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Junts controlará el 60% del presupuesto del nuevo Govern de Pere Aragonès

El secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, durante una rueda de prensa

Pau Rodríguez / Arturo Puente

19 de mayo de 2021 22:58 h

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ERC se ha hecho por primera vez en 80 años con la presidencia de la Generalitat, pero para lograrlo, en una agónica negociación con Junts, ha concedido al partido de Carles Puigdemont y Jordi Sánchez algunos de los departamentos con mayor peso presupuestario. Igual que en 2018 la presidencia para Quim Torra conllevó que los republicanos, a cambio, controlasen buena parte del gasto social, ahora será al revés. Tomando como referencia las cuentas de 2020, y a la espera de que se detalle quién se queda con algunas áreas todavía no concretadas, con el actual reparto de carteras los posconvergentes gestionarán aproximadamente el 60% del dinero público que depende de la Generalitat. Esto además de la llave del grifo que asigna recursos al resto: el departamento de Economía. 

El organigrama que Pere Aragonès y Jordi Sánchez pactaron encerrados en dos masías, durante el fin de semana pasado, de entrada supone el traspaso a manos de Junts del departamento de Salud, que se suele llevar poco menos de un tercio del presupuesto público –más aún con la pandemia–. En total, 9.700 millones el año pasado que podrían verse incrementados significativamente si se cumple tanto el acuerdo firmado entre ambas formaciones de la coalición como el de ERC con la CUP. Pero además de esta cartera, que previsiblemente dirigirá Josep Maria Argimon, los posconvergentes tendrán bajo su control conselleries como Políticas Digitales, Infraestructuras y Agenda Urbana –que incluye partidas como la de Transportes o Vivienda–, Universidades e Investigación o Derechos Sociales.

Si se suman las áreas de gobierno que incluyen estas y las demás conselleries de Junts (Economía, Justicia y Acción Exterior), el resultado es que tendrían en torno a un 60% de lo que fue el presupuesto de 2020, que para este año está prorrogado. A la hora de hacer los cálculos, hay que tener en cuenta que no solo se han intercambiado las carteras respecto al mandato pasado, sino que muchas se han troceado y otras se han creado de nuevo. Por ejemplo, de la conselleria de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, ERC conservará las políticas de ocupación, dentro de la conselleria de Empresa y Trabajo, y las de igualdad, dentro de la nueva Feminismos e Igualdad.

El reparto a nivel competencial y presupuestario es favorable a Junts, pero no tanto como lo fue en 2018 para los republicanos. En el reparto del Govern de Torra, ERC logró acaparar hasta el 76% del presupuesto, dado que también tenía Educación, que ahora seguirá manteniendo. Este es el segundo departamento en cuanto a gasto y suele suponer más del 15% del total. La pretensión de Junts en la negociación de las últimas semanas era hacer un cambio de manos en todos los departamentos, lo que hubiera significado entre otras cosas que los de Jordi Sànchez controlaran las tres carteras con más recursos: Salud, Educación y Asuntos Sociales. Una propuesta que ERC rechazó de plano.

Finalmente los republicanos retienen Educación y ganan competencias tanto en administraciones públicas como en sostenibilidad. Para ello, el equipo de Aragonès ha logrado disolver algunos departamentos fuertes, como el de Territorio o reestructurar una parte de Políticas Digitales, creando una conselleria de amplias competencias en Presidència y dos nuevas carteras, Feminismos y Acción por el Clima, ambas gestionadas por los republicanos. Presidència además pasa a asumir la gestión de los 200.000 funcionarios de la Generalitat, que antes dependían de Junts.

Pese a esto, en el nuevo Ejecutivo ERC se queda con algunas de las conselleries de menor peso contable. Además de las ya citadas, están Interior, Cultura o Trabajo y Empresa, otra de las que ha sufrido una reestructuración en el nuevo esquema de Govern. Así, finalmente, aunque los socios de coalición tendrán el mismo número de carteras, las de Junts tendrán un mayo peso presupuestario, mientras que ERC se asegurará cargos de mayor visibilidad, puesto entre el que cuentan con una portavocía del Ejecutivo que podría no ocupar ninguno de los consellers.

Este nuevo equilibrio ha provocado ya que algunas formaciones, como En Comú Podem o el PSC, hayan alertado de un potencial giro a la derecha en las políticas sociales del Govern. Especialmente duros han sido los comuns, que aprobaron las cuentas del Ejecutivo en 2020, y que recelan de que consellers de Junts estén al frente de departamentos como Salud o Derechos Sociales en plena crisis de la COVID-19. 

Economía y los fondos europeos

En materia económica, la otra gran clave del reparto de cuotas de partido es que Junts dispondrá de la vicepresidencia económica, donde muchas voces situaban a Elsa Artadi hasta que ella misma se ha descartado. Con la incógnita de quién lo comandará, el económico es un departamento con muy poco gasto asociado, pero del que dependen las partidas de todos los demás. Es la llave del grifo, que antes tuvieron Oriol Junqueras y su sucesor, Pere Aragonès, y que ahora queda en manos de Junts. En el actual contexto de recuperación económica tras la pandemia, faltará por ver quién acaba por gestionar los fondos europeos de reactivación, que orgánicamente dependerán de Economía, pero que según el acuerdo de gobierno se manejarán desde una comisión interdepartamental en la que habrá cargos de todas las áreas del Ejecutivo.

La fórmula elegida para la gestión de los fondos Next Generation es también un acuerdo de compromiso para repartir el peso entre los socios. La comisión interdepartamental acordada contará con la presencia de todos los consellers y también de los altos cargos que se nombren para ello, con lo cual reproducirá el peso del consejo de gobierno, en el que ERC se ha garantizado tener un miembro más que Junts, ocho de los primeros contra siete de los segundos. Esta es una forma de compensar el peso que una vicepresidencia económica podría tener en la asignación de estos recursos. También el párrafo acordado sobre los criterios para repartir los fondos evita la concreción para permitir acomodar casi cualquier proyecto.

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