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'Sexting' y 'nudes' durante la Segunda Guerra Mundial: el viaje fotográfico del artista 'queer' George Platt Lynes

Fotografía de George Platt Lynes en su estudio

Mariona Jerez

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George Platt Lynes (Nueva Jersey, 1907 - Nueva York, 1955) siempre tenía una jukebox sonando en su estudio. La música le acompañó mientras fotografiaba a personalidades como Orson Welles, Katherine Hepburn o Joan Miró. Lynes fue un artista reconocido en el mundo de la moda y retrató a decenas de rostros de la jet set para revistas como Vogue.

Aún así, el autor eligió ser recordado por un trabajo distinto y mucho más íntimo. Hacia el final de su carrera, Lynes encendió una hoguera a la que echó un montón de fotografías suyas que habían ilustrado portadas de revistas de moda. Sólo conservó las imágenes que consideraba que le representaban. “Todo artista tiene el derecho de ser juzgado por su mejor trabajo”, sentenció. Y para él, lo mejor que capturó su cámara fueron desnudos masculinos.

Así se muestra en el documental Hidden Master: The legacy of George Platt Lynes, dirigido por Sam Shahid y que se ha proyectado en el festival FIRE!! de cine LGTBI que se celebra en Barcelona del 6 al 16 de junio.

Lynes dejó de lado los retratos sobrios y se centró en capturar imágenes que eran más que torsos al descubierto. Las referencias al teatro, la mitología y el surrealismo tenían un peso importante en estas instantáneas que mezclaban lo erótico y el arte, siempre con una mirada vanguardista.

El fotógrafo empezó a adentrarse en el mundo del erotismo captando los pies de mujeres famosas antes de explorar su pasión por el desnudo masculino. Sin pudor y sin tapujos, en un siglo XX rodeado de tabúes, este Lynes era un joven que exudaba pasión y sensualidad, y no sólo en su trabajo. De hecho, entre sus posesiones se han encontrado imágenes de sí mismo sin ropa que enviaba a sus parejas, así como correspondencia erótica. Una muestra del siglo pasado de lo que hoy se conocen como sexting y nudes.

A pesar de vivir durante las dos guerras mundiales y el periodo posterior —siendo la comunidad LGTBIQ+ un objetivo de la cacería de brujas de McCarthy en Estados Unidos—, este artista nunca escondió su homosexualidad. Al contrario, se rodeó de artistas 'queer' como él y convirtió sus fantasías en realidad. Mostró aquello que se consideraba que no se podía mostras: relaciones entre personas blancas y racializadas, homosexualidad y desnudez, pero siempre con una sensibilidad que le separó de lo pornográfico y le convirtió en artista. 

Imágenes que cuentan una historia 

Sam Shahid, el director del documental, decidió contar la historia de Lynes cuando cayó en su poder un puñado de fotografías suyas. Pero se encontró con un primer obstáculo: no había ninguna grabación en vídeo del fotógrafo. Aún así, Shahid estaba seguro que las fotografías contaban la historia por sí solas. Y con esa determinación inició su proyecto para hacerle justicia a una figura que estuvo en el centro del colectivo LGTBIQ+ de Nova York, pero que con el tiempo cayó en el olvido. 

El documental presenta a un joven Lynes que, a bordo de un barco de vapor, viajó con 18 años desde su nativa Nueva Jersey hasta París. Él quería convertirse en escritor, pero al poco de llegar a Europa entendió que la literatura no era su fuerte. Si Lynes acabó cogiendo la cámara fue gracias al editor Monroe Wheeler y al escritor Glenway Wescott, con quienes Lynes mantuvo una relación poliamorosa. Ellos le hicieron notar que tenía más talento para la imagen que para las letras.

A partir de entonces, empezó una carrera que duró hasta su muerte y que el documental explica con sus éxitos y altibajos. El documental sienta a historiadores, fotógrafos, autores y galeristas junto a artistas contemporáneos de Lynes. También incluye a algunos de sus romances y a su sobrino.  

Al final del film, algunos de sus más allegados bromean sobre el rumor que afirma que en el funeral del fotógrafo se celebró una orgía. Ninguno de los testimonios lo confirma, pero tampoco lo desmiente, dejando claro que, conociendo a Lynes, es algo que podría haber pasado perfectamente.

Tres décadas de cine LGTBI

Ya hace más de un año que el largometraje viaja por distintos países, cosechando premios en el Festival Libanés de Cine Independiente 2023, el Festival de Cine Internacional de San Diego o el SIFF, el Festival de Cine Internacional Sueco, entre otros.

Este junio ha aterrizado en la muestra FIRE!! de Barcelona, que desde hace 29 años y coincidiendo con el mes del orgullo gay, explora largometrajes y cortometrajes de temática LGTBIQ+ de todo el mundo. Se trata del festival de temática queer más antiguo de España.

Al igual que el fotógrafo George Platt Lynes estaba enamorado de París, este año la muestra celebra la cultura francesa con 9 films del país galo y escogiendo el Instituto Francés como una de sus sedes. Aún así, en la muestra también se pueden ver películas españolas, belgas, italianas y de diversos países de Latinoamérica o Asia.

“Hay un auge de la extrema derecha en toda Europa y los festivales LGTBI son más necesarios que nunca”, explica Antoine Leonetti, director de la muestra FIRE!! desde 2008. “Es una ventana para mostrar las relaciones de los gays y lesbianas que en sus países están torturados por serlo”, añade. 

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