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OPINIÓN

Recuperar el Eixample para una nueva Barcelona metropolitana

Arquitecto Jefe del Ayutamiento de Barcelona
Imagen aérea de Barcelona, con el Eixample en el centro

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Explicaba Manuel de Solà-Morales, precisamente durante la conferencia inaugural del Año Cerdà en junio de 2009 en el Salón de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, que dos cosas son necesarias para hacer ciudad: una infraestructura de apoyo y una idea de urbanidad. Estos son los dos factores que dieron origen al Eixample y los que también, con sus cambios, lo han hecho evolucionar.

Porque el Eixample que conocemos hoy en día no es el mismo que diseñó originariamente Cerdà. Precisamente una de las grandes virtudes del diseño original de Cerdà es su capacidad adaptativa en el tiempo. Su trazado de ejes territoriales y cuadrícula, las dimensiones de las calles y las manzanas han permitido que a lo largo de su historia pudiera evolucionar de acuerdo con las demandas y los criterios y voluntades políticas y técnicas de cada momento , con aciertos y también errores.

Más allá de reivindicar los valores indiscutibles del proyecto original y abrir un debate sobre cuáles son las esencias del Eixample, lo que hay que preguntarnos es si hoy en día da respuesta o no a las necesidades y retos contemporáneos a los que se enfrenta hoy día Barcelona y sus habitantes, y en general todas las ciudades del mundo. Dudar de la falsa idea que con el tiempo se ha ido creando de que el Eixample “ya está bien”, y entender que esta idea está pensada fundamentalmente desde la perspectiva de los vehículos, pero no de las personas. E, incluso, superar la excesiva idealización teórica que lo abstrae de valoraciones contextuales y cualitativas.

Cabe preguntarnos honestamente si las condiciones de vida que genera son las apropiadas. Si en estos momentos el funcionamiento que soporta y genera al mismo tiempo es lo que queremos, y si las condiciones ambientales que genera este funcionamiento son las que deseamos para el futuro. Si el Eixample actual como verdadero centro metropolitano contribuye o no a una mejor metrópoli.

Desafortunadamente, los datos nos indican que no. Más bien lo contrario . Los niveles de contaminación atmosférica y acústica del Eixample son los más altos de la ciudad. Esta situación es consecuencia de una red viaria que mantiene una alta permeabilidad para vehículos en pleno centro de la ciudad, y que es aprovechada para acceder al centro en coche desde otros municipios y para atravesar la ciudad de lado a lado. Globalmente, 2 de cada 3 vehículos que circulan por el Eixample tienen origen o destino fuera de Barcelona. Habitualmente circulan en sentido horizontal más coches por el Eixample (350.000) que por las rondas de Dalt y Litoral juntas (170.000 por cada una). Y pese a ser el 7% de la superficie del término municipal, entre el 2010 y el 2019, el 29% de los accidentes de tráfico se produjeron en el Eixample. Además, este distrito es uno de los ámbitos con más densidad de población y al que más verde urbano le falta de la ciudad, con sólo 1,85m2 por habitante cuando el estándar recomendado es de un mínimo de 10m2.

Estos son los problemas a los que da respuesta la propuesta #SuperillaBarcelona . Aprovechar el potencial transformador del modelo supermanzana, tal y como se ha demostrado en el barrio de Sant Antoni, y hacer un salto de escala para extenderlo a toda la ciudad. Empezando por el Eixample de Cerdà para actualizarlo a los retos urbanos del siglo XXI.

La nueva etapa 'Supermanzana Barcelona' construye un escenario de futuro para el Eixample en el que 1 de cada 3 calles será un eje verde (21 un total), y donde los cruces de estos ejes verdes se convertirán en 21 nuevas plazas. Nuevos espacios que priorizarán la vida cotidiana, espacios de paseo confortables y adaptados a las personas mayores , donde el juego y otros usos tendrán un papel principal. Se trata de 33 km lineales de calles convertidos en nuevos ejes verdes, que significan un aumento de 334.750 m2 ( 50,52%) de espacio público para el paseo y el juego infantil, y 6,6 ha (equivalentes a seis manzanas del Eixample) de nuevo verde urbano.

Precisamente, se trata de actualizar los dos factores que identificaba Manuel de Solà Morales. Primero, la infraestructura, consiguiendo que las calles se conviertan una nueva infraestructura ambiental; es decir, despavimentar el asfalto para incorpora r verde urbano y criterios vinculados a la gestión del agua, la generación de sombra y el control de la temperatura, entre otros . Y, segundo, la idea de ciudad; es decir, transformación de espacio público que favorezcan la urbanidad y las relaciones de proximidad, los servicios y las actividades comerciales. Una propuesta que se ha de entender progresiva y sobre todo como una palanca de otras actuaciones complementarias como la mejora de las infraestructuras de transporte público urbano y metropolitano, que deben hacer posible un verdadero cambio en el Eixample y el conjunto de la ciudad metropolitana.

Como es habitual, los proyectos que promueve el Ayuntamiento deben fundamentarse en la excelencia de diseño. En este caso, conscientes de que se requiere una respuesta innovadora, para el nuevo tipo de espacio público se ha convocado un concurso internacional que debe permitir disponer de los mejores equipos de profesionales que, con perfil pluridisciplinar, aporten las mejores ideas y los mejores proyectos. Un concurso para definir las bases del nuevo modelo de espacio público y para ejecutar las primeras acciones que deben permitir extender la supermanzana de Sant Antoni hacia el centro del Eixample a través de la calle Borrell, y al mismo tiempo evolucionar las intervenciones tácticas implementadas con carácter de emergencia en las calles Consell de Cent, Rocafort y Girona.

Si a principios del siglo XIX se pusieron las bases originales del Eixample, a inicios del siglo XXI necesitamos adaptarlas a los retos de un nuevo tiempo, que sitúan la salud y la respuesta a la emergencia climática como objetivos fundamentales. Recuperar el espíritu y objetivo original de Cerdà para abrir camino hacia una nueva modernidad urbana, como están haciendo tantas otras ciudades alrededor del mundo. Intervenir en el Eixample es hacerlo en el corazón del metabolismo metropolitano con el objetivo de que su mejora lleve a más mejoras más allá de la propia trama Cerdà. Recuperar el Eixample de Barcelona para construir una nueva alma metropolitana, con un único objetivo: que la ciudad sea un lugar para vivir mejor.

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