado ERC”. “Me ha quedado claro que le caemos regular, regulinchi”, respondió Rufián, en tono burlón, “pero lo importante es que a sus votantes no, así que hágaselo mirar”.
Una derivada del duelo entre ambos portavoces llegó unas horas después, en Twitter, con el pronunciamiento de Carles Puigdemont en contra de Rufián y a favor de Asens. “Ir a Waterloo a hacer política o hacer visitas personales sólo molestaba a quienes nos quieren aislar y encarcelar. Veo que ahora también molesta a ERC. Lo siento mucho. Sobre todo porque si la alternativa es ir tanto a Madrid, ya vemos sus resultados. Hoy mismo”, aseguró Puigdemont, molesto con las palabras de Rufián.
Un momento más tarde, el expresident tuiteó un mensaje aún más claro: “El valor del compromiso se pone a prueba cuando defiendes derechos fundamentales a pesar de la discrepancia ideológica y las incomodidades que comporta. Es lo que Jaume Asens siempre ha hecho cuando ha abordado la represión de la que somos víctimas, sea yendo a las cárceles o al exilio. ¡Gracias!”
6