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Los Mossos implican en la preparación de los atentados de Barcelona a los dos acusados que se desvincularon de la célula

Oukabir, de pie, junto a Houli (i) y Ben Iazza (d)

Oriol Solé Altimira

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Driss Oukabir y Said Ben Iazza, los dos acusados por preparar los atentados de Barcelona y Cambrils, han visto este miércoles como su tesis de defensa se empieza a tambalear. Los dos máximos responsables de los Mossos d'Esquadra en la investigación de los ataques han implicado de forma activa a Oukabir y a Ben Iazza en la preparación de los atentados del 17 de agosto de 2017, al contrario de lo que alegaron los acusados este martes.

En el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional no se juzgan a los autores materiales de los atentados porque todos ellos fueron abatidos por los Mossos. Pero sí se sientan en el banquillo dos presuntos integrantes de la célula (Oukabir, que se habría echado atrás en el último momento, y Mohamed Houli, herido en la explosión del chalé de Alcanar que precipitó los ataques) y un colaborador de los yihadistas, Ben Iazza. La Fiscalía pide para ellos 36, 41 y 8 años de cárcel respectivamente.

En la sesión de este martes y en busca de una rebaja en su condena, Houli se declaró “arrepentido” y alegó que había colaborado en todo momento con la investigación. Una estrategia opuesta a la de Oukabir y Ben Iazza, que negaron cualquier vinculación con la célula. Oukabir llegó a decir que no conocía al imán Es Satty, el religioso que radicalizó a los jóvenes de Ripoll, y también aseguró que nada tenía que ver con el Islam porque cuando los atentados él fumaba, bebía y se iba de prostitutas.

Por contra, los investigadores de los Mossos han explicado que Driss Oukabir se integró en la célula en mayo de 2017 a través de su hermano pequeño Moussa. Por aquellas fechas los planes terroristas ya estaban avanzados. Fue con Moussa (abatido en Cambrils) precisamente con quien, según los investigadores, más contacto tuvo Driss: dos semanas antes de los atentados, en conversaciones de Facebook desde Marruecos, Driss le indicó que ya había arreglado “los teléfonos” que presuntamente usaría la célula para sus planes, y afirmó que estaba mucho mejor en ese país que en España con los “infieles”.

Al contrario de lo que relató en el juicio, los investigadores han explicado que antes de los atentados Driss Oukabir sí era una persona religiosa, pues animó a su novia a vestir el nikkab con el argumento de que Dios “se lo iba a compensar”. Además, un testigo situó en la casa de Alcanar a Driss Oukabir, pese a que el acusado afirmó no haber estado nunca.

Si bien los mossos no han encontrado un contacto directo entre Driss Oukabir y el líder espiritual de la célula, el imán Es Satty, los agentes lo han atribuido a los antecedentes policiales del acusado (entre ellos, por maltrato a una expareja), lo que hacía, según los investigadores, que apagara su móvil cuando se encontraba con el imán.

Respecto a Ben Iazza, los agentes han explicado que prestó su furgoneta isotérmica (trabajaba en una carnicería de Vinaròs, al lado de Alcanar) con la que los terroristas transportaron hasta el chalé los precursores de explosivos que compraron en distintas localidades. Ben Iazza negó este martes conocer al imán y aseguró que con el resto de miembros de la célula no habló “ni de bombas ni de religión”.

Además de desmentir los alegatos de dos de los tres acusados, los investigadores de los Mossos también han puesto en duda la colaboración que reivindicó Houli, herido en la explosión del chalé de Alcanar, que frustró los planes iniciales de la célula de provocar una masacre en la Sagrada Familia y el Camp Nou de Barcelona y provocó que improvisaran los atropellos de la Rambla y Cambrils.

Los agentes han explicado que la primera declaración de Houli se realizó el 17 de agosto una hora antes del ataque de la Rambla, cuando todavía no habían podido relacionar el derrumbe del chalé con la célula yihadista. Según ha explicado uno de los agentes que le tomó declaración, Houli manifestó a los Mossos que las personas que vivían en la casa de Alcanar (que en un principio no identificó) le dijeron que la pólvora que tenían era para fabricar un “prototipo de petardo” y las bombonas para un negocio que no le concretaron.

No fue hasta que hallaron su pasaporte en la furgoneta de la Rambla que admitió la fabricación de explosivos en Alcanar, pero tampoco dio más nombres. “No aportaba nada nuevo que no supiéramos ya”, ha zanjado el subinspector de los Mossos.

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