Las torturas de seis mossos a dos jóvenes: “Os podríamos matar aquí y no se enteraría nadie”

Dos jóvenes se saltaron un control de alcoholemia. Tras chocar con un muro y salir del coche, seis agentes de los Mossos d'Esquadra “les golpearon de forma indistinta con puñetazos y patadas en la cara, cabeza y cuerpo, al tiempo que les insultaban y trataban de humillarles diciendo cosa como 'os podríamos matar y aquí no se enteraría nadie'”. Los policías buscaban “dar un escarmiento” a los chicos prevaleciéndose de su autoridad, según la Audiencia de Barcelona.

En una de las sentencias recientes más contundentes sobre brutalidad policial, la sección 7ª de la Audiencia de Barcelona ha condenado a seis agentes de los Mossos d'Esquadra por delitos de lesiones, torturas y contra la integridad moral. A todos ellos se les ha impuesto la inhabilitación absoluta para ejercer de policías e indemnizaciones que suman 90.152 euros por las lesiones y daños morales a las víctimas. Las penas de cárcel son de cuatro años y cuatro meses de cárcel para cinco agentes y cinco años y cinco meses y 15 días de prisión para el sexto.

Los dos amigos, de 21 y 23 años en el momento de los hechos, se dieron a la fuga del control policial de alcoholemia la madrugada del 23 de abril de 2016 en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). Un coche patrulla y un furgón de la unidad de apoyo de los antidisturbios (ARRO) salieron tras ellos. Su huida terminó tras chocar el coche con un muro en un camino de tierra. La controversia entre acusaciones y defensas estaba en qué ocurrió después.

El juicio, celebrado en marzo del año pasado, no se comunicó a la prensa, algo inusual. El tribunal se encontró en la vista oral con dos versiones opuestas: los jóvenes relataron haber recibido un aluvión de puñetazos, patadas e insultos cuando ya estaban esposados tras salir del coche siniestrado, mientras los mossos, tanto los acusados como sus compañeros testigos que presenciaron lo ocurrido, negaron haber cometido agresión alguna, al tiempo que vincularon las lesiones de las víctimas con el 'airbag' y el impacto del accidente.

En una detallada sentencia de 160 páginas, los magistrados resuelven que la versión creíble es la de los jóvenes, pues su relato fue “detallado, persistente y no contradictorio” desde que fueron detenidos hasta el juicio. La versión de las víctimas, además, se ve “corroborada” por “múltiples” indicios, como los informes médicos que acreditan sus lesiones. Todo lo contrario ocurre con el relato de los agentes.

La abogada de una de las víctimas, Jenifer Lahoz, ha mostrado su “satisfacción” por la sentencia tras un proceso judicial “muy largo” sobre unos hechos que provocaron “mucho sufrimiento” a las dos víctimas. Cabe resaltar que la sentencia se decanta más por las tesis de las acusaciones de los heridos frente a la “parquedad sorprendente” de la Fiscalía, que limitó su acusación a solo dos delitos de lesiones, sin pedir condena por torturas.

Una agresión “totalmente gratuita”

“Se trató de una agresión, intimidación y humillación totalmente gratuita e injustificada”, zanja el tribunal, que destaca que los seis condenados actuaron “conjuntamente”. Primero uno de ellos propinó un golpe en el ojo a una de las víctimas cuando salía aturdida del coche. A la otra víctima le empezaron a golpear cuando estaba de rodillas en el suelo. Los dos jóvenes, recalca el tribunal, “en ningún momento pudieron huir ni se resistieron” y estuvieron “a merced” de los agentes.

El tribunal llega a ver posible que los agentes, tras esposar a los dos jóvenes, les tumbaran boca abajo, de forma que las víctimas “tuvieron los pies metidos por dentro de las esposas con las piernas dobladas en ángulo recto hacia arriba”.

La declaración de las dos víctimas en el juicio sirvió para constatar que las secuelas de los hechos persisten años después. Uno de ellos, además de las lesiones físicas, tuvo un brote psicótico tras la agresión. “Estaba tendido boca abajo y me levantaban, les decía que me dejaran, uno de los mossos me dio una patada por la cabeza desde atrás y me dijeron 'os vamos a enterrar vivos, sois unos hijos de puta'”, rememoró uno de los chicos.

Los magistrados remarcan que en este caso concurren todos los elementos “para poder hablar de tortura”, ya que los agentes abusaron de su cargo, emplearon un “exceso de violencia inexplicable”, castigaron físicamente a los dos jóvenes de forma “injustificada” cuando ya estaban reducidos y esposados y les humillaron e intimidaron diciéndoles que les podrían matar y “no se enteraría nadie”.

Las defensas recurrirán la sentencia. A preguntas de este diario, la conselleria de Interior ha confirmado que a lo largo de toda la causa –iniciada en 2016– a los agentes no se les ha aplicado ningún tipo de suspensión provisional de empleo y sueldo. El departamento ha avanzado que tras la sentencia sí se abrirá expediente a los agentes con medidas cautelares que se concretarán en los próximos días.

El tribunal censura a los Mossos

No es habitual que una sentencia de la Audiencia de Barcelona dedique tantos folios a analizar la credibilidad de los testigos y la corroboración del relato de acusados y víctimas con otras pruebas. En una extensa argumentación, el tribunal se decanta por la tortura y no ve creíble el alegato de los mossos, consistente en que las lesiones que sufrieron los jóvenes fueron a causa del 'airbag' del coche.

El tribunal se sorprende de que ni los agentes acusados ni la docena de mossos que acudieron al lugar del accidente no vieran a los jóvenes sangrar o presentar signos de las múltiples lesiones acreditadas por los informes de urgencias del mismo día de los hechos. El sargento al mando no llamó ni a una ambulancia, y los jóvenes fueron conducidos detenidos por los agentes al hospital.

“Las evidencias de lesiones apreciables por cualquier persona en ambos denunciantes esa misma madrugada son incontestables”, remarcan los jueces, que se declaran “impresionados” por el “ilustrativo voluntarismo” y la “empecinada” negativa de varios mossos que testificaron en reconocer las lesiones de las víctimas, lo que conduce a descartar por “poco fiables” sus testimonios.

Descartan los jueces que las lesiones de los jóvenes fueran producidas por el 'airbag' tras el accidente. “Los múltiples hematomas en la cabeza no guardan relación con el accidente de coche y sí con la actuación policial”, concluyen los magistrados. Las lesiones en los huesos alrededor del ojo que presentaba uno de los jóvenes se produjeron por el puñetazo de uno de los condenados, no por la colisión del coche, agrega la sentencia.

Es más, el tribunal destaca otros dos elementos “muy relevantes” para condenar a los seis mossos. El primero, que uno de los cinturones del seguridad del coche fue cortado la misma noche de los hechos (y no por parte de los jóvenes ni del operario de grúa que acudió a retirar el vehículo, que fue quien se dio cuenta de ello). El segundo, una de las comunicaciones por radio de los Mossos cuando los jóvenes ya estaban detenidos, en la que un agente afirma: “Los compañeros están todos bien, los otros me da igual”.

“El estado de ánimo que la huida del coche pudo provocar en los perseguidores de los jóvenes es plausible que distase mucho de ser de calma y objetividad”, abunda el fallo. El tribunal ha tenido que rebajar la pena para los uniformados condenados debido al retraso acumulado en la causa, que pasó cuatro años parada en un juzgado de instrucción de Cerdanyola, y una vez llegó a la Audiencia de Barcelona se tardó un año en señalar el juicio.

Por mucho que haya transcurrido el tiempo, no tienen dudas los jueces: la paliza policial solo buscó “provocar terror psicológico en los jóvenes, absolutamente a merced de los agentes en esos momentos, en un lugar oscuro y apartado”.

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