Recurriendo a la ucronía, se podría imaginar que una gigantesca autopista recorre Valencia por el antiguo cauce del río Turia y que El Saler estuviera poblado de enormes fincas entre la playa y la Albufera. Si estas dos joyas de la ciudad no acabaron en ese apocalíptica tesitura fue gracias a los movimientos ciudadanos que, desde las postrimerías de la dictadura franquista, se movilizaron para evitarlo. Las luchas siguieron más adelante con la oposición a la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez que comportaba la destrucción de parte del barrio del Cabanyal-Canyamelar, un polémico proyecto impulsado por la fallecida alcaldesa Rita Barberá, o la movilización contra la construcción de un hotel en el solar de los Jesuitas, a tiro de piedra del Jardín Botánico.
El arquitecto Carles Dolç, colaborador de elDiario.es y uno de aquellos ciudadanos que se movilizó por el Turia y por el Saler (hoy tiene en el punto de mira la ampliación del Puerto de Valencia y la consecuente afectación a las playas del Perelló y El Saler e incluso a la Albufera), ha plasmado en un libro la cronología de luchas sociales y vecinales que, encuadradas en el ecologismo, han salvado a la ciudad de muchos males. Otros espacios, como la huerta de La Punta, no tuvieron el mismo destino y han acabado convertidos en enormes solares de hormigón.
Del Saler al Túria. Els primers moviments ciutadans que van dissenyar València (Alfons el Magnànim, 2021) retrata aquellas luchas y la aportación que han supuesto, vista con la perspectiva de los años pasados, “para el buen diseño urbano de València y el bienestar de la población”. “Los movimientos ciudadanos son expresión de ideas y sentimientos sociales que forman parte de las ciudades democráticas y que en muchos casos han sido decisivos para hacerlas mejores”, sostiene la obra de Carles Dolç, editada por el Magnànim en colaboración con Pruna Llibres.
En dirección contraria a la todopoderosa alcaldesa popular Rita Barberá, el actual primer edil, Joan Ribó, ha apostado por la movilidad sostenible y por la regeneración de los espacios naturales que rodean a la urbe. Ribó fue uno de los asistentes a la presentación del libro, celebrada en el Jardín Botánico de la Universitat de València, junto con el vicealcalde y concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo.
“El Saler per al poble y El riu és nostre i el volem verd son dos reivindicaciones vecinales que se desarrollaron en los últimos años del franquismo y los primeros años de la democracia y que son el origen del actual diseño urbano de la ciudad de València”, dijo el alcalde de Compromís.
“La ciudadanía toma la palabra y hace política en primera persona; lo hizo en los años 70, 80 y 90, y continúa haciéndolo en pleno siglo XXI, con una conciencia crítica, por ejemplo respecto de algunos proyectos que pretenden cambiar la fisionomía de València sin tener en cuenta las necesidades de València y de su población”, deslizó Ribó en una clara referencia al proyecto de ampliación del Puerto.