Jordi Pina: “El Supremo ha hecho de salvador de la patria y esto le correspondía a Mariano Rajoy o a Pedro Sánchez”
Al abogado Jordi Pina (Barcelona, 1965) el juicio del procés le ha cambiado la vida. En muchos sentidos. Además de ser su letrado, ha trabado una intensa amistad con el expresidente de la ANC Jordi Sànchez y los exconsellers Jordi Turull y Josep Rull. Pero también le ha hecho tambalear los cimientos de su confianza en la justicia tras más de treinta años de carrera.
De todo ello da cuenta en El judici de la meva vida (Columna), un libro en el que Pina muestra el lado más humano de los casi dos años de procedimiento judicial: visitas a prisiones madrileñas y catalanas, los saludos con los presos separados por el cristal del locutorio, la impotencia de cada negativa a la libertad provisional o la relación con las familias. Un relato muy personal que no esconde momentos duros.
El libro muestra una relación primero entre cliente y abogado y que acaba en amistad. ¿Es más difícil defender a un amigo que a un cliente corriente?
Sí. Indiscutiblemente. Siempre dicen que es mejor no defender a personas con las que puedes tener una relación cercana. En este caso, el hecho de ir a verlos semanalmente a la cárcel hace que el vínculo sea mucho más intenso. Personalmente sufres todas las resoluciones negativas. Cuando te deniegan una libertad siempre es un bofetón, pero con una persona con la que tienes una implicación emocional el bofetón todavía es más fuerte.
También explica que esta amistad hace más difícil en algunos momentos mantener la cabeza fría con la cuestiones estrictamente jurídicas, como cuando Rull, Turull y Sànchez se presentaron a las elecciones al Parlament y al Congreso.
Es que al final, ellos al margen de estar imputados son políticos y se presentan a las elecciones, con lo que tienen muchas cosas en la cabeza y tú también. Pero el procedimiento en el Supremo seguía, y se iban dictando resoluciones, y a veces quieres hacer mucho más de lo que piensas. Fundamentalmente lo que sufres más es de cabeza, en el sentido de no descansar. No me había pasado nunca. Ahora he vuelto a la normalidad de dormir, pero no recuerdo en esos dos últimos años haber dormido una noche entera del tirón. Porque te despiertas, piensas, vas dando vueltas al procedimiento... Cosas que te vienen a la cabeza y que te levantarías a medianoche para ir al despacho a trabajar. Mi cabeza no descansaba.
Qué ha influido más en la causa del procés, ¿las decisiones del juez instructor en la política? ¿O la política en las decisiones del juez? Ya sea primero en las prisiones provisionales o después en la vista en la que los presos viran su estrategia y cuestionan la imparcialidad del Supremo.
Desde el primer momento la actuación judicial ha estado condicionada por las personas que eran y por lo que se estaba investigando, es indiscutible. Y de alguna forma la política tenía una incidencia clara. En el libro explico que tengo el convencimiento de que si en el resultado de las elecciones del 21-D [cuando las fuerzas independentistas lograron la mayoría absoluta en el Parlament] el marco político en Catalunya hubiese sido distinto, ahora no estaríamos haciendo esta entrevista porque el resultado del procedimiento hubiese sido otro. Y no tengo dudas de que se hubiese dejado en libertad a los presos por aquello de que se disminuye el riesgo de reiteración delictiva, esa idea tan peregrina que se planteaba.
¿Han usado con demasiada ligereza el término 'juicio político'?
Me hace mucha gracia cuando se dice que 'hay tíos que dicen que es un juicio político' como si fuese una ofensa, un insulto. Es un juicio político claramente. Se mete en la cárcel a Jordi Turull en medio de su debate de investidura, y él un día antes hace un debate donde propone una acción de gobierno si es escogido president con un ojo mirando al Supremo. Si esto no es un juicio que incide en la política... Los abogados repasábamos los programas electorales, les decíamos que vigilasen lo que decían en los mítines... Esto hace que podamos decir claramente que es un juicio político.
En el libro cuenta que cuestionar la imparcialidad de los jueces del Supremo fue una de las cosas que le costó más.
Es que es lo peor que le puede pasar a un abogado. Presentarte y decirles a los que tienen que juzgar a tus clientes y amigos que no son imparciales no es la cosa que haga más ilusión del mundo. Cuando argumenté la falta de imparcialidad del tribunal y del instructor durante las cuestiones previas dije que para mí era horroroso tener que plantearlo, y que ojalá nunca me hubiera tenido que expresar en esos términos. Pero lo que es importante en esta vida es decir las cosas como mínimo con un apoyo objetivo. No eres un atolondrado que se levanta un día y dice que estos jueces no son imparciales porque no me gusta su cara o tengo miedo de que me condenen. Yo recuerdo las caras de los magistrados el día que hice las cuestiones previas y al final debían estar pensando 'este tío, vaya idiota'.
Esto es algo muy complejo porque a veces te puedes frenar pensando en tus clientes. A ti, como abogado, no te va a pasar nada, como mucho le vas a caer mal al tribunal. El problema es si le caen mal tus clientes. A un abogado le puede pasar que se frene a la hora de hacer una protesta o decir las cosas a la cara del tribunal, aunque sea siempre con educación y respeto, por lo que pueda pasar y por si termina pasando factura al acusado. Pero en este caso lo tenía muy claro. Es una de las cosas de las que más contento estoy, especialmente de los cuatro meses de juicio: no tengo la sensación de haber hecho dejadez de funciones. Todo lo que no me ha gustado de este procedimiento y que he considerado objetivamente que era injusto lo he denunciado.
Una de las cosas que más le dolió, cuenta en el libro, es que ni Carmen Lamela ni Pablo Llarena comunicaron personalmente las órdenes de prisión provisional.
Es cierto que esto pasa en muchas ocasiones y un purista me dirá que esta es una tarea que le toca al secretario o secretaria judicial, lo que ahora es el letrado de la administración de justicia. Ciertamente. Pero la jueza Lamela le dijo personalmente al major Trapero que quedaba en libertad sin ningún problema. Sin embargo, cuando tuvo que decírselo a Sánchez y Cuixart, entonces envió a la letrada. Pienso que un juez ha de poder notificar la orden de prisión personalmente si está convencido de que la resolución es justa.
Al inicio del juicio pidió al tribunal que hicieran de magistrados y no de salvadores de la patria. Leída la sentencia, ¿cree que le han hecho caso?hicieran de magistrados y no de salvadores de la patria
No me han hecho caso, no. Y lo creía así porque podía tener una duda razonable: si hay algo que los siete magistrados, los fiscales, las abogadas del Estado y Vox tienen en común es que quieren la unidad de España. Y alguno de la defensa también [ríe]. Cuando juzgas a señores que quieren romper esta unidad puede haber la tentación de no ser suficientemente objetivo a la hora de administrar justicia. Por eso les pedía que se olvidasen de ello y aplicasen estrictamente el Código Penal. Miren si la conducta tiene encaje o no en los tipos penales y si no, por mucho que les moleste lo que han hecho los acusados, que piensen que es una vergüenza, etc., les dije que no pensaran en eso, que no hicieran de salvadores de la patria, porque no es su función. La función de salvar la patria y la unidad de España le corresponde al señor Rajoy o al señor Pedro Sánchez, no a los jueces. Los jueces no me escucharon y han hecho claramente de salvadores de la patria.
Su compañero de estrados Xavier Melero nos explicaba la semana pasada que, tras analizar su papel en el juicio, concluía que no podía haber hecho nada distinto para cambiar el resultado de la sentencia debido a “una comprensión previa de los hechos”. ¿Está de acuerdo?para cambiar el resultado de la sentencia debido a “una comprensión previa de los hechos”
En esto coincido con Xavier. A nosotros el juicio nos fue de coña. Si se analiza el juicio, no hay un testigo que nos tirara por el suelo nuestra tesis por completo. Hay juicios de los que sales pensando 'ostras, este testigo me ha ido fatal y me ha hundido'. En el del procés no. La prueba nos fue de narices a las defensas, las acusaciones no aportaron, más allá de policías hiperventilados que hablaban de 'miradas de odio', ningún elemento suficiente para quebrar la presunción de inocencia. Por no hablar de la condena por malversación, que al final yo creo que estuve en otro juicio viendo la sentencia. Por eso yo concluyo que la sentencia no es justa. Y si la sentencia no es justa, el juicio no es justo. Si se hace un juicio en el que las pruebas van en una dirección y el tribunal dicta una sentencia diametralmente opuesta a las pruebas, es que no se ha hecho justicia. Por lo tanto, o el tribunal tenía una comprensión previa de los hechos o se ha metido unos tapones en los oídos durante el juicio.
De hecho, el tribunal no ha tenido en cuenta para redactar la sentencia a la mayoría de los testigos –policías y votantes del 1-O– por no considerarlos testimonios objetivos.
En esto el tribunal se hace trampas al solitario. De los testigos de la policía había muchos que mentían, de los ciudadanos que yo aporté no mintió ni uno. Y no vale decir que como lo que decían los policías, tras ver los vídeos, no se ajustaba a la realidad, pues lo que dicen los ciudadanos tampoco. Policías que declararon una cosa, en los vídeos se veía que hacían una distinta. Con los ciudadanos esto no pasó. Como si el tribunal valora la prueba de los policías tiene que decir que la actuación policial fue desproporcionada, y encima algunos agentes vienen a exagerar las cosas, opta por una solución salomónica y no valora a nadie. Pues no, perdone. Un ejemplo gráfico: ¿por qué no valora usted a la señora Carrillo [una de las heridas por policías el 1-O]? Cualquier jurista dirá que la señora Carrillo dice la verdad porque fue un testimonio espontáneo con plena credibilidad objetiva.
Amnistía Internacional sí dijo que el juicio fue justo, y consideró desproporcionadas todas las condenas por sedición pero diferenció entre los 'Jordis' y los exconsellers. ¿Está de acuerdo?
Yo entiendo que Amnistía se centre en los líderes sociales porque cuando hablamos de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart estamos hablando de usted y de mí. Por eso Amnistía los diferencia de los líderes políticos y se focaliza en los 'Jordis', porque coartar su voz es coartar la de dos millones de ciudadanos. De hecho, en la sentencia del 9-N de Francesc Homs, Marchena y el Supremo también hicieron esta distinción al concluir que los derechos de manifestación y reunión no eran aplicables como causa de justificación de su conducta porque era un político y no un activista. Unos años después, han cambiado de criterio.
Sus esperanzas estaban puestas más en la justicia europea que en la española, ya antes del juicio. ¿Por qué?
Para mí no todos los tribunales son iguales. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) no está configurado como el Tribunal Constitucional, con 12 hombres y mujeres nombrados a dedo por PP y PSOE. El Constitucional no hace honor a lo que intenta proteger desde el momento en que no resuelve los recursos en un plazo razonable de personas privadas de libertad, como ha pasado con mis clientes.
Esta próxima semana las prisiones catalanas tienen que proponer una clasificación para los presos del procés. ¿Cree que obtendrán ya el tercer grado? ¿Se lo merecen?
Prefiero no contestar a esto. En un caso tan mediático, no quiero que nada de lo que diga se pueda interpretar como una presión a los profesionales de la Junta de Tratamiento de la cárcel de Lledoners.
En varios tramos del libro expresa que la causa del procés le ha hecho dudar varias veces de si seguir o no en la abogacía tras tres décadas de carrera.
Cuando tú eres incapaz, porque no tienes capacidad argumentativa, de dar respuesta a unos familiares sobre por qué un ser querido está en la cárcel, hay algo dentro de ti que se tambalea. Y pueden ser dos cosas: que el abogado sea un idiota y no sepa de derecho o que el Código Penal diga una cosa distinta a lo que interpretan los tribunales. Cuando la hija de Jordi Sànchez viene a mi casa, o cuando yo me siento con los hijos de Turull, o estoy con Blanca, Susanna y Meritxell [las parejas de Turull, Sànchez y Rull] y soy incapaz de justificar las resoluciones judiciales que hablan de cosas que no han pasado, y mantienen en prisión a personas buenas y de paz, pues hay algo que no te gusta.
¿Qué les podía explicar a los hijos de Sànchez? ¿Que su padre está en la cárcel por sedición o por subirse a un coche de la Guardia Civil? Como me quedo con la segunda, que está en la cárcel por subirse a un coche de la Guardia Civil y convocar una manifestación, pues esto hace que dejes de creer en la justicia. Y no me había pasado hasta ahora. En 30 años de carrera he tenido sentencias favorables y desfavorables y nunca había dudado de la honorabilidad y objetividad de los tribunales, porque siempre había obtenido una respuesta que, me gustara o no, era coherente y amparada en derecho. En esta causa, no. Pero en el procedimiento tenía que estar con ellos y sus familias, y ahora más. Una vez finalizado el juicio, impera más ser su amigo, ir a verlos a la cárcel, dar apoyo y estar con ellos.
Lo que sí deja claro, pese a los rumores que han circulado, es que no saltará a la política.
¡Si algún día ve que me meto en política, avíseme!
Dice que la principal razón para no meterse en política es porque ha visto cosas que no le han gustado. Cuénteme alguna.
No, no se las puedo decir (ríe). Lamentablemente, he tenido que estar cerca y viendo determinadas cosas, y participar de primera mano en asuntos que afectaban a mis clientes y del día a día de la política. He visto cómo en algunos momentos la política ha estado por encima de las personas, que se han dicho cosas falsas por ganar medio voto, prescindiendo de que así se hacía daño a unas familias o yendo incluso en contra de personas con las que se había compartido hemiciclo. Con este ambiente, al final concluyo que no me veo en este mundo de la política.