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La mayoría independentista se materializa con su primer acuerdo en el nuevo Parlament

Las diferencias que mantienen los diferentes grupos independentistas, sobre todo –pero no solo– a cuenta de la investidura de Artur Mas, no han impedido que la sesión de apertura del Parlament haya sido escenario de la primera decisión que ha unido al independentismo. Los votos de los 62 diputados de Junts pel Sí junto a los 10 de la CUP han permitido convertir en presidenta del legislativo a Carme Forcadell, además de reproducir en la Mesa la mayoría independentista del pleno.

“Pongámonos a caminar, hagamos un proceso constituyente”, ha reclamado Forcadell una vez nombrada en un discurso que ha acabado con un viva al pueblo soberano y a la República catalana. Pese a lo inédito de esas palabras, que venían a marcar la enésima jornada histórica en el devenir institucional catalán, el léxico de la nueva presidenta del Parlament estaba muy medido. Tanto la referencia al proceso constituyente, como el jaleo a la “República catalana”, así como no citar directamente la secesión, son del gusto de la izquierda soberanista que no se declara independentista, a la que se pretende atraer.   

Poco antes del discurso de apertura de Forcadell, a los 72 diputados independentistas se le habían sumado 5 de Catalunya Sí que es Pot, una decisión que Lluís Rabell ha calificado de “técnica” y “sin lectura política”, pero que ha sorprendido a algunos de los presentes. “Se debía pactar una mesa equilibrada, no hay más recorrido de esta votación que la constitución de la mesa”, ha asegurado el líder de Catalunya Sí que es Pot. También el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha circunscrito la decisión al momento puntual de este lunes, justificándola para permitir “que el Parlament funcione”. Según Iglesias, eso no significa en absoluto que haya posibilidades de apoyar a un Govern donde esté Convergència, pero sí ha subrayado que en Catalunya son ellos “los únicos que vamos a poder hablar con todos”.

Además de la presidencia para Forcadell y de mantener la mayoría independentista en la Mesa, los grupos habían pactado dar una silla con visibilidad a Ciutadans, como principal partido de la oposición, además de dejar fuera al PP, un hecho que ha sido recibido con enfado por los conservadores. Así, presidencia y vicepresidencia primera han sido para dos miembros de Junts Pel Sí, Carme Forcadell y Lluís Corominas (CDC), la vicepresidencia segunda para José María Espejo-Saavedra (C's), y las secretarías para Anna Simó (JxSí), David Pérez (PSC), Joan Josep Nuet (CSQEP) y Ramona Barrufet (JxSí).

Muestra de unidad en clima de bloqueo

Junts pel Sí había propuesto ceder uno de sus asientos a la CUP, que la formación ha declinado sin pedir nada a cambio. Este juego de gestos con el que se ha acabado configurando la Mesa tiene mucho que ver con las conversaciones que se mantienen en paralelo entre Junts pel Sí y la CUP, donde se negocian dos cuestiones.

En primer lugar, la investidura de president. La CUP se mantiene firme en su negativa de reelegir a Artur Mas y, aunque la gran coalición independentista aceptó el esquema negociador de la CUP para comenzar a avanzar en aspectos concretos sobre la ruptura y el programa social, las negociaciones avanzan de forma difícultosa. La parálisis es tal que en los últimos días diferentes cargos de primera fila de Convegència y de la CUP se han significado para avisar de que una repetición electoral en marzo no puede descartarse.

El asunto que negocian en segundo lugar es la declaración de inicio de proceso independentista. A diferencia del otro carril y según fuentes de ambas formaciones, las conversaciones sí avanzan en este ámbito, y la presentación del texto podría producirse antes de la primera jornada de investidura, que podrá ser convocada como muy tarde el 9 de noviembre. Pese a la amenaza velada de Convergència al hablar de nuevas elecciones, el partido de la derecha independentista mantiene la esperanza de poder constituir un Govern con Mas a la cabeza en los próximos meses, para lo cual ve estratégicamente positivo ir cerrando acuerdos más pequeños con la CUP que cimienten un clima de buenas relaciones.

La muestra de unidad dada por el independentismo este lunes para elegir al órgano rector de la Cámara durante la XI legislatura es quizás la única en un escenario donde la unidad casi unánime con la que concurrió al 27-S comienza a deslavazarse. Este fin de semana el Consell Nacional de ERC puso de manifiesto su voluntad de concurrir con una lista diferente a la de CDC, una situación contraria a los deseos transmitidos por Convergència. En esta decisión ha sido crucial la operación judicial que detuvo al tesorero y extesorero de la formación, además de altos cargos de la Generalitat y diversos empresarios, la pasada semana en el marco de la investigación de supuestos cobros de comisiones a cambio de adjudicación de obra pública.