El Ayuntamiento de Valencia avanza en la protección de la antigua cárcel de mujeres, testigo del salvajismo franquista

Lucas Marco

11 de abril de 2022 22:26 h

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La antigua Prisión de Mujeres, un edificio que a día de hoy alberga el colegio público 9 d'Octubre, en la calle de la Democracia número 32 del barrio de La Petxina de València, está cada vez más cerca de ser incluida en la catálogo de Bienes de Relevancia Local (BRL). El Ayuntamiento de València ha iniciado la fase de consultas e información pública, con un periodo de 45 días hábiles para presentar alegaciones, según publica este lunes el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana.

Así, el consistorio que gobierna Joan Ribó ha solicitado informes a las administraciones autonómicas y los servicios municipales afectados: entre otros, a la dirección general de Cultura y Patrimonio, a la de Calidad Democrática, o al Servicio de Jardinería Sostenible y al de Patrimonio Histórico y Artístico. También ha notificado el inicio de la fase de información pública, en calidad de público interesado, a la Asociación de Vecinos Nou Moles y al Centro de Educación Infantil y Primaria 9 d'Octubre, entre otros.

El espacio, que ya cuenta con una placa para recordar la antigua prisión, fue testigo del salvajismo de la dictadura franquista durante la posguerra. El centro penitenciario femenino estuvo en activo hasta la década de 1980. “Cuando entramos aquello estaba llenísimo de gente. Para pasar teníamos que ir pisando cabezas y pies. Los pasillos, las habitaciones, todo estaba lleno”, le contó Ángela S. a la militante comunista Tomasa Cuevas en su libro Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas (Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2004).

Josefa B. cuenta en el mismo libro su experiencia en la prisión durante cuatro años y medio: “Estábamos muy mal; pasaban las ratas por encima de nosotras, comíamos las habas llenas de gusanos y nos daban muy mal trato”. Ángela S. ingresó en la “celda de madres” de la prisión provincial, que “en principio era para cinco personas, y cuando entramos la tía y yo éramos cuarenta y dos”.

La prisión provincial de mujeres, un edificio construido en 1925 en el solar de un antiguo hospital, se saturó con el ingreso de 1.486 presas entre abril y noviembre de 1939. En la cárcel “mujeres con niños eran internadas en condiciones infrahumanas y la tuberculosis y las plagas de chinches se extendían por toda la prisión”, recuerda la historiadora Vicenta Verdugo en la guía didáctica Mujeres y represión franquista (PUV, 2017).

En el recinto penitenciario, a tiro de piedra de la Cárcel Modelo, fueron encerradas varias generaciones de luchadoras antifranquistas. Las impulsoras de la colocación de la placa conmemorativa fueron precisamente tres expresas políticas comunistas que estuvieron encerradas en las postrimerías de la dictadura: Lucila Aragó, Judith García y Carmen Pérez Navarro.