Desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno se han celebrado una veintena de reuniones oficiales con la Generalitat así como decenas de encuentros de carácter más técnico, según consta en las agendas oficiales del Ejecutivo central. Tras la visita, el 9 de julio, del president, Quim Torra, a La Moncloa, con intercambio de regalos y paseo por los jardines incluidos, se han producido muchas más reuniones y no siempre públicas, según confirman fuentes de ambas administraciones.
Tres días después de la cumbre entre ambos presidentes se vieron sus números dos, Carmen Calvo y Pere Aragonès. Fue una primera toma de contacto. Ese mismo día el vicepresidente se entrevistó con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con quien ya se conocían de su anterior etapa como consejera en la Junta de Andalucía. Fruto de las negociaciones entre los equipos económicos del Ejecutivo central y la Generalitat es el acuerdo alcanzado en otra reunión, la Comisión Mixta de Economía, para pagar a Catalunya en cuatro años 1.459 millones de los 7.600 que la administración autonómica calcula que el Estado le debe. Aragonès también arrancó el compromiso del Gobierno central de autorizar a Catalunya la refinanciación de 2.773 millones que pasarán de deuda a corto a medio plazo. Esta era una petición que el anterior titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, siempre se había negado a atender.
Meritxell Batet, en tanto que ministra de Política Territorial fue la encargada de preparar la primera comisión bilateral Estado-Generalitat. El encuentro se celebró en Barcelona el pasado 1 de agosto. Antes Batet se había entrevistado con su homólogo en el Govern, Ernest Maragall y con la consellera de la Presidència, Elsa Artadi. La número dos de Torra también se ha entrevistado con la vicepresidenta, Carmen Calvo. Un encuentro que tuvo lugar en Madrid el 29 de agosto y del que se informó a los medios a posteriori.
Artadi se ha convertido en una de las interlocutoras habituales del Gobierno central. Su cargo en la Generalitat y su proximidad a Carles Puigdemont la convierten en una pieza clave en las negociaciones entre ambas administraciones.
Paralelamente a estas reuniones de carácter más político se han producido otras más sectoriales entre los máximos responsables de ambos gabinetes. Así, Reyes Maroto y Àngels Chacón, respectivas titulares de las carteras de Industria y Empresa, se vieron ya en julio. A finales de agosto hubo reunión entre los responsables de Agricultura, Luis Planas y Teresa Jordà.
Ya en septiembre se entrevistaron la ministra de Justicia, Dolores Delgado y la consellera del ramo, Ester Capella y hace una semana, el conseller Damià Calvet se desplazó a Madrid para reunirse con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. En Barcelona se han producido varios encuentros para analizar el déficit de infraestructuras acumulado en Catalunya y que tanto la Generalitat como el Gobierno central reconocen. Se han realizado cuatro reuniones de coordinación sobre el Aeropuerto de El Prat y un consejo de administración del consorcio Barcelona Sagrera Alta Velocidad, uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos y que lleva más retraso acumulado.
La paradoja
Entre las cumbres más esperadas por la Generalitat estaba la Junta de Seguridad. El Govern se había lamentado en multitud de ocasiones de que los Mossos no pudiesen estar integrados en el Centro de inteligencia contra el terrorismo y el crimen organizado (Citco). En ese encuentro, Torra y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acordaron que la Policía Autonómica entraría a formar parte de este organismo. Un compromiso que se ha acordado hacer efectivo este martes en la reunión de la Comisión Mixta de Seguridad celebrada en la delegación del Gobierno en Barcelona.
El mismo día y también en la delegación se reunían la Comisión Mixta de Vivienda. La paradoja es que estos dos encuentros se produjeron la misma jornada en la que Torra planteaba un ultimátum a Sánchez para que plantease una propuesta para “ejercer la autodeterminación” de Catalunya. En un nuevo giro de guion, horas después, este miércoles el president le ha enviado una carta al mismo Sánchez en la que le pide reunirse pero no le apremia con ningún plazo. Y la Moncloa para evidenciar su enfado ya le ha contestado con un 'ahora no toca'.