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La nación que siempre ha defendido el PSC

Sánchez e Iceta, en una imagen de archivo.

Neus Tomàs

La noticia sería que el PSC no defendiese que Catalunya es una nación. Hace 40 años que lo mantiene, según se ha encargado de recordar el secretario de organización, Salvador Illa. Es un principio fundacional de este partido, pero la insistencia de los socialistas catalanes sigue incomodando a una parte del PSOE y es de nuevo aprovechada por PP y Ciudadanos para arremeter contra el PSC. Ahora el origen del revuelo es la ponencia que los socialistas catalanes aprobarán en su próximo congreso, previsto para mediados de diciembre, y donde vuelve a definir a Catalunya como una nación y a reconocer España como un Estado plurinacional.

Joan Reventós, fundador del PSC, referente incuestionable del socialismo catalán y primer contrincante de Jordi Pujol en unas elecciones autonómicas, resumió hace más de dos décadas, siendo entonces presidente del Parlament, cuál era su posición y la de su partido. “Yo soy catalanista. No soy nacionalista. Creo que Catalunya es una nación y defenderé la condición de Catalunya como nación siempre. Pero no soy nacionalista, soy catalanista”. Un matiz, la diferencia entre catalanismo y nacionalismo, que suscriben otros partidos de la izquierda catalana, desde la extinta Iniciativa per Catalunya a una buena parte de los 'comuns'.

Raimon Obiols, que como Reventós también fue primer secretario del PSC, es autor de una de las frases que probablemente firmarían también otros dirigentes de su partido. Ya retirado de la política, una vez le preguntaron en una entrevista si consideraba que Catalunya era una nación. “Naturalmente, y por suerte sin Estado, lo cual tiene más ventajas que inconvenientes”, respondió.

En el PSC ningún presidente ni primer secretario ha cuestionado nunca que Catalunya es una nación y que España es un Estado plurinacional. Incluso en los momentos en que arreciaron las broncas internas entre el llamado sector catalanista y otros dirigentes, identificados con el poder municipal metropolitano, nunca se planteó revisar esta definición sobre Catalunya. Manuela de Madre, siendo vicepresidenta del PSC y una de las dirigentes más próximas al PSOE, tuvo que defender, en febrero del 2005, la reforma del Estatut ante el pleno del Congreso de los Diputados. El texto reconoce en su preámbulo que Catalunya es una nación. Manuela de Madre recordó a sus compañeros socialistas, pero también al conjunto de la Cámara cuál era su posición: “No somos una nación sin Estado, somos una nación que ya tiene Estado, España”.

El Estatut fue un quebradero de cabeza para el PSOE y el concepto de nación solo fue uno de los debates. Uno de los dirigentes que más hizo por pacificar las broncas, Alfredo Pérez Rubalcaba, bendijo la posición del PSC. “En el preámbulo del texto [del Estatut], que no tiene carácter normativo, dice una cosa que es una descripción de un hecho y es que el Parlamento de Catalunya en su momento se definió como nación, cosa que es tan cierta como que lo hizo, lo votó. Eso no significa más que el reconocimiento de un hecho” afirmó en el 2009. Mientras, José Luis Rodríguez Zapatero se aferró al principio de que el reconocimiento de la nación catalana debía entenderse “en términos políticos, sociológicos o históricos” para hacer frente a la campaña del PP en contra del PSOE por su apoyo a la reforma del Estatut.

Zapatero intentó pacificar a sus barones, pero entonces y ahora, la posición del PSC provoca recelos en más de un dirigente socialista. En el 2003, en Santillana del Mar, el PSOE hizo suyo el concepto de la España plural que defendió siempre Pasqual Maragall. Podría resumirse que el entusiasmo de Maragall era inversamente proporcional al de muchos dirigentes del PSOE. Esa declaración de paz (o de buenas intenciones) se concretó diez años después, y gracias a Rubalcaba y Pere Navarro, en la Declaración de Granada (2013). “Ni el retroceso ni la ruptura son la solución que España necesita. Pero tampoco lo es el inmovilismo, porque hay realidades que están ahí y no se pueden ignorar”, se advertía en el texto bautizado como 'Un nuevo pacto territorial: La España de todos“

Y de la de Granada se pasó a la Declaración de Barcelona (2017) con un texto que reafirma la apuesta del conjunto de los socialistas, sean del PSOE o del PSC, por el federalismo.

El actual primer secretario del PSC ironiza a menudo asegurando que siempre lleva la Declaración de Granada en el bolsillo. Iceta tuvo que desempolvarla en plena campaña (con una llamada a Cristina Narbona) porque el PSOE se 'olvidó' de incluirla en su programa electoral. Es evidente que la definición de Catalunya como nación ni gustaba ni gusta a muchos barones del PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, pese a reconocer este lunes que lo que defenderá el PSC en su próximo cónclave es “su posición tradicional”, añadió también que esta postura “no es ley”. La noticia sería que el PSC no defendiese que Catalunya es una nación. Tampoco es noticia que siempre salga algún barón del PSOE a lamentarse por ello.

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