El Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona ha detectado desde principios de año cinco casos de bebés con traumatismo craneal abusivo, también conocido como 'síndrome del bebé sacudido', al ser un traumatismo provocado por un zarandeo al neonato. La cifra registrada en solo los primeros seis meses de 2022 supone ya cuatro casos más que en todo 2021.
Ante esto, el hospital ha iniciado un programa de prevención para informar a todos los padres, madres y cuidadores de los niños que nacen en el Vall d'Hebrón de los riesgos y las consecuencias que puede tener sacudir un bebé. Un zarandeo de solo unos segundos puede dejarlo ciego, provocarle secuelas neurológicas irreversibles o incluso la muerte.
Cèsar Ruiz, jefe de sección de Neonatología del Vall d'Hebrón, afirma que todavía no se puede asegurar que el crecimiento del número de casos sea una tendencia y se muestra prudente ante los cinco casos detectados desde inicios de año. “La causa no la sabemos, nos sorprende, pero nos congratulamos de haberlo diagnosticado”, indica. De estos cinco casos, se ha podido detectar a tiempo algún caso con lesiones leves -los más difíciles de detectar-, hecho que ha evitado que acaben siendo casos graves.
Ante una posible sospecha se retiene al bebé y se examinan las lesiones. Los síntomas más frecuentes de un traumatismo craneal abusivo son la hemorragia cerebral y retiniana, las fracturas óseas -por ejemplo, lesiones en las costillas-, y las secuelas neurológicas.
Según señala, no es fácil diagnosticar el síndrome del bebé sacudido, puesto que no existe ninguna prueba específica que indique que el mecanismo de lesión ha sido el zarandeo. “Para llegar al diagnóstico tienes que sospecharlo, buscar las lesiones que sabes que se pueden producir por este mecanismo y a la vez haber descartado otras causas que puedan provocar lesiones similares”, relata. Además, indica, casi nunca se admite por parte de los padres que ha habido un zarandeo e incluso se niega, hecho que todavía complica más el diagnóstico médico.
En el caso de sospecha de traumatismo craneal abusivo, el equipo multidisciplinario formado por profesionales clínicos y de la Unidad de Trabajo Social realiza las comunicaciones a la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), a la fiscalía de menores y al juzgado de guardia.
El llanto desconsolado, un posible desencadenante
El doctor Ruiz asegura por su experiencia con casos registrados los últimos años que a pesar de que no hay un perfil único de familia sí que hay dos componentes importantes: la dificultad del control de los impulsos y el hecho de que suelen ser familias sometidas a gran cantidad de factores de estrés social, como por ejemplo problemas económicos. “Por eso, un niño que llora desconsoladamente puede ser el 'trigger' (desencadenante)”, dice.
En los casos de los lactantes se ha observado que el desencadenante principal es, de hecho, el llanto continuado del bebé y habitualmente son los hombres quienes ejercen más este tipo de violencia. Los picos de incidencia se registran en niños de dos y ocho meses. También influyen factores como por ejemplo unas expectativas no realistas sobre el desarrollo del bebé, el estrés, la violencia machista o el uso de alcohol u otras sustancias, así como haber estado víctima de violencia en la infancia.
Programa preventivo
“Los padres tienen que saber que los niños lloran entre dos y tres horas al día o más y es su forma de manifestarse”, apunta Carmen El Ouahabi, enfermera de Obstetricia del Vall d'Hebrón. Por eso, remarca la importancia de que padres, madres y cuidadores con niños nacidos en el hospital se vayan a casa con toda la información sobre los cuidados al bebé. “Muchas veces es por desconocimiento, por no saber qué consecuencias tan graves puede tener el zarandeo del bebé”, añade.
Es en este contexto que el equipo EMMA- Unitat de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolèscencia y el Servicio de Neonatología del centro han iniciado un programa preventivo. Ahora, por lo tanto, todas las familias con neonatos reciben la información por parte de los equipos de enfermería. Concretamente, las enfermeras informan verbalmente a los padres y madres de los bebés ingresados en la planta y les dan un tríptico informativo elaborado por la Agencia de Salud Pública de Cataluña.
El tríptico da consejos y recomienda a los cuidadores hacer relevos con otras personas que prueben de calmarlos si otras técnicas, como mecerlos, no funcionan. Además, la alerta sobre los riesgos que comporta el zarandeo también figura por escrito en el informe de alta que reciben los progenitores.
En los últimos once años el Vall d'Hebrón ha atendido 27 casos de niños con traumatismo craneal abusivo, con una media de dos o tres casos al año. Los síntomas por los que las familias acuden a los servicios de salud suelen ser las convulsiones, y la mitad de los pacientes presentan una sintomatología muy grave. Un 40% de los pacientes presentaron algún tipo de déficit cognitivo cuando se les dio el alta y dos (un 7%) murieron.