El 12 de septiembre de 2012 Mas se convirtió en independentista. No creía en la independencia, tal como lo han hecho y lo hacen muchos catalanes y catalanas, en un sentido de ruptura para comenzar cambios profundos no sólo de relación con España sino también de cambios sociales y democráticos imprescindibles. Mas lo hizo como una fonambulística operación de engaño para poder mantener el poder y la política recortadora, corrupta y clientelar que lo caracteriza.
Perdió 12 diputados porque mucha gente no picó el anzuelo de un Molt Honorable President que recortó, recordemos, no por necesidad, sino en muchas ocasiones por convicción; para cambiar de raíz un modelo de cohesión social en el que no creía ni cree por razones ideológicas de derecha; catalana, pero derecha.
Mas ha utilizado durante dos años, hasta el 9N, el “Proceso” para sobrevivir cuando toda Europa se producían cambios de gobiernos recortadores, y cuando parece que el próximo 25 de enero esto mismo ocurrirá en Grecia, donde Samaras (el Rajoy o Mas griego) puede ser sustituido por una izquierda radical que sí tiene un programa de soberanía nacional para resistir el neoliberalismo de Merkel y los mercados, y para construir un país que merezca tal nombre.
Mas puso el post 9N al servicio de la refundación del fracasado proyecto de CiU, intentando utilizar y manipular con métodos casi camorristas (qué falta de escrúpulos tan aterradora) las nobles intenciones de tanta gente de ERC, el ANC y Omnium, al servicio de un nuevo período de supervivencia política.
Y algunos creemos que no es tolerable ahora la continuidad de un teatro y de una comedia que nos lleva de nuevo a 9 meses de más recortes, más corrupción y más frustración nacional.
Pero no desfallezcamos, al contrario, redoblemos esfuerzos para cambiar nuestra suerte en mayo, en septiembre y en noviembre. La Catalunya social sí puede abrazar un proyecto de país para una mayoría de la ciudadanía. Es necesario que comencemos a reducir los sectarismos de unos y otros (todo aquello de si unos son demasiado liberales, los otros demasiado radicales, los otros demasiado independientes y los otros demasiado comunistas -ah, sí, y me dejaba los demasiado populistas-). No veo a Mas, Duran y los grandes patrones de Catalunya hablando en términos análogos de sus diferencias.
Se necesitan diálogos, acuerdos y acciones conjuntas y coordinadas de la Catalunya social, democrática y alternativa a todo este estercolero. La alternativa es que cada cual haga la guerra por su cuenta, aceptando implícitamente que no somos capaces de ser alternativa y que jugamos en el mostrador de un activo, listo y tramposo MHP.
Saldremos de esta, confiemos en el impulso de la movilización y de la indignación acumulada. Estemos a la altura de las circunstancias, que significa hacer lo que la gente necesita y espera. No lo que creemos posible en nuestros reducidos mundos particulares (absolutamente respetables). Construyamos juntos con nuestro pueblo una lucha, pero sobre todo, construyamos juntos una esperanza en la victoria.