El mosso acusado de aporrear a los indignados del 15-M: “Golpeé a varias personas pero no recuerdo su cara”
Visto para sentencia el juicio contra el inspector de los Mossos d'Esquadra Jordi Arasa por aporrear a cinco indignados del 15-M en plaza Catalunya en 2011. La vista ha terminado con la declaración como acusado de Arasa. El agente ha reconocido que aporreó a varios de los indignados, pero siempre de cintura para abajo y nunca en la cabeza, como sostienen los heridos. “Golpeé a varias personas pero no recuerdo su cara”, ha zanjado Arasa.
Ante la sección 3a de la Audiencia de Barcelona ha concluido este jueves el juicio contra Arasa, que ya fue condenado por unas faltas por aporrear en el mismo desalojo del 15-M al exdiputado de la CUP David Fernández. Lejos de cualquier autocrítica, Arasa ha defendido la, en sus palabras, “operación de limpieza” de la plaza Catalunya que comandó sobre el terreno, y ha considerado necesario el uso de las porras porque no era posible desalojar la plaza sacando uno a uno a los concentrados, de los que ha dicho que ejercían “resistencia activa” contra la policía.
“No bastaba con levantarles, tuvimos que usar las defensas [porras] para que pudieran salir los camiones de la limpieza”, ha alegado Arasa. Frente al relato de los heridos, que han acusado al inspector de golpearles sin previo aviso y sin motivo, Arasa ha sostenido que los Mossos sí avisaron a los indignados de que cargarían si no desalojaban la plaza. “Estuvimos golpeando unos 10 minutos pero seguían apareciendo cientos de personas”, ha continuado Arasa.
A preguntas de la fiscal, Arasa ha sostenido en un primer momento que todos los golpes de porra que propinó aquel 27 de mayo de 2011 en plaza Catalunya fueron conformes al reglamento, esto es, de cintura para abajo y usando la defensa de abajo hacia arriba o lateralmente. Pero en la misma respuesta ha matizado que en algunas ocasiones “no es posible” seguir al pie de la letra los protocolos policiales: “A veces cuando golpeamos a gente sentada en el suelo era imposible golpear de abajo arriba”.
“Hay muchas situaciones en en las que no es posible llevar a cabo lo que dice lo instrucción y queda la cosa abierta”, ha apostillado más tarde a preguntas del abogado Andrés García Berrio, para concluir después que “es natural” golpear de arriba a abajo, es decir, en contra de los protocolos, ante gente sentada en el suelo.
Arasa también se ha mostrado confuso y falto de memoria cuando le ha tocado responder si se reconocía en los vídeos que forman parte de la causa y que son la principal prueba de cargo en su contra. Solo se ha reconocido en dos de los diez vídeos que le han mostrado, y en el primero de ellos ha sido ante la evidencia de ver su propia cara, ya que al principio de la grabación, cuando solo se le distingue medio rostro, Arasa lo había negado.
“Al 100% no puedo asegurar que sea yo. A veces ocurre que como hay algunos agentes con quien me parezco pensaba que era yo pero es otro agente”, ha llegado a explicar Arasa para sembrar la duda ante el tribunal -y por lo tanto lograr la absolución- sobre si el mosso que aparece en los vídeos es él.
Las acusaciones no tienen duda alguna y han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales. La Fiscalía ha mantenido la petición de dos años de prisión por dos delitos y tres antiguas faltas de lesiones al apreciar en Arasa la eximente incompleta de que actuó para cumplir órdenes de sus superiores. Los heridos elevan la pena solicitada a seis años y medio. La defensa ha reclamado la absolución. Casi nueve años después del desalojo del 15-M, una de las actuaciones más desproporcionadas de los Mossos d'Esquadra ha quedado vista para sentencia.
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