Xavier García Albiol (Badalona, 1967) pronosticó en privado que en Catalunya ganaría Pablo Casado. No lo dijo en público porque como presidente del PP de Catalunya quiso preservar la neutralidad, pero conoce bien a su militancia y supo intuir el resultado de las primarias en uno de los territorios más complicados para este partido.
Este jueves se confirmó que las bases del PP en Catalunya siguen sin entender la estrategia que diseñó Soraya Sáenz de Santamaría y en el partido hay quien la considera como una de las responsables del fiasco en las últimas elecciones autonómicas. Ganó Casado y la segunda con mayor apoyo entre la militancia de los populares fue María Dolores de Cospedal.
¿Por qué Pablo Casado ha arrasado en Catalunya?
Porque probablemente los militantes del PP de Catalunya han entendido que hacía falta una renovación que sobre todo venga encarnada por una persona con unos principios y unos ideales claramente marcados.
Ideales que muchos interpretan más a la derecha que los de Soraya Sáenz de Santamaría.
Yo no creo sea una cuestión de estar más a la derecha o más a la izquierda. Pero sí que es cierto que probablemente la acción de gobierno durante seis años ha llevado a que se haya producido un cierto desdibujamiento del proyecto ideológico. Los militantes del PP de Catalunya han entendido que quien mejor podía recuperar las esencias del partido que nos han permitido ser durante 30 años la referencia del centro-derecha es Pablo Casado.
¿Por qué Santamaría ha logrado un resultado tan malo en Catalunya?
No creo que haya que hacer valoraciones que vayan más allá de la persona que mejor puede encabezar el proyecto de presente y de futuro.
¿Es de los que cree que hay que intentar que Casado y Santamaría lleguen a un acuerdo para evitar un duelo en el congreso?
Hay que hacer un esfuerzo para presentar un único proyecto, con todas las matizaciones que sean necesarias. Hay que ir quemando etapas para intentar que haya una sola candidatura que represente a todas las sensibilidades. Ahora bien, forzar ese acuerdo si no hay los mimbres suficientes puede ser contraproducente. Hay que ir quemando etapas.
Pero teniendo en cuenta el resultado en Catalunya, usted tiene que trabajar para que gane Casado, ¿no?
Yo tengo que trabajar para que salga la mejor opción. Para mí en estos momentos esa es una candidatura que aúne a todas las sensibilidades. Si al final hay dos candidaturas, como presidente del PP de Catalunya intentaré ajustarme a la voluntad de nuestros militantes.
Tanto Casado como Cospedal, que en Catalunya han obtenido más votos que Santamaría, dicen que hay que endurecer la posición respecto al independentismo.
El endurecimiento del partido respecto al independentismo es compartido por la totalidad de los militantes. Si alguien quiere darle esa lectura, es evidente que la persona que ha tenido que representar un papel más complejo y difícil en los últimos meses para intentar normalizar la situación entre el Gobierno de España y la Generalitat ha sido Soraya Sáenz de Santamaría. Podría ser que una parte del militante de Catalunya no haya entendido ese papel. Pero la mayoría han votado pensando en el futuro y no mirando por el retrovisor.
¿La llamada 'operación diálogo', diseñada por Santamaría, les restó votos en las pasadas elecciones autonómicas?
Hubo una parte del votante popular y del ámbito constitucionalista que no entendió algo que era bien intencionado pero que significaba sentarte para intentar llegar a acuerdos con unas personas que estaban intentando provocar un golpe al Estado. Y eso, una parte importante de la militancia y del votante del PP no lo entendió.
Explíqueme la diferencia entre un golpe al Estado, como usted lo llama, y un golpe de Estado.
Un golpe de Estado lo relaciono más directamente con una actuación de las instituciones en contra del poder establecido. Un golpe al Estado es la fiel fotografía de lo que pasó en Catalunya, especialmente en septiembre y octubre cuando sin utilizar una violencia física manifiestamente visible se intentó adulterar y forzar la democracia en Catalunya.
Pero la violencia existe o no existe.
Lo acontecido a las puertas de la consejería de Economía el 20 de septiembre es violencia. Por lo tanto hubo violencia, no en la intensidad de imágenes que podemos ver en determinados países cuando se produce un golpe de Estado pero hubo una cierta violencia y una cierta coacción. Esto no es interpretable.
¿Usted intuía que los suyos les castigarían en las urnas?
Lo intuía porque yo hablo con los votantes y los militantes. También es cierto que cuando uno gobierna no te puedes dejar llevar únicamente por los intereses electorales y tienes que hacer lo que consideras que es mejor para el país. La actuación del Gobierno fue totalmente legítima y la que correspondía en ese momento.
¿Quiere seguir al frente del PP en Catalunya?
Yo quiero ayudar a mi partido en todo lo que haga falta y en el puesto que se considere oportuno. Yo no pedí ser presidente del PP de Catalunya y me siento muy orgulloso de representar a mis compañeros. Ahora bien, en los próximos meses voy a tener como prioridad volver a ganar las elecciones en Badalona y a partir de ahí tenemos que ver si se pueden encajar determinadas responsabilidades como la de la presidencia del partido.
O sea que entre Badalona y dirigir el partido prefiere su ciudad.
Ser alcalde de Badalona y ser presidente del PP de Catalunya es incompatible. Estos cargos requieren mucha dedicación.
¿Tras el resultado obtenido en las autonómicas se planteó dimitir?
Sí, evidentemente. El resultado de las elecciones autonómicas fue un golpe político y personal y llevé a cabo una serie de reflexiones. Pero me dieron un consejo de persona sabia y es que decisiones trascendentes como esa, que pueden tener influencia más allá de tu ámbito personal, se tienen que madurar. Creo que no haber llevado a cabo esa decisión en este momento fue un acierto.
¿Alguien se lo pidió?
No. Al contrario.
Acercar los presos a cárceles próximas a sus domicilios es un derecho amparado por la ley. ¿Por qué en el caso de los políticos y activistas independentistas le parece mal?
Nosotros no discutimos que los políticos que están en prisión puedan ser trasladados a prisiones catalanas. Esta es una decisión del Gobierno de España. Lo que creemos es que el Gobierno de España se ha precipitado. Ha intentado llevar a cabo un gesto con los partidos independentistas y estos les han respondido con una coz. Una coz al Gobierno y al Estado en la línea de seguir manteniendo su apuesta por la ruptura.
Esta semana aprobaron una propuesta de la CUP para seguir con el proceso de ruptura y el lunes el presidente de la Generalitat irá a ver al presidente del Gobierno con una propuesta que está fuera de la legalidad y es inadmisible. Aún así, el Gobierno del PSOE insiste en intentar agradar al independentismo. Cada acción tiene que tener su reacción.
¿Si alguno de los políticos presos pidiese que le visitase en la cárcel, usted iría?
Si alguno lo pidiera, iría a la cárcel. No tendría ningún problema. Pero no creo que tengan un especial interés en que yo vaya.
¿Con quien se lleva peor, con Quim Torra o con Inés Arrimadas?
Con Torra he hablado dos veces. Más allá de las diferencias ideológicas abismales, en el trato ha sido muy correcto conmigo. En este aspecto no tengo ninguna queja. Sí creo que Arrimadas, como representante de su partido, no siempre ha estado a la altura de las circunstancias ni en lo político ni en lo personal con el Partido Popular de Catalunya.
Póngame algún ejemplo.
Por ejemplo a la hora de no permitir que un partido constitucionalista como el PP pudiera tener grupo parlamentario basándose en calumnias y mentiras con la única voluntad de destrozar políticamente al PP. Con Arrimadas hay una relación correcta pero no se materializa en acuerdos entre partidos constitucionalistas porque parece que Ciudadanos no quiere saber nada ni del PP ni del PSC.
¿A la alcaldesa de Badalona la han echado por independentista?
La echamos por su incapacidad para resolver los problemas reales que tienen los ciudadanos de Badalona. Esa incapacidad estaba relacionada con su visión política. Es alguien que no entendía que el Ayuntamiento no era un instrumento en favor de una ideología sino que era un gran aparato administrativo para dar respuesta a los problemas de los vecinos.
Hay quien dice que en realidad el alcalde ahora será usted.
No. Es cierto que la mayoría de vecinos de Badalona quieren que yo sea el alcalde y por eso gané las elecciones de manera rotunda y muy clara. Aspiro a que Badalona logre parar el declive en la calidad de vida de la ciudad. Es cierto que tengo la intención de presentarme a las municipales del 2019 para ser el alcalde oficial y oficioso.
Los manifestantes que protestaban a las puertas del ayuntamiento gritaban ‘Pastor, marioneta de Albiol’, en referencia al control que usted puede ejercer sobre el alcalde socialista.
Esas exclamaciones forman parte de la campaña de agitación de la CUP y de ERC. Lo importante no es lo que piensan estas minorías que representan muy poco en el conjunto de la ciudad. Lo importante es lo que piensa la inmensa mayoría de vecinos de Badalona, quienes más allá de su ideología están de acuerdo con este movimiento y con la generosidad que hemos tenido en el PP no en favor del PSC pero sí de Badalona.
Bueno, en favor del PSC también porque gracias al PP han regresado a la alcaldía.
Sí, este movimiento le permite al PSC tener una visibilidad después de haber sido durante tres años los responsables de que la CUP y ERC estuviesen gobernando en Badalona. En 2015 les regalaron la alcaldía para que yo no siguiese al frente de la ciudad.
El jefe de gabinete del presidente Pedro Sánchez, Iván Redondo, fue también asesor suyo. Hay un cierto debate sobre si la campaña de ‘Limpiando Badalona’ fue o no una idea suya. ¿Nos lo puede aclarar?
Esa campaña, que no fue el eslogan de la campaña sino una de específica, no fue idea de Iván Redondo. Sobre Iván Redondo solo puedo tener muy buenas palabras de reconocimiento profesional y personal. Le considero un amigo. Él dirigió mis campañas en el 2007 y en el 2011.
Después de tantas críticas, ¿se ha arrepentido alguna vez de ese eslogan?
Ese eslogan formaba parte de una campaña específica que intentaba transmitir el mensaje de seguir luchando para acabar con los problemas de incivismo, inseguridad y convivencia que había en Badalona. Es evidente que hubo una parte de la opinión pública, que no de la población, que no lo entendió de esta manera. Por tanto, si ahora pudiera corregir alguna de las actuaciones del pasado sin duda el malentendido que generó esa campaña me llevaría a plantearla de manera distinta.