Que la ínfula versallesca con casino de juego y festival de música del castillo de Peralada dedique este verano en su recinto una exposición a Damián Mateu Bisa, uno de los fundadores de la dinastía familiar, a raíz del 150 aniversario del nacimiento forma parte de la hagiografía que se otorgan los grandes propietarios. Resulta más curioso, en cambio, que esa dinastía no cuenta con una biografía más allá de las propias autopromociones, pese al perfil marcado y polémico de las sucesivas generaciones, como si dominase todavía en la actualidad un respeto feudal.
Aun se hace difícil calificar de trapero de Llinars del Vallés al primer “Mateu de los hierros” instalado en Barcelona en 1809. Casado con Ángela Bisa Brillas, los herederos ampliaron el negocio hasta crear en 1888 la empresa Viuda e Hijos de Miguel Mateu, con representaciones internacionales del ramo del hierro. Uno de aquellos herederos era Damián Mateu Bisa (1864-1935), quien crearía en 1902 junto a un socio ingeniero suizo la factoría barcelonesa Hispano-Suiza, fabricante del “Cadillac español” y se enriquecería durante la Primera Guerra Mundial con la fabricación de motores de avión (la fábrica fue traspasada al INI en 1946 y derivó en la ENASA o Pegaso del barrio de La Sagrera). Desde 1906 tenía el almacén de hierros en el gótico Convento dels Àngels, retornado a la ciudad en 1978. Damián Mateu Bisa fue miembro activo de la Federación Monárquica Autonomista, a la derecha de la Lliga, y cultivó la amistad con el rey Alfonso XIII.
Miguel Mateu Pla (1898-1972), hijo de Damián y Mercedes Pla Deniel (hermana del cardenal primado de España), fue el heredero del negocio. En 1923 se casó con Julia Quintana Ylzarbe, de Celrá (su padre, Sixto Quintana, era el representante de la química alemana Basf en Barcelona). Durante el viaje de novios Miguel Mateu compró el castillo de Peralada por 400.000 pesetas y la mayoría de acciones del Diario de Barcelona, a la vez que se convertía en socio del Banco Urquijo en Cataluña, dirigido por Félix Escalas.
Desde el Castillo de Peralada huyó el 18 de julio de 1936 a Ginebra, para pasar al cuartel general de Franco en Salamanca. Fue designado por Franco alcalde de Barcelona de 1939 a 1945, embajador en París de 1945 a 1947, presidente de la Caixa de Pensions a partir de 1941, presidente de Fomento del Trabajo a partir de 1952, presidente de la Agencia Efe a partir de 1967, consejero nacional de Falange Española hasta su muerte en 1972, etc. Las visitas de Franco a Cataluña solían pasar por el castillo de Peralada de su amigo. Josep Pla calificó por escrito a Miguel Mateu como “un personaje siniestro, un burgués dominado por el miedo, por un ansia económica sin límites, el auténtico representante del franquismo en Cataluña” (Notes per a Sílvia, Obra Completa 26, 1974).
La hija única Carmen Mateu era “el mejor partido de la Barcelona de los años 50”, escribe Oriol Bohigas en sus memorias. Se casó con Arturo Suqué Puig, compañero de pupitre de Jordi Pujol en el Colegio Alemán, fhijo de Arturo Suqué Anguera (rico fabricante textil) y de Isabel Puig Palau (rica heredera de otra industria textil). A la boda celebrada en Peralada asistió Carmen Polo y el almirante Carrero Blanco.
El castillo de Peralada, gobernado ahora por Arturo Suqué y Carmen Mateu, convirtió una parte de las dependencias en casino de juego en 1979 y Suqué recibió la concesión de todos los casinos de Cataluña. El “caso Casinos” estalló en 1990 por la denuncia de un ex director financiero de la empresa contra el presidente Suqué, por desviar presuntamente 3.000 millones de pesetas a las cuentas de Convergencia Democrática de Cataluña como financiación irregular del partido. Las investigaciones parlamentarias realizadas en 1987 y 1992 terminaron en nada, así como la nueva instrucción judicial de 1995. La causa fue archivada en 1996.
El actual Grupo Peralada cuenta con 1.800 empleados y regenta viñedos y bodegas en Peralada y otros lugares, varios casinos, un golf con hotel en Peralada (inaugurado por Jordi Pujol en 1993), participaciones en distintas empresas, promociones inmobiliarias, etc. Los tres hijos Isabel, Javier y Miguel Suqué Mateu participan en la dirección de la empresa que tiene el castillo de Peralada como símbolo y reclamo. En tiempos de recortes, el festival privado de música de Peralada sigue recibiendo del departamento de Cultura de la Generalitat 200.000 euros anuales de subvención. La exposición de estos días en memoria de Damián Mateu Bisa en Peralada pone el acento en el rico patrimonio cultural que albergan la biblioteca y las colecciones del castillo.
Que la ínfula versallesca con casino de juego y festival de música del castillo de Peralada dedique este verano en su recinto una exposición a Damián Mateu Bisa, uno de los fundadores de la dinastía familiar, a raíz del 150 aniversario del nacimiento forma parte de la hagiografía que se otorgan los grandes propietarios. Resulta más curioso, en cambio, que esa dinastía no cuenta con una biografía más allá de las propias autopromociones, pese al perfil marcado y polémico de las sucesivas generaciones, como si dominase todavía en la actualidad un respeto feudal.
Aun se hace difícil calificar de trapero de Llinars del Vallés al primer “Mateu de los hierros” instalado en Barcelona en 1809. Casado con Ángela Bisa Brillas, los herederos ampliaron el negocio hasta crear en 1888 la empresa Viuda e Hijos de Miguel Mateu, con representaciones internacionales del ramo del hierro. Uno de aquellos herederos era Damián Mateu Bisa (1864-1935), quien crearía en 1902 junto a un socio ingeniero suizo la factoría barcelonesa Hispano-Suiza, fabricante del “Cadillac español” y se enriquecería durante la Primera Guerra Mundial con la fabricación de motores de avión (la fábrica fue traspasada al INI en 1946 y derivó en la ENASA o Pegaso del barrio de La Sagrera). Desde 1906 tenía el almacén de hierros en el gótico Convento dels Àngels, retornado a la ciudad en 1978. Damián Mateu Bisa fue miembro activo de la Federación Monárquica Autonomista, a la derecha de la Lliga, y cultivó la amistad con el rey Alfonso XIII.