Samantha Hudson: “Está bien que la gente vea que los travestis no nacemos por la noche”
Samantha Hudson reconoce que no le gusta leer pero cuenta con su experiencia y creatividad para no dejar indiferente a nadie cuando habla. Desde el saludo torpe, ante la duda sobre si codo, beso o abrazo. “A mí me gusta el codo, es como se saludaban las actrices porno porque tenían la boca corrida”, es prácticamente lo primero que dice. Para la típica descripción de periodista narrativo sobre cómo viste y esos detalles: ver foto.
Viene de llenar todas las sesiones en Madrid y Barcelona con su obra ‘Eutanasia deluxe’ y prepara su primer disco ‘Liquidación total’, del que ya ha lanzado un adelanto, Disco Jet Lag, junto a La Prohibida y Putochinomaricón. O bueno, el segundo disco, porque lo primero que publicó fue un ‘Grandes éxitos’ con sus singles, protagonistas también de la obra de teatro musical. Entretanto, un sector de la izquierda que se hace llamar jacobina la critica o bien porque considera que las luchas de las minorías no son tan importantes como las económicas o bien porque consideran que no tiene suficiente formación académica y vigor léxico y semántico como para que su opinión sea tomada en cuenta. Todo esto pasó en el debate de Playz, web juvenil de RTVE, sobre políticas identitarias. Samantha tiene 21 años.
¿Cómo está yendo su primera obra de teatro?
Pues muy bien, tenía que ser solo una fecha y ya ves, hemos ampliado y hecho un mes entero.
Llegó muy joven a Barcelona para vivir de la música y del espectáculo y no le fue muy bien.
Pues sí, fue tirar mi tiempo a la basura. Vine con 17 años, era un circo, lo peor de mi vida, aunque hice muy buenos amigos. Después tuve la caída desde un primer piso y esa época de conflicto surrealista me sirvió para llegar a la conclusión de que no podía seguir chupando del bote de mis padres. Pasé una época en Mallorca que me sirvió para darme una sacudida, aclarar las ideas, ahorrar un poco e irme a Madrid. Comprender que si la niña quería ser cantante, tenía que tomar cartas en el asunto.
¿Y desde cuándo vive de su espectáculo?
Desde octubre. En el confinamiento, cuando la gente me aburría y yo más aún –y cuando me aburro es cuando me subo por las paredes y hago más cosas–, fue cuando empezó el boom.
Quien le dio el salto a la fama, paradójicamente, fue la iglesia y los conservadores criticando tu vídeo ‘Soy maricón’ cuando solo tenía 16 años e iba al instituto.
¿Cómo se llama eso de decir lo contrario para que hagan lo que tú quieres? Psicología inversa. Así funcionan los mecanismos de la extrema derecha: voy a hacer o decir algo espantoso, algo burro, para que se genere un debate, y de esta manera estar presente no solo en los círculos que me atañen, sino entrar en el mainstream. En ese sentido me parezco bastante a la ultraderecha, pero eso fue inocente. La iglesia católica y HazteOir, que consiguieron 26.000 firmas contra mí y mi profesora, sin quererlo me estaban haciendo una estrategia de márketing perfecta. Estaban creando un monstruo.
¿Y le dolió?
A mí me chupaba el coño. Señores de 50 años diciendo blasfemo a un niño de 16 años. Yo fui gamberra con Jesucristo, ya está.
Y lo sigue siendo.
Cada vez lo soy menos. Está trilladísimo y además la canción era una reconciliación con Cristo. Cuando digo que la virgen hace sexo anal quiero decir que tengo más cosas en común con ella de las que parece. La gente no sabe ver la analogía.
Nunca mejor dicho. ¿Era un juego de palabras a propósito?
Jajajaja, no, no me había dado cuenta.
¿Cómo es su relación con la iglesia?
Estoy en contra de las instituciones religiosas en general, pero dentro de la fe libre, si no interfiere en la vida de los demás, creo que la mayoría de gente creyente, entre las cuales hay gente de mi entorno, me respetan y respetan la diversidad. Nunca he sido cristiana y en aquella época era una adolescente enfadada. Cogí una experiencia, que había entrado en una iglesia a escuchar el canto de la sibila y las monjas me miraron fatal. Si miras mal a un maricón pues te cae un videoclip.
¿Cuándo le dio por cantar?
Pues a los 13 años, cuando mi hermano me enseño la escena del electroclash, que me pareció muy divertido porque vi que sin ser cantante puedes cantar. Y yo, que no soy cantante ni bailo ni hago música, sin embargo canto, bailo y hago música. Cuando vienes de los bajos fondos y eres una tía fea y aberrante puedes ser una top model. Ahora puedo considerarme una cantante, literal. Antes era una pantomima pura. Escribir siempre me ha gustado y eso que un libro me parece espantoso.
En contra de lo que podrían creer algunos, no le afecta la ley trans porque sí que acepta también su nombre masculino, Iván, y se define como travesti y no como trans. ¿Diría que es no binaria?
Sí, digo travesti pero podría incluirme en el espectro del no binarismo, que además de un tema de identidad es una declaración de intenciones, de inconformidad con un sistema binario de género que no es orgánico y natural como nos quieren hacer creer. Hay culturas en las que había tercer género e incluso cuarto. Yo antes que gamberra soy conformista, así que si la gente quiere verme en masculino y llamarme Iván, que me llame, pero es mi caso particular. Luego en cada caso habría que preguntar a las afectadas.
¿Está contenta con la ley trans?
Creo que es algo histórico y además somos de los pocos países que regula lo trans, pero me sigue sabiendo a poco. Es un error que no contemple a menores de edad y excluya a las migrantes trans. Hay que trabajarla más y me resulta algo condescendiente.
A diferencia de otras artistas, se posiciona políticamente. Sin embargo recientemente un sector de la izquierda la ha cuestionado con este discurso de que las políticas identitarias no son tan importantes como las económicas. ¿Por qué cree que pasa?
Estos rancios asquerosos me chupan el coño a dos tiempos. Se ve a la legua que lo que les molesta no es lo que estoy diciendo, que puede no ser lo más coherente o trabajado, sino el hecho de que haya una mujer travesti, un maricón pintado, hablando de género sin ser académica. Se les llena la boca hablando de políticas de identidad y son los primeros que sacan a relucir la ley trans. No he oído ninguna reivindicación económica relevante por su parte. Claro que el capitalismo instrumentaliza las identidades, porque lo instrumentaliza todo. Pero no acabarás con el capitalismo sin destruir la opresión a las mujeres, el racismo y la homofobia. Si te centras en lo económico y te dejas el resto de cosas, te dejas un fragmento del espejo. Se nota que no tienen amigas trans o lesbianas, porque esa forma absurda y caricaturizada de hablar de lobbies demuestra que no tienen ni idea de lo que está pasando.
En las últimas semanas han trascendido varios ataques homófobos. ¿Ha percibido un aumento del odio?
La verdad es que no estoy muy expuesta a la violencia y no lo archivo en mi cabeza, además vivo en el centro de Madrid y no es lo mismo que en otros lugares. Creo que hay un auge de pensamientos radicales contrarios al progreso, pero me da más miedo que tengan representación política con Vox.
En breve saldrá en Masterchef Celebrity, ¿Qué espera del programa?
No puedo decir mucho sobre el programa, pero estoy deseando que salga para verme y ver el meme. Es una situación muy descontextualizada, como cuando Alaska fue a Con las manos en la masa.
¿Tiene que ver que vaya con el hecho de que hiciera una canción sobre Chicote?
No, no tiene nada que ver, aunque entre eso y que le llegó una peluca sucia a Samantha Vallejo que era para mí... Me siento como en la película de Nicolas Cage, que veía numerología en todas partes, pues yo veía que tenía que ir al programa.
¿Por qué hizo la canción? ¿Le caía bien Chicote?
A mí Chicote me la rempampimfla. Simplemente me parecía bastante absurdo hacer una canción de amor dedicada a Chicote.
¿Echa de menos el mundo de la noche y unos espectáculos con menos distancia y más bailoteo?
No te creas, no te digo que no pueda volver a hacer un espectáculo en un antro, pero pagan fatal. Muchas veces porque no te pueden ofrecer más, pero los empresarios de la noche te tienen explotadísima. Así que me hace mucha ilusión que lo travesti empiece a ocupar otros espacios, más allá del underground, para que la gente entienda que también existimos durante el día, que no nacemos por la noche.
En el documental sobre sus primeros pasos, dice que va a dejar el alcohol después del incidente de la caída desde un primer piso con la borrachera. ¿Lo ha dejado?
Como en el sexo, soy una monja de clausura, me parece aberrante la promiscuidad. Y además le va muy bien al personaje. Beber, solo bebo cócteles, que al menos son más distinguidos.
Burguesa arruinada, como su canción que satiriza a la gente que finge ser clase media para no reconocerse en la trabajadora.
Burguesa sin arruinar, ahora.
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