La extraña desaparición de dos hermanos en un hospital catalán: “35 años después sigue habiendo esperanza”
La noche del 4 al 5 de septiembre de 1988, los hermanos Isidre y Dolors Orrit, de 5 y 17 años, desaparecieron del Hospital Sant Joan de Déu de Manresa (Barcelona) sin dejar rastro. Más de treinta años después de su desaparición, el caso continúa sin resolverse.
Este es el punto de partida del documental ‘Els Orrit’, estrenado en el marco del Festival Docs Barcelona, como la primera mirada cinematográfica a esta historia familiar. “Un documental que muestra una visión amplia, sincera y transparente de todo lo que pasó”. Así es como define Marc Solanes, director y periodista, su último trabajo, del que es director junto al cineasta Ferran Ureña.
Se trata de un film que intenta reconstruir los hechos de 1988, pero es sobre todo “una alegoría del dolor y la pérdida” de los familiares durante todos estos años. “Era un caso del que se había hablado mucho, pero faltaba información”, explica. “Parecía que los medios de comunicación se copiaban unos a otros todo el rato”.
Durante el proceso de documentación, les sorprendió que de todos los hermanos Orrit, solo hablara Mari Carmen. “Solo con su testimonio no teníamos documental, era un reportaje más de entre cientos”, confiesa Solanes. “Nos pusimos en contacto con Iciar Iriondo, criminóloga y abogada del caso y a partir de ahí nos ganamos su confianza hasta que la familia accedió a hablar con nosotros”, explican.
“El objetivo era hacer un documental que huyera del sensacionalismo con el que los medios de comunicación han tratado el caso hasta ahora”, cuenta Solanes. El film intercala los testimonios de cuatro de los hermanos Orrit: Rosa, Jordi, Mari Carmen y Alfred, junto al del detective del caso y otras personalidades como el periodista Paco Lobatón, que en 1988 era presentador del programa ‘Quién sabe dónde’, un espacio televisivo que jugó un papel clave en la investigación que se estaba llevando a cabo en Manresa.
Mari Carmen Orrit, la cuarta de los quince hermanos, explica que este enfoque pulcro y sin sensacionalismos quedó claro desde el principio. “Es la primera vez que se trata el caso con justicia y respeto”, apunta Mari Carmen. “El documental incluye todas las parte implicadas, los que no han querido hablar, ya lo han hecho sin quererlo”, añade.
Una familia numerosa
Los Orrit Pires eran 15 hermanos. El padre, Alfredo, era un hombre portugués muy trabajador e implicado en la educación de sus hijos. La madre, Maria, una mujer entregada en las tareas domésticas.
“Éramos una familia humilde, pero muy feliz”, explica Mari Carmen en conversación telefónica. La familia de Sallent vivía en la ‘Fàbrica Vermella’, una antigua factoría textil en las afueras de Manresa. “Todos los niños teníamos muy buena relación, íbamos juntos al colegio y jugábamos en el patio cada tarde”, cuenta.
Tras la muerte del padre de la familia, el más pequeño de la familia, Isidre, fue ingresado en el Hospital de Manresa por una infección en la boca. Fue precisamente una de esas noches cuando desapareció junto a su hermana Dolors. Era la segunda noche que pasaba en el hospital, pero no fue hasta la mañana siguiente, a eso de las 6:00 horas, cuando se dieron cuenta de que los niños no estaban.
Nadie les dijo nada: los niños habían desaparecido y nadie había visto ni escuchado nada extraño. El Hospital Sant Joan de Déu de Manresa, señala el documental, se desentendió de la desaparición de los menores y nunca ha querido hacer declaraciones.
Lejos del ‘true crime’
La propuesta podría definirse más por lo ausente que por lo presente. Más allá de las fotos del archivo familiar a modo de transición, no hay dramatizaciones ni músicas llamativas. El documental mantiene las distancias respecto a las convenciones del true crime y del reporterismo de sucesos. La clave: no hay voz en off ni ningún narrador, es la voz de la familia la que conduce todo el documental.
“El caso daba para poner voces dramatizadas y recreaciones de escenarios, pero no quisimos”, confiesa Ureña. Los directores contaban con todo el sumario del caso, un documento que, según ellos, era bastante “escatológico” y tenía detalles muy concretos sobre los menores o el informe de los servicios sociales. “Si queríamos enganchar al espectador, lo teníamos fácil, pero ese no era nuestro objetivo”, explican.
La familia ve el estreno como una nueva difusión del caso y restan a la espera de que pueda surgir algún testimonio o alguna pista que les permita tirar del hilo para saber si Dolors e Isidre están vivos. “Tenemos la esperanza de que el documental remueva la conciencia de aquellos que saben algo sobre la desaparición y lo expliquen anónimamente”, confiesa Mari Carmen. “El delito prescribió hace 20 años, aunque los hubieran matado, no les pasaría nada”.
Los Orrit piden que la desaparición de Isidre y Dolors se revise como una desaparición y no como un delito, como se ha tratado hasta ahora. Argumentan que, desde el primer momento, la policía contempló el caso como el rapto de un niño y la inducción al abandono del hogar de la niña, pero aseguran que “no hay ninguna prueba”.
Ahora, Mari Carmen sigue hojeando la libreta roja donde su madre anotaba cada día todos los pasos que hacía para intentar encontrar a sus hijos. Hay tristeza, dolor, culpabilidad, rabia e impotencia en el seno familiar. Pero no tira la toalla. “35 años después, sigue habiendo esperanza”, concluye.
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