Alberto Núñez Feijóo y el sindicato UGT han escenficado este lunes la cordialidad dentro de la discrepancia que mantener como guia de las relaciones entre el principal partido de la oposición y uno de los dos grandes sindicatos españoles. El presidente del PP ha roto una tradición de los jefes de su partido y ha participado en el congreso que el sindicato está celebrando en Barcelona, ocasión que ambos, tanto Feijóo como la UGT, ha aprovechado para hacerse peticiones mutuas.
Después de detallar algunos de los principios con mayor acento social que forman parte del programa electoral de Feijóo, el líder del PP ha reclamado a los delegados sindicales presentes que apoyen su ley de conciliación, ahora bloqueada en el Congreso.
“Creo que los trabajadores necesitan ampliar a 20 semanas los permisos de paternidad y maternidad, necesitas escuelas infantiles en toda España y mayor flexibilidad laboral, tanto un banco de horas como una jornada flexible”, ha defendido Feijóo, como principales atractivos de su propuesta, aunque sin citar algunos de los aspectos más criticados por los agentes sociales.
El secretario general de la UGT de Catalunya, Camil Ros, que también ejerce como presidente del congreso confederal, ha aprovechado la alfombra tendida por Feijóo para girarle una reclamación de vuelta. “Estaría bien que en el próximo medio año, un voto a favor o incluso una abstención a favor de la reducción de jornada, no nos vendría mal”, ha sugerido, levantado aplausos.
Las peticiones mutuas podrían suponer una contradicción, ya que mientras la propuesta del PP propone una reducción de la semana labora a cuatro días eso no supondrá una reducción de horas semanales trabajadas, que quedaría en 40. Por tanto, es una visión que choca con la de UGT, que en estos momentos negocia para conseguir que el Gobierno apruebe las 37,5 horas semanales.
Aunque Feijóo ha asegurado que no se sentía jugando “fuera de casa”, el presidente del PP ha tirado de humor para ganarse a una audiencia difícil. “Como la mayoría de ustedes no me votaron no pude ser presidente del Gobierno, así que he conocido a Pepe Álvarez pero aún no he podido acordar con él nada”, ha bromeado Feijóo.
Esta chanza sin embargo ha servido para que el jefe de la oposición muestre su cercanúa con Álvarez, secretario general que revalidará su mandato en este congreso. Ambos, Álvarez y Feijóo, se han mostrado abiertos a explorar acuerdos tanto ahora como tras un posible cambio de gobierno.
El líder del PP ha evitado lanzar críticas directas al Gobierno de Pedro Sánchez –una vicepresidenta del Ejecutivo como Yolanda Díaz estaba presente en el auditorio–, pero sí ha aprovechado para subrayar las cuestiones con las que difiere de la actual política económica y laboral.
“El triunfalismo económico es un error que pagaremos todos”, ha dicho, tras lo que ha apuntado a la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores debido a la inflación y a que no se le han rebajado los impuestos, así como el temor de las generaciones jóvenes a vivir peor que sus padres. Feijóo ha defendido también la revalorización de las pensiones y ha criticado, sin citarla, la crisis de Muface, que ha interpretado como “poner en riesgo la sanidad pública”.
Tras reinvindicar un origen familiar humilde y una relación de muchos años con los sindicatos –Feijóo ha revelado que llegó a ser delegado sindical, aunque no por UGT sino en una candidatura independendiente–, el jefe de la oposición ha reafirmado su promesa de mantener el máximo respeto al dialogo social si llega al Gobierno. “Mi objetivo es defender el interés general”, ha dicho.
Feijóo ha intervenido en el 44º Congreso Confederal de UGT, convirtiéndose en el primer jefe de la oposición que participa en un congreso del principal sindicato español. Inicialmente, el objetivo del líder del PP era buscar complicidades para su propuesta de ley de conciliación, una batería de medidas que entre otras cuestiones aceptaría reducir la semana laboral, aunque no así las horas efectivas trabajadas. Pese a la diferencia de las propuestas, el secretario general del sindicato, Pepe Álvarez, mantuvo el mes pasado contactos con Feijóo para acercar posturas.