“Queremos que Podem sea soberano y eso significa registrarlo como partido”
Óscar Guardingo fue, tanto en las pasadas elecciones como en las de diciembre, el candidato al Senado más votado de Catalunya. Antes que senador por En Comú Podem, Guardingo ha sido sindicalista de CCOO, ha militado en EUiA y, después, ha formado parte de la primera ejecutiva de Podem, liderada por Gemma Ubasart. Ahora se postula a la secretaría general de la formación, tras no haber alcanzado un entendimiento en el seno de la candidatura de Raimundo Viejo. La propuesta que más le diferencia es la de convertir a Podem en un partido vinculado pero diferente a Podemos, al estilo de la relación mantenida por el PSUC histórico con los comunistas españoles o del PSC con el PSOE actualmente.
En el momento que da el paso hay otras cuatro candidaturas. ¿Qué puede aportar nuevo su candidatura, o qué echaba en falta en las otras?hay otras cuatro candidaturas
Nuestra candidatura tiene un proyecto político. Otras candidaturas están hablando sobre de qué color pintas las paredes y nosotros nos preguntamos en qué casa queremos vivir. Hacemos una apuesta por el catalanismo popular, creemos que Podem en Catalunya interpela a un sector en Catalunya y a unas clases sociales que, sumando a Barcelona en Comú y sumando a Iniciativa, reconstruye un catalanismo popular que puede disputar la hegemonía al catalanismo conservador. Y además nuestra candidatura es coherente con este proyecto, con un perfil de clases trabajadoras y populares muy marcado.
Uno de los grandes temas de estas primarias es la relación con Podemos en el Estado. ¿Según usted cuál debería ser?
Nosotros queremos un sujeto soberano. Eso significa registrar a Podem como partido, y hacer un protocolo de relaciones con Podemos estatal, que contemple, primero, que compartimos proyecto político con Podemos; segundo, que las decisiones de Catalunya se toman en Catalunya; y tercero, que los inscritos de Podem en Catalunya puedan participar en igualdad de condiciones en los procesos electorales de Podemos, para elegir secretario general, Consejo Ciudadano, o votar decisiones como la última, sobre apoyar el acuerdo entre Rivera y Sánchez. Para mi lo importante es establecer un protocolo claro.
¿Por qué es importante que Podem sea un sujeto político diferenciado? ¿Qué ventajas tiene?
Podemos está pensado para las elecciones generales, que ya han pasado. Toca repensar Podemos, adaptarlo a un movimiento popular. Nosotros lo hacemos desde Catalunya para Catalunya, no sé si otras naciones de España están pensando en lo mismo. Pero en el caso catalán es importante que sea así porque tiene un sistema de partidos propio, y es una nación que cuesta mucho entenderla desde Madrid y operarla desde Madrid.
¿Qué papel debería tener Podem en la confluencia del nuevo partido que impulsa Ada Colau?
En Comú Podem ha funcionado muy bien. Ha ganado dos generales en Catalunya en seis meses y el liderazgo de Ada Colau es muy fuerte. Pero hay que recalcar que es el liderazgo de todos, no de una parte. En Comú Podem funciona porque es una suma de interpelaciones: Iniciativa interpela a sectores progresistas, funcionarios. Barcelona en Comú a sectores urbanos, de Barcelona y jóvenes. Y Podem ha interpelado a clases populares, del sector litoral catalán y área metropolitana de Barcelona. Yo creo que si nos disolvemos en el mismo partido esa suma deja de funcionar. Si mantenemos todas esas interpelaciones construimos algo mucho más grande que sus partes.
La propuesta, es por tanto, que el partido sea Podem, no En Comú.
Estamos en un momento en el que es muy difícil describir qué pasa con términos de la política anterior. Partido, federación, coalición… Lo que me parece importante es que nos inventemos sobre la marcha pero sin disolver a ninguno de los actores que participan. Si miramos el estudio del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) posterior a las elecciones de diciembre, una gran parte de votantes de En Comú Podem tenían como referencia a Podemos y a Pablo Iglesias, y fue lo que votaron.
¿Hablan de catalanismo popular como clave para articular el espacio de Podem?
No, lo decimos como un proyecto político amplio. Xavi Domènech también habla de catalanismo popular. Lo enlazamos con experiencias de la ERC de la segunda república, o el PSUC del antifranquismo. Es un proyecto político con el que se identifican amplias capas catalanas para hacer país. Yo creo que el nacionalismo conservador y el proceso soberanista lo han roto, se han referenciado solo con el 48% y hemos llegado a una situación de bloqueo. El catalanismo popular debe apelar al 80% que está a favor del derecho a decidir.
¿Tiene sentido cuando el catalanismo parece haberse convertido en buena medida en soberanismo, cuando no directamente en independentismo?
Yo creo que el debate soberanista en Catalunya viene de un cuestionamiento de la soberanía en el marco europeo. Cuando los centros decisorios están en Londres, Fráncfort o Bruselas aparece la cuestión de qué es la soberanía. En Catalunya se da en los marcos que se pueden dar y en un debate territorial mal resuelto desde la Constitución española. En otros países como en Grecia se da de otra manera, desgraciadamente en Francia o Alemania se dan con un carácter reaccionario. Pero hay un cuestionamiento de qué es la soberanía en toda Europa: cae el agua y se cuela por las fisuras que existen. Lo que pasa es que ese soberanismo en Catalunya ha derivado en un independentismo que no resuelve el problema, está encallado, y además es bastante voluble en cifras. Yo creo que hay que buscar un proyecto de país capaz de sumar al 80%. Uno de los problemas del proceso soberanista es cuando parte en dos a quienes apostaban por el referéndum.
De las diversas teorías que se han barajado sobre los malos resultados del 26-J, ¿con cuál se queda?
Seguramente es multifactorial. Es posible que el miedo tuviera peso, pero a mi no me gusta echarle la culpa a la gente, es un error nuestro. Entendíamos el asalto al poder de forma muy rápida y no ha pasado así. Seguramente haya cuestiones generacionales, Venezuela, cal viva… yo creo que es un error que no nos pongamos todos a buscar cosas para hacer valer nuestros posicionamientos de partida. Toca repensar Podemos y pasar de la máquina electoral a enraizar en el territorio.
¿Cuál es su diagnóstico sobre el estado de Podem Catalunya en el territorio?
En las municipales hubo la consigna de no presentarse, aunque algunos hicieron agrupaciones y candidaturas. Visto ahora, creo que los municipios donde hay concejales son los que mejor funcionan. Han tenido dinero, pueden alquilar una sede, son una referencia para los movimientos sociales de esas ciudades… es donde hay Podem. Creo que la fuerza de Podem en Catalunya es tener círculos, gente y concejales en una extensión muy amplia. Lo que necesitan los círculos es un proyecto político claro, porque cuando no hay política hay burocracia, y algunas candidaturas están cayendo en el procedimentalismo sin centrarse en proponer un proyecto.
¿Qué organización proponen para Podem?
Hablamos de una secretaría general coral, de tres personas: Sandra Daza, que es concejala en El Prat; Ana Aroca, concejala en Molins de Rei; y yo. Como ves, El Prat, Molins de Rei y L'Hospitalet, una candidatura muy del Baix Llobregat y de clases populares. Aquí no tenemos grupo de la Complutense. Además proponemos una secretaría de municipalismo que empiece a vertebrar el territorio, coger esos concejales de mil marcas electorales y ponerlos en común, donarlos de formación y asesoría jurídica, y hacer una política de cuadros para crearlos, formarlos y ayudarles en general.
Antes de dedicarse a la política, usted trabajaba en la SEAT.
Trabajo en la SEAT. Cuando acabe todo esto volveré a la SEAT, donde ganaba más dinero que siendo senador.
Sorprende que un senador gane menos dinero que un trabajador de la SEAT. Rompe con la imagen clásica del proletariado.
Bueno, más que un senador low cost de Podemos, y depende de cuánto lleve. Yo cuando entré cobraba menos. Las condiciones de trabajo además no son una bicoca, trabajar a turnos, cambiar cada tres semanas… pero el salario de alguien que lleva 13 años como yo seguramente sea mayor que el de un periodista, por ejemplo. Yo creo que la cuestión de clases ha cambiado. Hay un marxismo mal entendido que dice que si no tienes medios de producción eres proletario y si los tienes no. Eso nos daría que un taxista es un burgués y un directivo de Coca-Cola sin acciones es un proletario. Eso es un absurdo. Las clases se construyen en el conflicto económico y político, y ahora estamos construyendo una categoría que antes se llamaba clase trabajadora, durante el 15-M se dijo “99%”, y ahora la podemos llamar pueblo. A mi me da igual el nombre, es hacer un sujeto que se opone a las políticas de austeridad y que va desde los grandes perdedores de la globalización, que puede ser la gente que limpia los hoteles, un sector productivo que por cierto ahora mismo es principal en este país, a funcionarios como un profesor de instituto.
¿Su candidatura está abierta a pactos?
La composición del Consejo Ciudadano la tienen que dar los inscritos. A diálogo sí, con todo el mundo, a mi me gustaría contar con Jéssica Albiach, que está haciendo un gran trabajo en el Parlament, o con Raimundo Viejo, que es un politólogo de referencia. Pero una semana antes, yo no quiero hacer componendas. Qué decidan los inscritos.
Ha dicho que quiere contar con Albiach y con Viejo. No con Fachin.
Albano-Dante Fachin es una persona que viene del activismo anticorrupción y en esa faceta ha hecho un gran trabajo. Pero no me han gustado esas peleas en el grupo de CSQP, esas peleas internas con Iniciativa, yo creo que es tiempo de superar esas divisiones. Con Albano, es parlamentario y habrá que contar, pero no me han gustado sus formas, creo que ha jugado demasiado a la corriente interna.
¿Cree que este ciclo largo que viene debe afrontarse desde las posturas que se han llamado “transversales” o más bien desde las de izquierdas?
El problema es polarizar entre esas dos cosas. Cuando transversal significa para muchos de sus defensores no entrar en temas polémicos, adaptarse al mainstream. Yo creo que lo transversal no es eso sino romper esquemas. Un ejemplo, la cuestión de patria, que ha sido puesta en duda. Yo creo que es importante hablar de patria, porque cuando lo hacemos cambia el significado de la palabra. Cuando nosotros lo decimos, patriotas son los ciudadanos como los funcionarios, policías, bomberos, o ese cirujano que, pese a los recortes o quedarse sin paga extra, en vez de irse a otro sitio ha seguido en la sanidad pública. Yo creo que eso es un comportamiento patriota. Lo que no es patriota es que cuando en Europa se debate la cuestión de la deuda, el ministro de finanzas español se alinee con el alemán y defienda los intereses de los países acreedores. Eso es un traidor a la patria. Y esto lo puede entender un señor de clase media de Sant Antoni y un parado de Nou Barris.
De su candidatura se ha dicho que es la de Pablo Iglesias. ¿Es cierto?
A mi no me gusta decir que es oficialista, me gusta decir que es una candidatura que intenta ser de mayorías.
¿Es un sí?
No, Iglesias y los portavoces estatales van a ser neutros en esta campaña, hay el compromiso de que no se posicionen a favor de nadie. Desde que Pablo Echenique está en la secretaría de organización se han acabado formas de intervenir en los territorios que sí se tenían en la anterior.
Parece claro que la disputa entre sectores a nivel estatal, entre Iglesias y Errejón, tendrá ecos en estas primarias, sobre todo siendo Catalunya las primeras tras el 26J.
El problema que tenemos es que yo no sé si somos la primera piedra del nuevo Podemos o la última del viejo Podemos. Esto lo vamos a definir en los próximos meses. Si yo soy el secretario general de Catalunya, a mi me gustaría intervenir en los debates del Consejo Ciudadano estatal. El marco en Catalunya es un poco diferente. En el debate entre transversalidad o izquierdas, aquí ser transversal es ser más de izquierdas que en el resto de España. Pero yo de verdad creo que tenemos que superar lo de los sectores, ha llegado un momento en Podemos de no escucharse y tenemos que superarlo.