“No puede haber ningún pacto con Vox”. Esas fueron las palabras de Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, después de que Ciudadanos –el partido que le apoya– y el PP admitieran que no descartaban negociar con la extrema derecha en Andalucía. Casi un mes después, Valls ha desplazado esa línea roja. No se opone al acuerdo de las tres formaciones para controlar el Parlamento andaluz, pero asegura que sí que lo hará si hay concesiones a Vox en el programa o en el gobierno.
En un comunicado en el que ha querido destacar que “se muestra contrario a ceder ante Vox”, no ha criticado sin embargo que Ciudadanos y PP hayan sellado un acuerdo para repartirse la mayoría de la Mesa de la Cámara andaluza con la presidencia para la diputada naranja Marta Bosquet. Sobre este pacto, se ha limitado a afirmar que “la irrupción de la ultraderecha en las instituciones es una mala noticia para España y para Europa en su conjunto”.
“Con Vox en Andalucía, los separatistas en la Generalitat de Catalunya y los populistas de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona, urge más que nunca contar con líderes y políticas capaces de frenar a los radicales”, añade en su comunicado. No es la primera vez que Manuel Valls coloca en el mismo saco de los “populismos” a Vox, los independentistas y los 'comuns'.
El exprimer ministro francés se ha comprometido a no aceptar en su plataforma “a nadie que dé legitimidad a estos grupos radicales” y, pese a pasar de puntillas sobre el pacto en el Parlamento, ha dejado claro que cualquier acuerdo programático o de gobierno con Vox sería “un error político y una incongruencia moral”. “Sería incompatible con los valores que muchos de nosotros defendemos”, ha expresado, y ha dado a entender que supondría una traición a sus convicciones.
Valls, que hasta ahora ha tratado de marcar un perfil propio contrario a Vox para no quedar alineado con Marine Le Pen –que apoya al partido de Santiago Abascal–, ha considerado que de momento el programa acordado por Ciudadanos y PP “no tiene nada que ver con las propuestas de Vox y podría perfectamente recibir el apoyo de la izquierda moderada”. Pero para que se convierta en programa de Gobierno deberá obtener el aval del partido de extrema derecha, que por ahora no se lo da.
La salida ideal para Valls, según ha recalcado en su comunicado, sería que el PSOE se abstuviera para dejar gobernar a PP y Ciudadanos. “Evitaría así suscitar sospechas de que con su oposición hace el juego a la extrema derecha”, les ha espetado.