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El Supremo confirma cinco años de cárcel al padre de la niña Nadia por estafar 400.000 euros en donativos

Los padres de Nadia durante el juicio en una imagen de archivo

Alberto Pozas

7 de julio de 2023 13:26 h

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El Tribunal Supremo ha decidido confirmar la condena de cinco años de cárcel al padre de la niña Nadia Nerea. El hombre, según declara probado en firme la Justicia, engañó junto a su esposa a decenas de personas a lo largo de los años para quedarse con 400.000 euros que, supuestamente, iban a destinar al tratamiento de su hija y la enfermedad rara que padece. La enfermedad, dijeron los médicos, no entrañaba un riesgo mortal a corto plazo y además destinaron el dinero a pagar alquileres, comprar coches o pagar noches de hotel.

La sentencia también implica que, en cuanto a las indemnizaciones a los perjudicados, existe otro proceso judicial para ese aspecto del proceso. La madre de la niña fue condenada a tres años y medio pero no recurrió su condena.

Fernando Blanco y Marga Garau crearon en 2009 la Asociación Nadia Nerea para la Tricotiodistrofia. Vivían entonces en Balears y rápidamente empezaron a visitar todos los medios de comunicación posibles para relatar la historia de su hija Nadia Nerea: una niña aquejada de una enfermedad rara, la Tricotiodistrofia, que podía acabar con su vida en cualquier momento. Necesitaban dinero para los tratamientos médicos y también para los cuidados de la pequeña. En 2013 se mudaron a Lleida y allí siguieron participando en la elaboración de reportajes y recaudando dinero: más de 400.000 euros de varias decenas de benefactores preocupados por la niña.

Sin focos ni micrófonos, la realidad era distinta. Por un lado, ya tenían varias ayudas del Govern balear tanto para los cuidados de la niña como para su escolarización. Por otro, la enfermedad rara que padecía la pequeña no entrañaba un peligro mortal a corto plazo para ella, como decían sus padres para recaudar dinero. Blanco tampoco tenía un cáncer de páncreas, como llegó a afirmar. Y el dinero que recaudaron no se dedicó en su mayor parte a los cuidados de la pequeña Nadia: se usaron para pagar alquileres, comprar coches, habitaciones de hotel y todo tipo de gastos.

El juicio fue una peregrinación de afectados que relataron a la Audiencia de Lleida cómo entregaron su dinero confiando ciegamente en las palabras de Blanco y Garau sobre la posible muerte de su hija. También de profesionales sanitarios que explicaron que la enfermedad rara que padece no implicaba un riesgo mortal a corto plazo, como ellos afirmaban. El resultado fue una condena de cinco años de cárcel para él y tres años y medio para ella y la obligación de indemnizar a seis decenas de benefactores entre personas, empresas e instituciones públicas.

Fernando Blanco ingresó en prisión provisional a finales de 2016 y salió a mediados de 2019 después de haber cumplido la mitad de su condena de un lustro de prisión. A lo largo del proceso judicial, el Tribunal Superior de Catalunya ordenó a la Audiencia Provincial de Lleida repetir la sentencia para especificar cuánto dinero tenían que devolver a cada persona que les entregó cantidades de entre 20 y 5.000 euros. En ese trámite la cantidad a devolver, en total, quedó fijada en algo más de 62.000 euros.

El alquiler, coches y seguros

La sentencia del Supremo, que acumula más de un centenar de folios, acusa a ambos progenitores de “aprovechar” la enfermedad de la niña: “Urdieron un plan para obtener un lucro patrimonial ilícito”. Con el dinero de las donaciones que pagaron decenas de personas que pensaban que ayudaban a Nadia Nerea, ellos según el Supremo “han pagado el alquiler de vivienda y locales de los que han disfrutado a lo largo de los años, así como la compra de vehículos y la concertación de seguros de todo tipo, pagos de hoteles, compras y consumos diversos”.

Salir en “medios de comunicación de masas” con la niña, pidiendo dinero y anunciando una irreal muerte inminente de la pequeña permitió recaudar el dinero. “Constituye un marco objetivo perfectamente idóneo para suscitar humanos sentimientos de solidaridad con la niña y sus padres”, dicen los jueces. Consiguieron aprovecharse de la “buena fe” de las personas que pensaban que estaban ayudando a la niña sin tener herramientas para “desenmascarar a los defraudadores”.

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