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Turull fracasa en su intento de ser investido a pocas horas de que el Supremo revise su libertad

Jordi Turull, en el atril del Parlament

Arturo Puente

El candidato Jordi Turull ha fracasado este jueves en su primer intento de ser investido como president de la Generalitat, al convencer únicamente a los grupos de JxCat y ERC, que han sumado 64 diputados, cuatro menos que la mayoría. Como había anunciado, los diputados de la CUP han decidido dar una abstención y, tras escuchar un discurso de Turull sin ninguna referencia al impulso independentista, ha anunciado su paso a la oposición.

La líder de la oposición, Inés Arrimadas, ha aprovechado la desesperada maniobra de las dos grandes formaciones independentistas para cargar sin clemencia contra el candidato. La presidenta de Ciutadans ha asegurado que Turull y el independentismo había engañado a los catalanes, roto la convivencia, echado a las empresas y obligado al Estado a intervenir el autogobierno. Arrimadas ha considerado además que la pretensión de Turull a la investidura era una “farsa” solo explicable por su posible vuelta a la prisión el viernes, encarcelamiento que ha justificado por su actuación en el Govern.

Turull ha leído este jueves ante el Parlament un discurso de investidura en unas circunstancias excepcionales y que, sin embargo, pasará antes a la historia por plano, gris y falto de entusiasmo. En descargo del de JxCat puede señalarse que Turull ha tenido menos de 24 horas para prepararse para la sesión, que fue convocada este miércoles pasadas las 10 de la noche, y que en otras pocas horas estará ante el juez Llarena, que revisará su situación de libertad.

En estas circunstancias, Turull ha optado por ofrecer diálogo al Estado y un programa autonómico a los catalanes. “Después de la victoria incontestable de las fuerzas independentistas vuelvo a hacer una llamada al diálogo con el Gobierno español. Alguien dirá que es golpear en hierro frío, pero tendremos siempre la mano tendida”, ha asegurado tras una apelación directa y en castellano a los españoles, de quienes ha asegurado que “no son culpables de la represión del Estado”.

“Aquellos que aspiramos a comenzar una nueva página en la historia de Catalunya lo hacemos sin contra nadie ni contra nada”, ha afirmado Turull en uno de los pocos momentos de la sesión en el que ha mostrado alguna aspiración más allá de la gestión. Pocos minutos antes del comienzo del pleno, la CUP había anunciado que no se moverían de la abstención, que deja a Turull sin mayoría para ser investido.

En correspondencia, el candidato ha subido al atril del Parlament con un programa que trataba más de convencer al juez Llarena que a los anticapitalistas. Turull ha hecho una defensa del pacifismo tan cerrada que sonaría empalagosa en cualquiera que no estuviera acusado de delitos violentos que podrían sumar hasta 30 años de prisión. “Los catalanes somos gente de paz y hoy me siento orgulloso de un pueblo que hace de la paz su bandera”, ha asegurado.

Discurso plano y sin referencias republicanas

El grueso del discurso ha consistido en un atropellado despliegue de un programa de marco autonómico, para una Generalitat que, descrita en los papeles del candidato, parecería no haber pasado por los turbulentos meses de septiembre y octubre, ni por la intervención de la autonomía con el 155.

Turull ha hablado de listas de espera, de microcréditos a la innovación o de modelo comercio de proximidad. No ha citado, en cambio, ni una sola vez la palabra república ni independencia. Las pocas referencias al programa nacional con el que su partido se presentó a las elecciones del 21 de diciembre han sido para asegurar que “esta legislatura nace con el deber hecho de haber vencido al miedo”. “Hemos ganado en las urnas y ahora hemos de hacernos dignos de la libertad que nos hemos ganado”, ha indicado.

La promesa que Turull sí ha dirigido nítidamente a la bancada independentista de la Cámara ha sido sobre la intervención del autogobierno. “Podemos deshacernos de las garras del 155”, ha sostenido el candidato de JxCat. Para hacerlo, Turull ha recetado unidad y esfuerzo en el seno del independentismo, y ha vuelto a reclamar el diálogo con el Estado. “Hace falta seguir juntos y esforzarnos todavía más. Por nosotros no quedará que haya mano tendida, si hay la mínima posibilidad de respuesta del Estado español”, ha concluido Turull.

La CUP asegura pasar a la oposición

Además de explicar sus cuatro abstenciones, el grupo anticapitalista ha asegurado que una vez oído el discurso de Turull dan por rotas las alianzas suscritas durante el proceso soberanista y, por tanto, pasan a la oposición. “Soberanía, unilateralidad y desobediencia son la única manera real de hacer república”, ha considerado el diputado Carles Riera, asegurando que no pueden comprar la idea de llegar a la república “haciendo autonomía”.

Por su parte, el portavoz de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià, ha reivindicado su apoyo a la investidura de Jordi Turull porque la votación del candidato a president de la Generalitat supone “un primer paso para recuperar la Generalitat y el autogobierno que Madrid ha usurpado”.

El líder de los socialistas, en cambio, ha considerado que la forma de que el 155 sea levantado pasa por investir a un candidato sin causas judiciales abiertas. “¿Tenemos que condicionar los plenos del Parlament al calendario que marque un juez?”, se ha preguntado Iceta. El del PSC ha lanzado un discurso de mano tendida a los grupos del independentismo si estos renuncian a la agenda independentista. Escuchado el discurso de Turull, Iceta ha asegurado que si no tienen mayoría para desobedecer, la alternativa es “una mayoría transversal”.

El líder de Catalunya en Comú, Xavier Domènech, ha aprovechado el debate en el Parlament para referirse a Iceta, a quien le ha propuesto una moción de censura a Rajoy: “Si están dispuestos a apoyar a Turull si dice la verdad, vayamos más allá y planteemos una moción de censura para echar a Rajoy”, ha lanzado a los socialistas. Domènech ha criticado lo que ha calificado de “falta de táctica y estrategia” de los independentistas. “Tras tres meses de negociaciones la cruda realidad se impone, no hay estrategia más allá de una épica que se ha demostrado estéril”, ha afeado.

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