Desde que en 2016 Carles Puigdemont dejó por primera vez vacía la silla catalana en una Conferencia de presidentes autonómicos, en Catalunya ha pasado casi de todo. Un referéndum, una declaración de independencia frustrada y una pandemia después, el president de la Generalitat podría volver a asistir a la reunión que el presidente Pedro Sánchez anunció primero para principios de año y, después, para febrero, cuando espera que haya remitido la sexta ola de la COVID. Pere Aragonès ya reveló hace un mes su principal condición: que el Gobierno se abra a negociar la posibilidad de mantener el fondo COVID para las comunidades. Ahora el equipo de Palau continúa esperando a saber cuál es la propuesta de la Moncloa sobre el orden del día.
“No vamos a faltar a ningún debate importante para Catalunya, pero tampoco vamos a prestarnos a una foto sin contenido”, resumen desde el Govern. ¿Qué son “debates importantes para Catalunya”? El de los fondos COVID lo es, para el Ejecutivo catalán, mientras que el de la reforma de la financiación autonómica prácticamente es un tabú. Pero, más allá de las cuestiones a tratar, fuentes del Ejecutivo catalán reconocen que hay un tema de disposición de la otra parte a hablar y negociar en serio, por lo que aseguran que tiene que haber “un gesto”. Por ejemplo, introducir la cuestión del fondo COVID como punto en el orden del día.
Esta fue una de las peticiones explícitas que hicieron desde Catalunya en noviembre pasado, cuando la consellera de la Presidència participó en la reunión preparatoria de la Conferencia que debía celebrarse en la Palma a principios del año que viene. Sin embargo, el empeoramiento de la pandemia obligó a Sánchez a avanzar la reunión, que acabó celebrándose el pasado 22 diciembre. El presidente se ha comprometido además a volver a convocar a los líderes autonómicos de forma extraordinaria cada 10 días mientras dure la sexta ola. El pasado lunes, finalmente Sánchez anunció que tenía intención de convocar la reunión ordinaria de forma presencial en la Palma a principios del mes de febrero.
El jefe de Govern, como siempre ocurre con las reuniones que atañen a la pandemia, sí entró en la videoconferencia del pasado miércoles. Y así seguirá haciéndolo cuando se trate de coordinar asuntos relacionados con la COVID. A la salida de la reunión, sin embargo, calificó el encuentro de decepcionante, pues el resto de comunidades rechazaron aplicar las restricciones que Catalunya proponía, y cargó directamente contra Sánchez, a quien acusó de no haberse a atrevido a imponer más restricciones.
Pero el mal sabor de boca de la última reunión no predispone a la Generalitat ante una eventual vuelta oficial a las reuniones, un paso que gustaría en la Moncloa pero que el equipo de Aragonès sigue condicionando a la agenda concreta de cada encuentro. Por eso en el Palau asisten con sorpresa al hecho de que, un mes después de aquel contacto preparatorio en el que ellos reclamaron poder hablar del fondo COVID, el Ministerio no les haya dado ninguna respuesta. “Lo que se ha visto es que no tienen ningún interés en este tema”, aseguran en el Ejecutivo catalán. Aragonès ya se quejó en la última reunión de que, pese a que la petición de mantenerlo había sido secundada por varios presidentes, la respuesta de Sánchez había sido esquiva.
Por su parte, el Gobierno considera que uno de los temas estrella de la próxima Conferencia de presidentes deben ser los fondos europeos Next Generation. La ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, destacó en noviembre pasado que las autonomías gestionarían el 50% de los fondos, lo que supondrá un traspaso total de 11.500 millones antes de finalizar el año. De hecho, diversos ministerios han comenzado ya a firmar convenios con las autonomías, como el alcanzado la semana pasada entre el Ministerio de Derechos Sociales y el departamento del ramo de la Generalitat, por un valor de 400 millones que irán destinados a equipamientos para centros sociales. Catalunya aspira a acceder a lo largo del año a algo más de 2.000 millones de euros en total de los provenientes de la Unión Europea.
Sin embargo, el fondo COVID por el que suspira el Govern es algo más cuantioso. Por esta inyección extraordinaria puesta en marcha por el Gobierno para las autonomías, Catalunya recibió un total de 3.286 millones de euros en el año 2020, que se quedaron en 3.154 millones un año después. Para el ejercicio de 2022 no está previsto que llegue ninguna cantidad por esta vía, lo que significa una pérdida de casi el 8% del total de gasto previsto en las cuentas catalanas. De ahí el interés, no solo del Govern catalán sino de todas las comunidades de régimen común, de poner este tema sobre la mesa.
El último factor que el Govern tiene en cuenta para volver o no a hacerse la fotografía junto al resto de presidentes en La Palma tiene que ver con el diálogo bilateral en la mesa de diálogo, que avanza con todo el secretismo posible. Fuentes del Ejecutivo catalán confirman que los contactos privados sí se están produciendo. La líder de ERC en el Senado, Mirella Cortés, avanzó que la próxima reunión pública podría ser en enero pero Sánchez en público ha dado largas y ha subrayado que la prioridad ahora sigue siendo la gestión de la pandemia. El pacto entre Gobierno y Generalitat es que solo se verán en público para ratificar acuerdos, por lo que el anuncio de Cortés generó expectativas que, de materializarse, podrían ser el empujón definitivo de la Moncloa para que Aragonès acabe con una de las últimas anomalías que quedan en las relaciones entre Barcelona y Madrid.