Antonio Pujazón Samos nació en Málaga en 1910. Murió asesinado en Orihuela en 1939. Su recuerdo, sin embargo, permaneció hasta que en 2011 una voz no pudo más y lo gritó desde México. Había sido fusilado un 17 de noviembre ante un paredón improvisado en el cementerio de la ciudad de la Vega Baja. Ese grito permitió rescatar del olvido a los otros 16 hombres que fueron asesinados por los golpistas una vez acabada la Guerra Civil.
La llamada la recogió la Asociación de Víctimas del Franquismo 17 de noviembre y el Ateneo Socio-Cultural “Viento del Pueblo” que les recuerdan desde hace cinco años ante una escultura que la iglesia les dejó instalar en lo que es la fosa común en la que todavía siguen. “Murieron por defender el sistema legalmente establecido: la República, la libertad”, ha explicado el portavoz de las entidades Ginés Saura. Hoy les vuelven a recordar en un emotivo homenaje al mediodía.
Saura detalla que el caso de Pujazón Samos es sintomático de lo que supuso la represión fascista. “Tres o cuatro de ellos eran concejales, otros eran sindicalistas, pero no tenían delitos de sangre”, ha comentado y ha indicado que a Pujazón “se le acusó de quemar la imagen de la Virgen de Monserrate -la imagen venerada en Orihuela-, y que luego se ha demostrado que es incierto”.
“Pujazón estaba en el Comité Antifascista y se encargó de ir guardando y catalogando las obras de arte. Un día estaba en el Ayuntamiento y le llaman porque la Columna de Hierro -un grupo de incontrolados de la CNT que iba quemando imágenes-, había llegado al pueblo. A punta de pistola se enfrentó diciendo que eran obras de arte custodiadas”. A Pujazón Samos lo juzgó, junto al resto, un Comité Militar “con las listas de las organizaciones de derechas”.
“Y desde ahí comenzó la investigación”, ha subrayado. Ginés Saura ha reclamado que los actos como el de hoy no son más que hechos “simbólicos”, porque mientras no se anulen los juicios sumarísimos y “mientras no se anule la amnistía de 1977, seguimos en esto”. “Todos los criminales de guerra con nombres y apellidos han quedado amnistiado, por eso no se ha juzgado a nadie en España”, ha seguido.
“Se ha hecho un reconocimiento emocional, pero no judicial”, ha agregado Saura, que ha recordado que en Alemania “se anularon los juicios hechos por los nazis”.
Los 17 de Orihuela no fueron los únicos. Por los campos de concentración de Los Almendros, en Alicante, y en Albatera se estima que pasaron más de 600 oriolanos. Una historia que todavía está por descubrir.