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La doble victoria de ERC: hace historia al ganar sus primeras generales y se distancia más de JxCat

Maragall, Aragonès y Rufián celebran la victoria de ERC

Pau Rodríguez

“Me gustaría algún día perder una encuesta y ganar unas elecciones”. Lo dijo el candidato Gabriel Rufián antes de empezar la campaña electoral y el voto de 1 millón de catalanes se lo ha concedido: ERC ha ganado unas elecciones generales por primera vez en su historia. Y no solo eso, ha ampliado su distancia respecto a JxCat, su eterno competidor dentro del independentismo. El sabor era de victoria doble entre una militancia republicana que ha ido abrazando la euforia a medida que el escrutinio confirmaba los tan temidos sondeos.

ERC ha pintado la mayoría de municipios del territorio catalán de amarillo y en la sala de máquinas del partido, así como entre los 500 asistentes al Pabellón de la Estación del Norte, se ha vivido como un rotundo aval a su estrategia de independentismo moderado. “Hemos teñido de amarillo Catalunya porque hemos sumado”, ha proclamado el vicepresident Pere Aragonès, y su frase se ha convertido en una de las más aclamadas por la audiencia republicana, tan deseosa de anotarse una victoria electoral como de afirmarse frente al puigdemontismo.

Al inicio de la tarde, y publicado el sondeo de TV3 que ya les daba la victoria, los republicanos se resistían a la celebración. La alegría iba calando muy poco a poco en la misma sede que vio a los republicanos perder frente a JxCat el 21 de diciembre de 2017 mientras se sucedían los comentarios prudentes. “Si les ganamos en Girona no nos lo creeremos ni nosotros”, soltaba un militante sobre la posibilidad de imponerse en territorios a priori más partidarios de JxCat.

Y ocurrió. Girona, Vic, Berga, Olot... Y hasta Sant Julià de Ramis, pueblo de Puigdemont. Los 15 escaños republicanos -–frente a los 7 de JxCat– se han cimentado en los municipios de la Catalunya interior y también con resultados notables en el área metropolitana de Barcelona, victoria incluida en la capital. “Hegemonía” era una de las palabras más más pronunciadas en los corrillos republicanos para reivindicar su espacio dentro del independentismo y nadie como Rufián para arengar a un partido necesitado de autoestima: “Empieza un nuevo ciclo. No aceptéis lecciones de republicanismo, independentismo o izquierdismo, sois ERC y habéis ganado”.

“¡El próximo eres tú, Ernest!”, le dedicaba Rufián a Maragall de cara a las elecciones en municipales en Barcelona. Y los resultados del escrutinio parecían convertir en realidad el sueño de Oriol Junqueras de convertir a ERC en pal de paller de Catalunya: subidas de entre 6 y 10 puntos en el cinturón barcelonés –en torno al 20% de voto en ciudades como Terrassa o Sabadell– y triunfo en comarcas. Faltará ver en qué queda el duelo del líder de ERC con Puigdemont en las europeas.

Cuando la fiesta ya estaba totalmente desatada, subidos al escenario candidatos y consellers del partido, se ha sumado a ella desde Suiza la secretaria general del partido, Marta Rovira. Varias veces se ha cortado las palabras de la política, la mayoría de veces por la deficiente conexión, pero una por los aplausos. Nuevamente cuando se refería a la estrategia de ERC desde el otoño soberanista. “La independencia crece cuando explora sus entornos, cuando busca sumar en la diversidad”, ha expresado Rovira entre aplausos.

Ni siquiera las dudas sobre si el partido será decisivo para decantar una investidura ha podido amargar una festejo que en ERC llevan esperando desde los tiempos de Artur Mas. No era día para los matices sino para las proclamas, de acuerdo con las palabras de Aragonès: “Pedro Sánchez ha ganado en España pero Oriol Junqueras en Catalunya, ahora es hora de abrirse al diálogo para buscar una salida política al conflicto político, y la única salida política es votar un referéndum”.

Tan liberados estaban algunos en el partido que Rubén Wagensberg, el diputado que a dos días de las elecciones bromeó con entregar Lleida a España si hubiese independencia, no paraba de recibir mensajes de WhatsApp y comentarios por la victoria de los republicanos también en esa provincia. “¡Mira que me cayeron palos!”, sonreía aliviado el diputado.

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