El músico independentista que amansa a los manifestantes: “La guitarra es mi metralleta”

Son las 23:30 horas del pasado domingo frente a la Jefatura Superior de Policía en la Via Laietana. La concentración y sentada espontánea convocada por Tsunami Democrátic comienza a languidecer y varias decenas de encapuchados toman los puestos de vanguardia junto a las vallas que separan la calle del edificio policial. Enfrente, protegiendo la fachada del edificio, una unidad de antidisturbios equipados con cascos y con los escudos en alto empiezan a tomar posiciones. Detrás, aparecen ya las escopetas de pelotas de goma. Los policías se mueven de manera nerviosa, lo que hace intuir que algo puede pasar. El humor en los asistentes empieza a enrarecerse y la tensión, a contaminar el ambiente. 

En ese momento, por la retaguardia de la primera línea de manifestantes aparece Francesc, un hombre con una prominente barba y su guitarra decorada por un lazo amarillo. Este militante independentista nacido en Ciutadella (Menorca) empieza a tocar la guitarra a 15 metros de los antidisturbios. Su gesticulación y el ritmo de sus canciones, muy críticas con el Estado y la policía, hacen que los jóvenes que estaban pegados a la valla y desafiantes ante los antidisturbios se giren hacia él y formen un círculo.

Comienzan las risas y hay hasta quien empieza a bailar al son de “lo llaman democracia y no lo es”. Incluso algunos y algunas encapuchadas se suman a la fiesta de Francesc. Este músico, habitual en todas las concentraciones contra la sentencia que se han celebrado en Barcelona, combina letras independentistas con una interpretación teatral y burlesca contra los argumentos del Estado para combatir el desafío secesionista. El poder de la música y de las letras acaba amansando a las fieras. 

Dos días antes esta arteria principal de Barcelona se había convertido en una verdadera batalla campal entre la policía y radicales antisistema que habían abanderado la manifestación independentista contra la sentencia del procés. El sábado la situación se consiguió frenar en parte gracias también a la actuación de un grupo de personas, el colectivo “En Peu de Pau”, que montó un cordón entre la policía y los grupos más beligerantes que no rehuyen el choque con la policía. Alegan que las barricadas son para defenderse de las cargas, pero al mismo tiempo comercios, bancos y hasta un teatro también sufrieron ataques.

Con su guitarra y su crítica sarcástica al Estado y en favor de la independencia, Francesc consigue apaciguar los ánimos y la sentada se convierte en una pequeña fiesta que media hora después finaliza. Pasan las doce de la noche y los manifestantes empiezan a dispersarse sin necesidad de que se desenvaine ni una sola porra. Misión cumplida, piensa Francesc para sí mismo. 

“Esta guitarra es mi metralleta”, parafrasea Francesc a la mítica Patty Smith. Este músico está convencido y quiere convencer con su música que la violencia no es el camino. “No nos lleva a ningún sitio”, apunta. Francesc tiene claro que Catalunya debe ser independiente, pero se muestra radicalmente contrario a los enfrentamientos con la policía. “Lo utilizarán contra nosotros”, dice.

Este animador de las manifestaciones repite en la concentración del lunes frente a la Delegación del Gobierno en Barcelona y el martes en la plaza de España, frente a una comisaría de los Mossos. Una vez más, su música reúne alrededor de Francesc a un gran número de manifestantes que hacen un círculo sobre él. Mientras cantan y critican duramente la actuación policial y reclaman la independencia se olvidan de la policía. Misión cumplida, protestas con lemas ácidos, pero pacíficas. 

“La idea es destensar. Y a veces parece que no, pero ayuda. La vía es reírnos y denunciar. Esto suma, siempre voy con la metralleta, que le llamo yo. Woody Guthrie, uno de los que más inspiró a Bob Dylan, ya llevaba una de estas”, señala a su guitarra y recuerda la inscripción que portaba el músico estadounidense en la suya: “Máquina de matar fascistas”. 

Francesc es de Ciutadella (Menorca) e independentista “desde los 18 años”, recuerda. Este músico tenía una bodega, pero explica que no acabó de ir bien el negocio. “Me gusta tanto la música que en lugar de darle la carta de vinos les daba cartas con canciones”, cuenta. “Aprendí a tocar hace siete u ocho años. A través de Youtube, no he ido a escuela, pero ves que con la música puedes llegar a mucha gente”, afirma. 

Francesc y los miembros de En Peu de Pau siguen convencidos en que algún día Catalunya será independiente, pero también que el proceso, sea cual sea el que el futuro le depare, debe ser pacífico. Y si es con música, mejor.