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El independentismo busca blindar los puntos de votación del 1-O para frenar la intervención policial

El Govern insiste en que el 1 de octubre se podrá votar aunque nadie se atreve a explicar cómo. Más allá de las proclamas públicas, el Ejecutivo es plenamente consciente de que el inédito despliegue policial tiene un propósito último: evitar no solo un referéndum, sino cualquier simulacro.

Por eso los grupos de trabajo repartidos por el territorio, conocidos como comités de defensa del referéndum, están estudiando la manera de blindar los puntos de votación para que este domingo las fuerzas de seguridad no puedan intervenir.

Los dirigentes independentistas sospechan que a partir del jueves ya empezará el despliegue policial en los centros elegidos para ser colegios electorales. Será una imagen como mínimo controvertida, puesto que comportaría que en centenares de escuelas e institutos se impartiesen clases con agentes apostados a la salida. La misma situación se produciría a las puertas de los centros de salud que la Generalitat quiere habilitar como puntos de votación.

De momento, Universitats per la República, una plataforma que agrupa a estudiantes, personal investigador y trabajadores de la universidad, ya ha convocado huelga para jueves y viernes. El paro cuenta con el apoyo de los principales sindicatos de estudiantes. Este es un colectivo clave para mantener las movilizaciones y también para empezar a montar guardia en los puntos de votación si así se decide desde la Assemblea Nacional de Catalunya y Òmnium, con quien la plataforma que impulsa la huelga mantiene un estrecho contacto.

Mientras se multiplican los contactos para intentar encauzar el referéndum, el Ejecutivo catalán no se mueve del guión. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha realizado una visita relámpago este lunes a París para conceder varias entrevistas a medios franceses y en una de ellas, en la emisora France Inter, ha reiterado que el 1 de octubre estará todo preparado para que los catalanes que quieran puedan votar. “Puedo confirmar que habrá una votación. Habrá urnas, papeletas y, lo que es más importante, votantes”. Lo último no lo duda nadie, incluso los contrarios al referéndum. Otra cosa es que puedan votar.

La foto más buscada

A medida que se acerca la fecha clave, arrecia el debate sobre el papel que deberán jugar los Mossos ese día. La CUP, que en las últimas semanas trata con una exquisitez poco habitual a la Policía Autonómica, reclama a los Mossos que no obedezcan las instrucciones de la Fiscalía ni tampoco las que puedan proceder del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos.

El diputado Benet Salellas ha resumido en TV-3 el mensaje de los cupaires: “Los Mossos tienen que desobedecer. Tienen que situarse al lado de la gente. En este país, el 89% de la población ha dicho que quiere un referéndum, que quiere votar. Y, por tanto, los Mossos deben estar a favor de defender los derechos de la gente”.

Pero ni Puigdemont ni Esquerra quieren abrir este debate. Es más, el presidente de la Generalitat dejó caer el domingo en su entrevista con Jordi Évole que si los Mossos reciben la orden de retirar urnas, lo harán. Eso sí, apostilló que cumplirían con esa instrucción “siempre que se respete el principio de proporcionalidad”. Esta es la observación que se repite cuando en el Palau de la Generalitat se pregunta por el papel que deben jugar los Mossos.

Así que es muy probable que Puigdemont tenga la foto que busca, la de las colas de gente en los puntos de votación y protestas pacíficas en la calle. Es la instantánea que el Govern persigue. La que obtenga Mariano Rajoy de aquí al domingo dependerá también de la proporcionalidad, de la policial y la judicial.