Catalunya tendrá, más tarde de lo previsto, presupuestos para el 2023. ERC y PSC han cerrado un acuerdo tras meses de negociaciones en las que los socialistas han vendido caro su apoyo a las cuentas y han logrado evidenciar la debilidad parlamentaria del Govern. El pacto pone fin a una década de política de bloques en la que las posiciones opuestas sobre la independencia imposibilitaban los pactos entre los grupos de izquierda del Parlament.
El president Pere Aragonès y el líder de la oposición, Salvador Illa, han rubricado el acuerdo en un breve acto celebrado este martes por la tarde en la Sala de Diputados del Palau de la Generalitat. Socialistas y republicanos han reconducido en los últimos días una negociación enconada que parecía precipitarse al fracaso. ERC ha moderado su rechazo inicial a las últimas exigencias socialistas, concretadas en tres grandes proyectos: la autovía entre Terrassa y Sabadell, la ampliación del Aeropuerto de El Prat y el macrocomplejo de turismo y juego Hard Rock.
El texto del acuerdo hace equilibrios entre las exigencias de los socialistas y el rechazo frontal a las grandes infraestructuras de los comuns, el otro socio presupuestario de ERC. El pacto contempla la aprobación definitiva del plan urbanístico del Hard Rock durante el primer semestre de este año, tal y como estaba previsto, y “mantener la disponibilidad de los terrenos” para la sociedad estadounidense promotora del proyecto.
Sobre la ampliación del Aeropuerto, ambos partidos se comprometen a “transformar” El Prat para convertirlo en “un verdadero 'hub' intercontinental”, sin concretar si se hará mediante la polémica tercera pista. Socialistas y republicanos se emplazan a una comisión técnica que la Generalitat deberá acordar con el Gobierno para tratar la cuestión.
También recalca el acuerdo que se deberá mantener la biodiversidad de la zona del Delta del Llobregat, amenazada ante una eventual ampliación del Aeropuerto. Para ello se invertirán 49 millones, con el objetivo de conseguir “un espacio natural y con biodiversidad, un sistema agrario tecnificado y sostenible a largo plazo”.
Respecto la autovía entre Terrassa y Sabadell, que había levantado suspicacias en las secciones locales de ERC, ambos partidos acuerdan “hacer efectivo” en el primer trimestre de este año un convenio con el Ministerio de Transportes para redactar y financiar el proyecto. No fija el acuerdo la fecha de inicio de las obras pero sí que su ejecución será responsabilidad de la Generalitat.
Illa recalca la “responsabilidad” del PSC
El líder del PSC, Salvador Illa, se ha avanzado a Aragonès y ha sido el primero en valorar el acuerdo. Según ha recalcado Illa, el pacto es “muy relevante, pero no es un acuerdo de legislatura”. Ha insistido Illa en que su objetivo final es convertirse en president: “Seguiremos trabajando para ser la alternativa a un gobierno que creemos que no es el que necesita Catalunya”.
Illa ha calificado el acuerdo como “un ejercicio de responsabilidad” del PSC “en un momento complejo”, y ha destacado que “no es habitual” que el presidente de la Generalitat y el jefe de la oposición firmen un acuerdo en materia presupuestaria. “Anteponemos los intereses de los catalanes”, ha asegurado.
Por su parte, la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha celebrado la luz verde a unos presupuestos que ha calificado como “expansivos” y que “permitirán intensificar el proceso de transformación que hará avanzar a Catalunya”. Vilagrà ha lamentado que se haya tardado tanto en aprobar las cuentas y ha apuntado que las negociaciones han sido “lentas y complejas”, pero que “no es momento de reproches, sino de ejecutar ya los presupuestos”.
Este mismo jueves el Govern se reunirá de forma extraordinaria para aprobar las cuentas y remitirlas al Parlament, donde tras el acuerdo con el PSC se agilizarán los trámites. Una vez salvado el debate sobre las enmiendas a la totalidad, los consellers tendrán 10 días para explicar las inversiones que realizarán cada uno de los departamentos. Después la cuentas se aprobarán en comisión y en el pleno de la Cámara.
El acuerdo permitirá aprobar unas cuentas que contemplan una inyección de recursos a los servicios públicos, como por ejemplo 1.000 millones más en Salud, en un contexto de conflictividad laboral y huelgas en la Sanidad y la Educación catalanas para reclamar mejores condiciones.
A nivel político, el resultado de la negociación deja un sabor agridulce en el Palau de la Generalitat. El Ejecutivo de Aragonès logra sacar adelante unas cuentas con las que encarar con menos agobios la segunda parte de la legislatura, pero lo hace tras el desgaste al que le ha sometido el PSC. Todo ello en vísperas de las municipales de mayo, en las que ERC y PSC volverán a medirse para ser la primera fuerza en Catalunya, con la batalla por Barcelona como principal foco.
La negociación con el PSC ha sido el último capítulo de una legislatura que ha sido de todo menos tranquila para Aragonès. El republicano tardó tres meses en ser investido por las reticencias de Junts. Logró aprobar sus primeras cuentas con el apoyo de los comuns, pero la salida de Junts del Govern rompió los planes de ERC para repetir socios presupuestarios.
La negativa inicial de Oriol Junqueras a pactar con los socialistas ha cambiado tras el acuerdo en Madrid para la reforma del Código Penal y tras constatar los republicanos que sus llamadas a la “responsabilidad” de Junts –los presupuestos que se aprobarán llevan en buena medida la firma del extitular de Economía, Jaume Giró– no tendrían efecto alguno con los posconvergentes instalados en la oposición frontal al Govern.
El portavoz de Junts, Josep Rius, volvió a disparar este lunes contra su antiguo socio del Govern y advirtió de un nuevo tripartito. A juicio de Rius, el pacto presupuestario “confirma que ERC ha dejado de lado el procés y abraza el autonomismo de forma definitiva”.
Socios y rivales
El PSC se convirtió, con el portazo de Junts, en el único socio viable de los republicanos para aprobar las cuentas una vez cerrado el primer acuerdo con los comuns. Los socialistas han dado su 'sí' a las cuentas, pero sin renunciar a presentarse como alternativa a ERC.
El pacto presupuestario supone un paso más en el fin de la política de bloques que ha dominado la política catalana la última década. Tras el pacto de finales de 2021 entre PSC, ERC y Junts para repartirse los puestos en los órganos estatutarios pendientes de renovación desde hace años, el acuerdo entre socialistas y republicanos reafirma que es posible el entendimiento entre fuerzas antagónicas en lo que a la cuestión catalana se refiere.
Ello no implica que la colaboración se mantenga entre socialistas y republicanos, habida cuenta de que el principal objetivo de Salvador Illa es seguir presentándose como alternativa a Aragonès y romper el empate con los republicanos en a las próximas elecciones al Parlament, cuya fecha teórica es en febrero de 2025. Aunque en política catalana nunca se sabe.