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Convergència busca fórmulas para salvar los muebles ante una repetición de las generales

El número uno de DiL, Francesc Homs, durante una intervención en el Congreso

Arturo Puente

La preocupación por la paulatina pérdida de espacio electoral de la derecha independentista se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para CDC en la última semana, tras el fracaso de las negociaciones para encarrilar una investidura en el Congreso. La cada vez más probable repetición de las elecciones generales es una mala noticia para CDC, que ya obtuvo sus peores resultados el pasado 20-D con la candidatura de Democràcia i Llibertat. El partido busca formar una candidatura de unidad con ERC, similar a Junts pel Sí, cómo fórmula para esconder sus previsibles malos resultados en solitario.

El fracaso de Democràcia i Llibertat en las pasadas generales todavía duele a las formaciones que la integraron, Convergència, Demòcrates y Reagrupament. El porcentaje obtenido por la nueva marca fue el más bajo en la historia de CDC en el Congreso y relegó al partido que gobierna la Generalitat a la cuarta posición. Pero aquellos números podrían no ser los peores de la serie si vuelve a haber elecciones generales en los próximos meses. Según el último sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat, publicado en marzo, DiL caería entre uno y dos escaños mientras Ciudadanos aumentaría dos, lo que dejaría a la marca de CDC en penúltima posición. 

Que los vaticinios del CEO no se cumplan es un objetivo de supervivencia para Convergència, que en las últimas semanas promueve una candidatura de unidad de todo el independentismo, sin ni siquiera vetar a la CUP. La formación anticapitalista, que durante la campaña del 20-D fue principal objeto de las críticas de su candidato, Francesc Homs, sería ahora bien recibida en la lista que proponen, pese a que nunca se han presentado a unas elecciones generales. La misma idea han expresado desde Demòcrates, la escisión independentista de Unió, quienes consideran que la CUP debería estar presente en una lista transversal para la que no descartan el liderazgo de ERC.

Esconder la marca bajo unas siglas compartidas con la izquierda funcionó el 27-S para que Convergència mantuviera la presidencia, en medio de la profunda crisis electoral que la formación arrastra desde al menos las pasadas elecciones europeas. Con esta premisa, la fórmula propuesta ahora vuelve a ser la misma. Una candidatura que exprese “con rotundidad” la “máxima unidad posible” de los independentistas, según ha defendido Homs este lunes en rueda de prensa.

Los argumentos que esgrime Convergència para la lista conjunta en unas generales son similares a los usados el pasado junio para formar Junts pel Sí. Entonces fue la posible victoria de un lista que obtuviera el apoyo de Colau –cosa que nunca llegó a producirse–, además de la clave plebiscitaria que quisieron dar a las elecciones, las razones con las que presionaron a ERC para sumarse a su lista. Ahora es la repetición victoria de En Comú Podem y la necesidad de que el independentismo supere al resto de candidaturas. Sin embargo, en esta ocasión ERC no parece sentirse aludida por la invitación, que desde filas republicanas rechazan.

A la negativa de ERC a la lista única le ha surgido un valedor inesperado en los socios de la ANC, que este fin de semana han votado en contra de promover una candidatura de unidad independentista ante una repetición de las generales. La dirección de la entidad, que ha sido acusada por el sector crítico de plegarse a los objetivos convergentes, proponía que la Assemblea promoviera una única lista, tal y como pasó ante las elecciones del 27-S. Sin embargo esta propuesta fue rechazada por los votos de los socios, que en cambio sí avalaron la “unidad de acción” entre las diferentes candidaturas independentistas.

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