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Los vaivenes de Torra ahondan en el caos estratégico del independentismo

De la purga inminente en los Mossos a descartar cambios en sus mandos. De apostar por la “vía eslovena” a renegar de la posibilidad de una escalada violenta. Dos volantazos, ambos dados por el president, Quim Torra, entre el puente de la Constitución y este lunes que han vuelto a mostrar un Govern dividido, incluso entre sectores de JxCat, y huérfano de una visión conjunta sobre la independencia. Y, mientras el Ejecutivo de Torra se sume en el caos estratégico, los CDR en la calle redoblan las movilizaciones.

Este lunes, como si de una resaca se tratase, el Govern y los partidos que le dan apoyo han tratado de matizar, enmendar y rectificar los incendios generados durante el largo fin de semana, mientras la oposición catalana y el Gobierno central han aumentado la presión contra el Ejecutivo autonómico abriendo la puerta a un nuevo 155. Mientras, ERC trataba de desmarcarse de las polémicas provocadas y el conseller del Interior cerraba la crisis en los Mossos descartando ceses y pidiendo disculpas a los comisarios e intendentes.

La jaula de grillos que en los últimos días ha vivido la Generalitat comenzó el viernes, al día siguiente de una jornada de movilizaciones en las que la policía autonómica cargó con dureza y en las que llegaron a herir de levedad a la diputada de la CUP Maria Sirvent. Torra reaccionó desde Eslovenia, donde estaba de viaje oficial, reclamando cambios en la estructura de mando del cuerpo policial en los siguientes días.

El conseller de Interior, Miquel Buch, recogió la petición del president asegurando que se había generado imágenes que no le había gustado y que revisaría los protocolos de actuación. “No me temblará el pulso para echar a agentes de la Brigada Móvil”, llegó a asegurar el viernes. Estas declaraciones generaron malestar entre los mandos policiales, pero también entre algunos de los responsables políticos de la conselleria más alineados con el PDeCAT que con JxCat. Pese a eso, los máximos responsables del departamento y el propio Torra se emplazaron para una reunión el domingo.

Un incendio esloveno

Mientras el enfado cundía entre la policía catalana, Torra viajaba de Eslovenia a Bélgica para asistir a la presentación del llamado Consell per la República, la entidad privada que capitaneará el expresident Carles Puigdemont. Allí, acompañado de algunos de los miembros no encarcelados del anterior Govern y con una nutrida representación de los actuales consellers de ambos partidos, Torrá hizo una apuesta decidida por la “vía eslovena” a la independencia. “Los eslovenos lo tuvieron claro. Decidieron determinarse y tirar hacia delante en el camino de la libertad con todas sus consecuencias hasta conseguirlo. Hagamos como ellos. La vía eslovena es nuestra vía”, aseguró el president de la Generalitat.

No era la primera vez que el independentismo se refería en términos elogiosos a la independencia Eslovena, cuya declaración en 1991 provocó un ataque del ejército yugoslavo respondido militarmente por el Estado neonato en el episodio bélico conocido como Guerra de los Diez Días, que dejó 74 muertos y más de 300 heridos. Pero Torra en Waterloo subió el tono varios grados respecto a pasadas menciones a Eslovenia, al referirse al país exyugoslavo llamando a asumir “todas las consecuencias” y mostrándose dispuesto “a todo” para “vivir libres”.

La reacción de la oposición en el Parlament y de la práctica totalidad del arco parlamentario del Congreso no se hizo esperar. Durante todo el domingo se sucedieron las acusaciones contra Torra por, supuestamente, avalar una independencia con muertos o violenta. Tanto Ciudadanos como PP reclamaron la aplicación del 155 y el control de los Mossos por parte del Estado, una opción a la que, este lunes, el Gobierno no se cerraba. En Catalunya además partidos como el PSC y PP han reclamado la comparecencia de Torra en el Parlament para dar explicaciones por la llamada a la vía eslovena.

Rectificación independentista

Las dos crisis generadas, por los Mossos y por la referencia a Eslovenia, ha provocado malestar en el independentismo durante todo el fin de semana. El domingo por la tarde finalmente se celebró la reunión entre responsables políticos, en la que se revisaron algunas de las actuaciones de los policías pero en la que se descartó ceses, expulsiones ni depuración de responsabilidades. Este lunes por la mañana, Buch ha calificado la actuación policial como “globalmente correcta”.

Respecto a la polémica eslovena, el presidente del Parlament, Roger Torrent, se ha distanciado de Torra el lunes asegurando que la vía del “80% de los catalanes” es la vía escocesa, es decir, la del referéndum pactado. Poco después, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, se manifestaba en el mismo sentido.

Pese a los dos sonoros reveses, ambas formaciones evitaban los reproches directos contra Torra para no abrir un conflicto en el seno del Govern. La preocupación que recorre ERC es que entre sus socios de JxCat haya algunos sectores que se sitúen fuera de lo que consideran la “posición troncal” del independentismo, que es presionar al Estado para conseguir un acuerdo, no por la unilateralidad como primera opción.

Troncal o no, la presión al Gobierno, al menos en la calle, podría suceder muy pronto. El próximo día 21 de diciembre, cuando el Consejo de Ministras se reunirá en Barcelona con motivo del primer aniversario de las elecciones al Parlament convocadas con el 155, diferentes grupos y entidades han convocado protestas e, incluso, un sindicato ha registrado el preaviso de una huelga de dos horas. Ante estas convocatorias, partidos y entidades negocian una movilización unitaria con el objetivo de evitar que la jornada se descontrole. Tensionar a los Mossos o poner el 155 en el disparadero son opciones con las que, tras este fin de semana, los partidos independentistas desearían no tener que volver a lidiar.