El curioso origen de Ciudad Real que se fraguó en Toledo
Ciudad Real cumple en este 2020 sus primeros 600 años de historia. Al menos desde que se llama así porque antes, allá por el año 1255, Alfonso X ‘El Sabio’ concedió el privilegio de ser ‘Villa Real’.
Ese fue su origen “oficial”, explica Francisco Ruiz Gómez, catedrático del Área de Historia Medieval de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). “Le concede la Carta Puebla. Es considerado como documento fundacional de la ciudad del que se conserva una copia en el Archivo Municipal”.
En ese momento, Villa Real era un lugar intermedio entre una aldea y una ciudad. Su estatus jurídico dependiente directamente de la Corona era “una especie de privilegio” ya desde el siglo XIII.
Las crónicas dicen que fue en 1420 cuando el rey Don Juan II de Castilla, padre de Isabel La Católica, le concedió el título de ciudad “a petición de los cuadrilleros de la Hermandad Vieja de la villa. Lo de hermandad era por su hermanamiento con Toledo y Talavera de la Reina a la hora de proteger a los rebaños de la Mesta que transitaban por esas tierras”.
“Entonces había muchas villas reales y aquella petición cambió el nombre y permitió distinguir a Ciudad Real del resto”. De hecho, la localidad de Villarreal (Castellón), por ejemplo, lo conserva todavía.
El contexto histórico del origen de Ciudad Real
El catedrático explica el contexto en el que se produjo el cambio. Hay que remontarse a la época de la dinastía de los Trastámara que comienza con Enrique II, hijo ilegítimo de Alfonso XI. “Hubo una guerra civil y Enrique II mató a Pedro I en Montiel, instaurándose una nueva dinastía que siempre tuvo problemas de legitimidad al haber usurpado el poder por la fuerza”.
A finales del siglo XIV, en 1385, los Trastámara estuvieron a punto de desaparecer tras la batalla de Aljubarrota, en la guerra con Portugal, lugar en el que se habían refugiado quienes apoyaban a los herederos legítimos de Pedro I 'El Cruel' o 'El Justo', dependiendo de partidarios o detractores.
Fue Catalina de Lancaster, nieta del rey Pedro la que volvió a Castilla para casarse con Enrique III. El hijo de ambos, Juan II, vino a consolidar la reconciliación tras la guerra civil castellana. “Eran tiempos de inestabilidad y agitación política”, dice el catedrático.
Las cosas se complicaron todavía más cuando se creó un Consejo de Regencia por la temprana muerte del padre de Juan II. El niño rey tenía apenas dos años y la división volvió a producirse. La regencia se compartió entre Catalina de Lancaster y el hermano de Enrique II, Fernando de Antequera. “Algún historiador nostálgico del franquismo decía que debería haber sido el verdadero rey de Castilla por su carácter autoritario”, apunta el catedrático.
La Castilla de la época se dividió en dos. La ambición de Fernando de Antequera le llevó a ser nombrado rey de Aragón (era el abuelo de Fernando El Católico). “Su poder aumentó porque era rey de una cuarta parte de la España de aquel momento”.
Fue uno de sus hijos, Enrique de Aragón, el que en 1420 dio un “golpe de Estado” en Tordesillas (Valladolid). Con 15 años, Juan II de Castilla apenas tenía experiencia. “Parece ser que era un tanto indolente, un viva la virgen al que le gustaban la caza, las mujeres y no se interesaba mucho por la política de la que se ocupaba Hurtado de Mendoza”.
El rey Juan fue tomado como rehén bajo la tutela de Enrique de Aragón. Durante un viaje hacia el sur, Don Álvaro de Luna, entonces jefe de la Casa de los Donceles del rey adolescente participó en un plan para escapar por la ribera del Tajo en Talavera de la Reina. Su refugio fue el castillo de Montalbán.
El papel de San Martín de Montalbán (Toledo)
Tras la escapada del rehén, el rey aragonés viajó hasta la localidad toledana de San Martín de Montalbán a buscar a Juan II. “Puso sitio al castillo, pero no hubo lucha. Se dice que durante el asedio dejaban pasar alimentos para que el rey, y solo el rey, no pasara hambre”.
Fue entonces cuando llegó la cuadrilla desde Ciudad Real. “Probablemente fueron llamados por el rey Enrique para reducir a Juan II pero es una conjetura”. El monarca aragonés pidió audiencia que no le fue concedida y se retiró, relata el catedrático.
El cronista Hernando del Pulgar cuenta que el rey se marchó el 14 de diciembre de 1420. “A los ocho días llegaron los cuadrilleros de Villa Real. Fueron recibidos por el rey y se pusieron a su servicio”. A cambio pidieron que otorgara a la villa el privilegio de ser ciudad. “Se lo concedió”. Era un 22 de diciembre de 1420.
“La crónica tiene algunas incorrecciones y está incompleta. Fue un erudito, Galindo de Carvajal a principios del siglo XVI quien la revisó añadiendo más datos”. El problema es que no hay documento alguno que ratifique el privilegio de Ciudad Real. “Todo el mundo se refiere al hecho, pero no aparece en los inventarios antiguos municipales. Quiero indagar en Simancas por si existiera allí alguna copia”.
La importancia del evento radica, en su opinión, “en que este hecho fue el signo de voluntad de modernización que tenía una villa que quería convertirse en centro administrativo con el apoyo del rey. En tiempos de los Reyes Católicos tendría hasta Chancillería que después se fue a Granada”.
¿Cómo era Ciudad Real en 1420?
La flamante recién renombrada como Ciudad Real no era, en el siglo XV, una ciudad de gran tamaño. Probablemente no llegaba a los 2.000 habitantes, lejos de las ‘grandes cifras’- teniendo en cuenta la época de las ciudades del sur o de otras en el norte -Burgos o Valladolid- que tenían 7.000 u 8.000 habitantes.
En Ciudad Real se habían celebrado Cortes en una ocasión, pero Almagro era en aquel entonces la ciudad de referencia en la zona, cabecera de la Orden de Calatrava. “Hay una anécdota que dice que el propio Juan II hizo bromas porque no la consideraba una verdadera ciudad: Esto se lo dedico a mi real ciudad de Ciudad Real, decía. Su hija Isabel La Católica nunca pasó por allí”.
Una gran exposición como gran eje de la conmemoración
Ciudad Real prepara ya los actos de su VI Centenario. De momento, la conmemoración ya tiene logotipo y un diseño bastante avanzado de las actividades que se concentrarán entre junio y diciembre.
Una gran exposición en el Museo López-Villaseñor para todos los públicos iniciará las actividades para repasar los acontecimientos de los últimos 600 años. “Será el eje central” de la celebración, según confirma el concejal de Cultura, Nacho Sánchez.
“No queremos centrarnos solo en el hecho de hace 600 años sino en repasar todo el devenir de la ciudad desde entonces y en la ambición de lo que queremos ser”. El concejal presume de “historia” desde que hubiera población, allá por la Edad del Bronce, con el punto de inflexión en la Edad Media que la convirtió en ciudad, la aparición del ferrocarril y del AVE hasta llegar a la “ciudad de servicios” del siglo XXI que se quiere consolidar.
“Nuestra traza urbana sigue siendo medieval, aunque no seamos monumental, como Toledo” en una ciudad que mira hacia el turismo de congresos como herramienta de desarrollo.
En este 2020 se celebrará también un gran ciclo de conferencias para todos los públicos ya en otoño. Antes, habrá una Escuela de Verano organizada por la UCLM y que, previsiblemente, dirigirá el que fuera presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, actualmente retirado de la política y dedicado a la actividad académica.
Y todo ello aderezado con eventos dirigidos al gran público ya que durante varios fines de semana se organizarán unas jornadas de ambientación, actividades en la calle, juegos, gymkanas juveniles… para dar a conocer la historia de la ciudad. La Semana Histórica de Ciudad Real se centrará este año en Juan II, y habrá unas jornadas sobre la cocina de la época.
Entre el 20 al 22 de noviembre el Patronato Municipal de Deportes organizará una carrera ultra trail de 100 millas (160 kilómetros) que unirá el Castillo de Montalbán con Ciudad Real. Llevará el nombre de ‘El Privilegio’ que otorgó el rey Juan II, recreando ese recorrido que hicieron desde Montalbán hasta la Puerta de Toledo en Ciudad Real para dar a conocer esta gran noticia.
Para esta actividad ya han conversado con el Ayuntamiento de San Martín de Montalbán. “La Diputación de Toledo también se involucrará en el evento que es importante para este pequeño pueblo que tiene a Santa María de Melque en su entorno”.
La conmemoración de este VI Centenario huirá de la habitual fórmula de gestión a través de una Fundación. “Creo que hay un exceso de centenariazos de los que se ha abusado. Creemos que debe ser una celebración de la ciudad y para la ciudad y sus visitantes”.
“No hay presupuesto concreto. Todas las concejalías están implicadas”, explica el edil que confirma también la colaboración con la Diputación de Ciudad Real y con el sector empresarial.
Reconoce que muchos de los habitantes de Ciudad Real desconocen su historia. “Debe servir para darnos cuenta de lo que somos y hacia dónde queremos ir”.
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