PSC y PP presionan a los comuns para que elijan entre Collboni o Trias
La última bala de Ada Colau para hacer realidad un gobierno de izquierdas junto a PSC y ERC y repartirse la alcaldía cayó en saco roto este martes. Tras haber sido rechazada por las formaciones interpeladas, las negociaciones para la alcaldía en Barcelona, que se decidirá este sábado por la tarde, apuntan a dos posibles nombres: Xavier Trias (Junts), quien parte con ventaja tras ganar las elecciones, y Jaume Collboni (PSC), que para sumar debe contar a la vez con los apoyos de los comuns, con nueve concejales, y del PP, con cuatro.
El líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado este miércoles en una entrevista en EsRadio que los cuatro concejales de su formación no apoyarán a un “gobierno independentista”, en referencia a Trias. Pero tampoco darán sus votos al “pacto populista” que, para él, supone la entente entre Jaume Collboni y Ada Colau.
Feijóo ha asegurado que han propuesto un Ejecutivo municipal “constitucionalista” junto al PSC, que supondría que los populares participen en “alguna área del gobierno”. Todo ello a cambio de dejar fuera a Colau y a cualquier otro miembro de los comuns, tal como ha pedido en varias ocasiones el candidato popular Daniel Sirera.
Con todo, los populares aseguran que las conversaciones no están dando frutos porque Collboni les ha trasladado –siempre según su versión– que “no quiere saber nada” de ellos, en referencia a la negativa de formar un gobierno PSC-PP. De esta manera, si los socialistas no aceptan esta condición y es Trias, el candidato con más votos, quien llega a la alcaldía, “no será responsabilidad” del PP.
Sin pacto, los comuns no votarán a Collboni
En este tira y afloja a varias bandas, el PSC ha deslizado en los últimos días que Colau debería aclarar si votará a Collboni en la investidura. Si no lo hace, han dado a entender, estaría facilitando un gobierno de Trias.
Pero los comuns no están dispuestos a votar al candidato socialista si no se alcanza antes un acuerdo de izquierdas. Jordi Martí, teniente de alcaldía en funciones y número dos en la lista de Barcelona en Comú, ha dejado claro que no darán sus votos al candidato socialista sin cerrar antes ese pacto. “¿Regalar los votos a quien sea? No. Queremos un gobierno de izquierdas, regalar los votos es absurdo”, ha manifestado el dirigente de los comuns.
Martí ha insistido en que si se llega al sábado sin acuerdo, ellos votarán a su candidata, Ada Colau, quien tampoco contempla apartarse para que el PSC pueda avanzar en sus negociaciones con el PP. “Esta opción no la contemplamos desde ningún punto de vista”, ha añadido, y ha descartado también “cualquier triangulación” con los populares.
La apuesta de los comuns sigue siendo, ha dicho, una alianza con ERC y PSC a la que no renunciarán hasta la misma jornada de investidura, aunque sea con fórmulas distintas a la alcaldía tripartita. En este sentido, Martí ha pedido a ambas formaciones sentarse juntos en una mesa, una situación que por ahora no se ha producido.
Laia Bonet, integrante del equipo negociador de los socialistas, ha contestado a Martí recordándole en un tuit que en 2015 y 2019 “la responsabilidad de los socialistas” hizo posible dos investiduras de Colau sin ni siquiera haber dibujado un pacto de gobierno. “Ahora no se entendería que los comuns no actúen con la misma generosidad hacia el PSC para construir un gobierno de progreso”, ha añadido.
Colau se despide como alcaldesa
Mientras los comuns siguen apretando por un pacto de izquierdas, curiosamente Colau se ha despedido como presidenta del plenario y, por lo tanto, como alcaldesa de la ciudad. El Ayuntamiento celebraba el último plenario del mandato, en el que decían adiós hasta 22 concejales, y Colau ha cerrado la sesión con unas palabras. “Está por ver el alcalde y el gobierno que salga en los próximos meses”, ha afirmado, “pero yo seguro que no volveré a presidir el pleno en los próximos años”.
En su intervención, Colau ha querido reivindicar “la política más allá de la institución”, “el amor por la ciudad”, el respeto y afecto entre ediles de distinto signo político durante sus ocho años de gobierno e incluso “el sentido del humor” en los plenos. “Reivindico la humanización de la política”, ha añadido también.
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