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Los whatsapps tras la violación de Manresa: un acusado admitió que la víctima “se quejó” y la menor dijo tener “miedo”

Los acusados llegando a la Audiencia de Barcelona

Oriol Solé Altimira

Pese a que tres años después sigue teniendo solo “flashes” de lo ocurrido, la víctima de la presunta violación en grupo de Manresa fue consciente desde el primer momento de que la habían agredido. Así lo han acreditado los whatsapps exhibidos este viernes en el juicio. En los mensajes, la menor, que en el momento de los hechos tenía 14 años, escribió a una amiga que tenía “miedo” de uno de los acusados si denunciaba, relató que uno de ellos le había lesionado un pecho y concluyó: “¿Tú crees que si voy bien me follo a siete? Me drogaron”.

La sección 22 de la Audiencia de Barcelona juzga a seis hombres acusados de violar por turnos a la menor en octubre de 2016 durante un 'botellón' en una fábrica abandonada de Manresa, y a otro por masturbarse durante la agresión y no impedirla. La sesión de este viernes se ha dedicado a completar las declaraciones de los testigos. El juicio se retomará el 16 de septiembre porque los peritos que analizaron los restos de ADN en la ropa de la menor están de vacaciones.

Los agentes de los Mossos d'Esquadra que analizaron los teléfonos móviles de la menor y los acusados han ratificado los mensajes de whatsapp que encontraron en los dispositivos y que apuntalan la versión de la víctima. El más relevante, en el caso de los acusados, es un mensaje en el que el joven que supuestamente propuso al resto la violación por turnos reconoció, un día después de los hechos, que la víctima “se quejaba cuando le metía los dedos”.

El acusado también escribió a la víctima para insultarla, llamarla “puta” e instarla a que dijera que no había estado en la fiesta, lo que generó más tensión en la menor, que trasladó su temor a una amiga. “Tengo miedo, no voy a decir nombres”, escribió la víctima, que en concreto centró en uno de los acusados su temor: “Como diga nombres Bryan –el principal acusado– me mata”.

Cabe recordar que otros testigos han señalado a este acusado, Bryan M., por amenazarles de muerte si acudían a los Mossos a contar la violación. Y este viernes lo han vuelto a incriminar la madre y la tía de la menor y otro testigo que asistió a la fiesta. Este último, de hecho, ha asegurado que las últimas amenazas se han producido justo antes del juicio, pero que ya después de la violación Bryan M. le escribió para decirle que si contaba algo “'le darían pal piso'”, expresión que los Mossos d'Esquadra le dijeron que suponía una amenaza de muerte.

Por su lado, la tía de la menor ha relatado que tanto a la menor como a la familia “la han seguido por todo Manresa” familiares y amigos de Bryan M. durante estos tres años, y que han recibido amenazas. Asimismo, ha sostenido que el primer recuerdo que la menor le contó de la violación correspondía a tres acusados, los mismos que la víctima identificó en su declaración en el juicio y en el resto de fases de la investigación. “Mi hija le tiene pánico a Bryan y a Maikel –otro acusado–”, ha apostillado la madre.

Pese a que inicialmente estaba previsto que el juicio acabara este viernes, el tribunal de la sección 22 de la Audiencia de Barcelona lo ha suspendido hasta el próximo 16 de septiembre para que declaren los peritos de las pruebas de ADN. Será también en septiembre cuando la Fiscalía confirme si mantiene su calificación inicial de abusos contra los acusados o la eleva a agresión sexual, en caso de apreciar que la víctima fue intimidada.

La sesión de este viernes la han completado dos testigos propuestos a última hora por las defensas y que el tribunal ha aceptado. Ambos estaban en la fiesta y han ofrecido versiones totalmente exculpatorias para los acusados, de quienes han dicho que son amigos. La primera testigo ha asegurado que el ambiente era “tranquilo” y que la menor estaba “bien y feliz”.

La testigo, igual que otro amigo de los procesados que también ha negado la violación, ha descartado que durante el 'botellón' varios de los acusados jugaran con una pistola, como explicaron la víctima y su amiga en el juicio. Ambos testigos incluso han coincidido en el tiempo que tardaban los acusados en salir de la caseta para orinar, que han cifrado en “cinco minutos”. Cuando salía de la sala de vistas, uno de los testigos ha guiñado el ojo a uno de los acusados.

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