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Pedro Sánchez confía en rebajar la beligerancia de Torra con ofertas sobre competencias e inversiones

Pedro Sánchez y Quim Torra en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo.

Arturo Puente / Irene Castro

El Gobierno de Pedro Sánchez no vetará ninguno de los temas con los que el president Quim Torra acuda este lunes a las 11:30 horas a la Moncloa. Se podrá hablar de todo, tal y como el Ejecutivo pactó con ERC a cambio de su apoyo a la renovación del Consejo de RTVE. Sin embargo, en cuanto al derecho de autodeterminación, que es fundamental para la Generalitat, nadie espera que se llegue más lejos del intercambio de opiniones. Sánchez, por su parte, confía en que ese no sea el eje de la reunión y buscará establecer un diálogo sobre conflictividad competencial, inversiones o financiación. Sin embargo, Moncloa y la Generalitat rebajan las expectativas sobre ese primer encuentro.

Para Sánchez lo relevante es que pueda haber una “normalización del diálogo político” y que, a raíz de ese encuentro, la verdadera negociación se produzca en comisiones bilaterales que están enterradas desde 2011. Para el nuevo Gobierno sería un éxito conseguir ese paso tras años de tensión y enfrentamiento entre administraciones.

El Gobierno evita concretar los temas y ofertas que el presidente expondrá ante Torra. La portavoz, Isabel Celáa, se limitó a decir que pondrá sobre la mesa una “agenda muy cargada” y asuntos de “muchísimo interés” que, para Moncloa tienen que ver con inversiones y transferencias.

En lo que más clara ha sido la ministra Meritxell Batet, que se ha encargado de los preparativos del encuentro, ha sido en la revisión individualizada de una docena de recursos que Mariano Rajoy presentó ante el Tribunal Constitucional contra leyes catalanas. En cuando a las inversiones en infraestructuras, la aprobación de los Presupuestos Generales de 2018 complican la puesta en marcha de proyectos, aunque el Ejecutivo podría hacer promesas para 2019. Los socialistas siempre han reivindicado la finalización de la construcción del Corredor del Mediterráneo, la mejora de las conexiones de los puertos o del transporte en ferrocarril, entre otras.

Moncloa y Govern rebajan expectativas

También la financiación se limitará a “mejoras puntuales” ya que Sánchez ha admitido que la reforma del sistema completo no verá la luz esta legislatura. Aunque Batet mostró su intención de cumplir los “compromisos legales y políticos contraídos en materias como las infraestructuras o los compromisos de inversión y financiación”, desde su departamento rebajan las expectativas respecto a que se llegue a concreciones en esa primera reunión. Abrir el diálogo y que se mantenga en las comisiones bilaterales sería un éxito para el Gobierno.

Desde que se iniciaron los contactos hace varias semanas, el intercambio entre la ministra y Elsa Artadi no ha acabado de fluir. Son ambos Ejecutivos los que enfrían los resultados, en buena parte porque los puntos de partida están muy alejados. “No vamos a la Moncloa a hablar de las Cercanías”, ha repetido Artadi una y otra vez. “El derecho de autodeterminación no existe”, se ha sostenido con igual insistencia desde el Gobierno central, dejando claro que sobre un referéndum de independencia se puede hablar, pero que la petición nunca tendrá recorrido.

El Govern considera que Sánchez busca establecer pactos sobre materias de estricta competencia autonómica para evitar entrar en lo que consideran “temas centrales”, que no son otros que los referentes a la autodeterminación. De hecho, Torra acudirá a la reunión sin que Moncloa le haya detallado un orden del día definido. Desde el Palau de la Generalitat sí envió un escueto documento al Ministerio de Política Territorial en el que se abordaban el derecho de autodeterminación y los presos como temas estrella, así como asuntos relacionados con la memoria histórica. No hubo respuesta y en el Ejecutivo de Sánchez reprochaban que fueran las únicas cuestiones que Torra quiera poner sobre la mesa.

Torra pretende evitar convertir su primera visita a la Moncloa en una escenificación sobre acuerdos con Sánchez. Al contrario, el president intentará que esa reunión sea el primer paso de un diálogo que se asemeje lo máximo posible a un proceso de negociación entre Gobiernos. Torra ya ha anunciado que volverá a proponer a Sánchez una reunión para septiembre, mientras el Govern ha puesto en marcha las comisiones bilaterales con el Gobierno, de carácter sectorial, hacia las que quiere derivar toda la negociación sobre competencias o inversiones.

Divide y vencerás

Pero, pese a los evidentes desencuentros, por primera vez el gobierno central y el catalán convergen en el mismo interés: el diálogo. Para un Sánchez de mandato corto y exigua mayoría parlamentaria es vital que el incendio catalán vaya remitiendo. No menos importante es, para Torra, camuflar ante las bases independentistas más radicales la derrota de la vía unilateral hacia la independencia con un proceso de negociación con el Gobierno español.

Sánchez confía en atraer a una parte considerable del independentismo catalán, en concreto los sectores más moderados y que en las últimas semanas se han mostrado más pactistas. “Lo que hemos advertido es que dentro de las fuerzas independentistas no todos están en una posición tan irredenta como el señor Torra. Es posible que el hecho de que este Gobierno esté dispuesto a dar pasos de aproximación, siempre dentro de la legalidad, pueda ir bajando la temperatura de una situación que en los últimos años ha llegado adonde hemos visto”, señaló recientemente la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.

Por eso el Gobierno se ha esforzado en publicitar su intención de “distensión” con Catalunya –aunque niega que llevar a los presos a Catalunya haya sido una concesión, por ejemplo– para dar una salida a quienes apuestan por por un acercamiento. “Hay que reforzar esa división”, apunta un destacado dirigente socialista, que apuesta por la negociación: “Es la relación que siempre hemos tenido con los nacionalistas”.

El Gobierno hace equilibrios entre la seducción a los sectores moderados del independentismo, a los que además necesita para tener mayoría en el Congreso, y cerrar el paso de forma contundente a los gestos más exagerados del independentismo duro ante las críticas procedentes de PP y Ciudadanos. En esa línea, el Consejo de Ministras decidió a 72 horas del encuentro entre Sánchez y Torra recurrir ante el Constitucional la resolución que reiteraba los objetivos independentistas del Parlament, algo que el Gobierno de Mariano Rajoy se abstuvo de hacer en abril de 2016, cuando la mayoría independentista aprobó un texto calcado.

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