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El 'glamping' gana adeptos en la Costa Brava: “La experiencia de acampar se ha elitizado y diversificado”

Una noche para dos personas en esta tienda tipi de estilo indio puede rozar los 300 euros durante el mes de agosto.

Carla Quintana

Barcelona —

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Despertar bajo un sol abrasador en el interior de una tienda de campaña no es, probablemente, la opción más seductora para aquellos que anhelan una escapada veraniega, relajada y cómoda. Sin embargo, en un rincón pintoresco de la Costa Brava, un resort ha redefinido por completo la experiencia de acampar, elevándola a nuevas formas de lujo.

En las inmediaciones de la Cala de Sa Riera, ubicada en el pueblo pesquero de Begur (Girona), se erige una meca del glamping –con tiendas de campaña o cabañas bonitas, cómodas y sostenibles– donde antes se emplazaba el antiguo camping El Maset. Durante más de medio siglo, este último recinto era el típico camping, con parcelas delimitadas para tiendas o bungalós habitados por familias y grupos de jóvenes.

Ahora ya no acoge campistas, sino glampistas, un término que proviene de la fusión de “glamour” y “camping”. Y se refiere a las diferentes formas de alojamiento que brindan la oportunidad de acampar en espacios abiertos, pero con comodidades incluso similares a las de un hotel de 5 estrellas.

“La vivencia del glamping va más allá de lo que históricamente ha ofrecido la industria del camping”, asegura Israel Martínez, director de Talaia EcoResort Begur, uno de diversos negocios que proliferan en el territorio catalán. Lo cierto es que este tipo de segmento turístico no deja de reinventarse, razón por la que también aspira a dejar de posicionarse como la alternativa económica a los hoteles o apartamentos turísticos.

Por ejemplo, reservar en este resort una noche para dos personas en una tienda de campaña tipi de estilo indio, puede costar 300 euros durante el mes de agosto, mientras que una parcela en un camping tradicional oscila unos 30 euros de media. Los precios hablan por sí solos y son el reflejo de esta evolución hacia la exclusividad, que reúne multitud de servicios en equipamientos que buscan la eficiencia energética para generar el mínimo impacto medioambiental.

“El problema de los glampings que hay en grandes complejos turísticos es que, inevitablemente, requieren más recursos e infraestructuras en su despliegue que un camping convencional, por muy sostenibles que sean sus materiales”, apunta una activista de la plataforma Salvem Begur. Esto implica, por otro lado, que en los últimos años se “haya elitizado del camping” y que su accesibilidad “no sea tan horizontal y asequible para todos los públicos”, concluye.

El camping, cada vez más sostenible, pero también más exclusivo

El crecimiento del camping y de su actividad turística ha ido respaldado por grandes inversiones que, progresivamente, han ido desdibujando el concepto del camping tradicional en pos de la sofisticación, la sostenibilidad y la comodidad. “Alrededor del 35% de los campings catalanes cuentan con una zona de glamping, calcula Miquel Gotanegra, presidente de la Federación de Campings de Catalunya.

Los alojamientos glamping ya son una tendencia más que palpable en los grandes espacios campistas de la comunidad catalana. La amplia gama de opciones que propone esta forma de turismo guarda una relación directa con el incremento de los precios, ya que va acompañada de una mejora continua de los servicios disponibles en las instalaciones de acampada.

Algunas voces críticas de la plataforma SOS Costa Brava objetan que el contraste entre el elitismo del glamping y la esencia básica y sostenible del camping tradicional plantea interrogantes sobre cómo equilibrar la evolución de la oferta turística. Surge así un debate en torno a la estructura del camping convencional, la cual ha representado históricamente uno de los segmentos turísticos más austeros y respetuosos con el medioambiente.

Gotanegra constata que “la industria del camping está avanzando a pasos agigantados en la profesionalización y diversificación de oferta turística”. Argumenta, pues, que estos recintos se han convertido en los “grandes parques vacacionales de nuestro país”, gracias a “su capacidad para ajustarse a las tendencias y exigencias del entorno”.

“La variedad de la oferta y las modalidades de alojamiento han permitido transformar el perfil del campista”, señala Gotanegra, remarcando que la industria del camping “se ha reinventado en favor de la calidad”, para dejar de ser una opción vacacional dirigida principalmente a “jubilados o familias numerosas”. 

Caravanas, autocaravanas, mobilehomes, tiendas de campaña con un toque de elegancia e incluso acogedoras cabañas o bungalós. Estas representan algunas de las alternativas de hospedaje que se han ido ampliado significativamente en los campings, captando así a viajeros con gustos y edades diversas. 

Sa Riera, ¿paraje natural o territorio urbanizado?

El lujo y la sostenibilidad son las características que más destacan en la web del parque vacacional de Talaia Plaza EcoResort Begur, “que se ha convertido en el primer complejo turístico de toda España en obtener sello Beyond Green”, comenta Martínez enorgullecido. Esta certificación requiere cumplir con más de 50 indicadores alineados con los estándares mundiales de turismo sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

En referencia al gran número y variedad de alojamientos de los que dispone este gran resort, la activista de Salvem Begur lanza la siguiente pregunta: “¿Cómo la gente puede estar dispuesta a pagar tanto por un glamping para estar apiñada junto a otras tiendas o bungalós y, además, dentro de un recinto que tiene más cemento que espacios naturales?”. Según su opinión, este tipo de turismo no ofrece una experiencia “real” de contacto con la naturaleza.

Diversas entidades vecinales y medioambientales de la Costa Brava en Catalunya lamentan que Sa Riera se ha convertido en un “paraje de cemento”. A escasos metros de Talaia Plaza EcoResort Begur, se han edificado 52 chalés del macrocomplejo urbanístico Jardins Sa Riera Living, que ahora están bajo litigio judicial por decisión del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).

En 2020, las organizaciones Ecologistas en Acción, SOS Aiguafreda y Salvem Begur denunciaron al Ayuntamiento de Begur para invalidar la licencia de obras que permitía aumentar la presión urbanística en esta zona protegida de Sa Riera.

La deforestación de tres hectáreas de bosque y la extracción de miles de metros cúbicos de tierra “constituyen razones suficientes para cuestionar la legalidad de proyecto”, alegaron las organizaciones demandantes, que esperan que el TSJC emita finalmente un fallo en contra de la constructora y exija su demolición.

“En Sa Riera antes había una montaña verde, pero ahora se ha tornado de color gris: una parte la cubren las edificaciones de la promoción Jardins Sa Riera Living y la otra está plagada de apartamentos, bungalós y glampings de Talaia EcoResort Begur”, explica la activista de la plataforma Salvem Begur. 

Las asociaciones ecologistas temen el impacto medioambiental que estas dos grandes infraestructuras puedan ocasionar a largo plazo. A pesar de las certificaciones de sostenibilidad que avalan las prácticas de Talaia EcoResort Begur, es innegable que la fisionomía natural de la Cala de Sa Riera ya no volverá a ser la misma. 

La pandemia y el impulso del camping

En el 2022, se registraron un total de 18,6 millones de pernoctaciones en los campings catalanes, lo que representa un incremento del 6,5% en comparación con el año anterior, que estuvo condicionado por las limitaciones derivadas del Covid. El presidente de la Federación de Campings de Catalunya asegura que fue precisamente la pandemia la que afianzó esta opción turística al aire libre. “Ahora se ha fidelizado un perfil de cliente más local que compite en número con el extranjero procedente de Francia, Holanda y Alemania”, destaca.

Antes de la crisis sanitaria, el concepto del camping podía evocar imágenes de tiendas de campaña en festivales de verano o escapadas familiares tradicionales. Sin embargo, con la necesidad de distanciamiento social y una mayor conciencia sobre la importancia de los espacios abiertos, el camping ha experimentado un renacimiento que va mucho más allá de las connotaciones previas.

Además, Catalunya se ha consolidado como el destino predilecto de los campistas nacionales y extranjeros en España. Esta actividad turística no deja de aumentar en visitantes, hasta el punto que, en la actualidad, la región catalana alberga 353 áreas de acampada capaces de proporcionar alojamiento a un total de 270.342 personas. 

Para este 2023 se prevé que las reservas del sector del camping en España batan de nuevo cifras de récord. Así lo corrobora un informe elaborado por la plataforma de alojamientos al aire libre Pitchup, que posiciona al camping como la mejor categoría turística para crecer durante este año.

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