Calatrava se desmarca de los defectos en el Ágora

Europa Press

Valencia —

El Estudio de Arquitectura de Santiago Calatrava ha asegurado este jueves en un comunicado que el ingeniero valenciano “nunca” certificó la finalización de las obras del Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y que siempre ha insistido en la “provisionalidad” del edificio, al tiempo que muestra su disposición a colaborar con Cacsa para avanzar en el proyecto, del que recalca que no está en su cometido la dirección de ejecución de la obra ni el control de calidad.

La oficina del arquitecto se ha pronunciado en estos términos después de que un informe técnico del arquitecto valenciano José María Tomás Llavador haya detectado anomalías en el edificio, que le llevan a recomendar que no se utilice, y que afectan principalmente a la estanqueidad del Ágora y a las puertas de acceso. El informe lo encargó Avanqua, la empresa concesionaria que ganó el concurso para la gestión del Oceanogràfic, incluida esta edificación.

En el momento en que se firmó el contrato con la administración del PP, se daba dos meses para comprobar el estado del edificio. Ahora, desde la Generalitat se apunta a la “irresponsabilidad” del anterior Gobierno por permitir que el Ágora haya alcanzado este nivel de deterioro sin reclamar ninguna responsabilidad y también critican la actuación del exconseller de Economía Máximo Buch, al considerar que es “impropio” de una administración pública que se incluya un edificio sin concluir en un concurso de externalización de gestión y advierten de los problemas, aún por determinar, que puede generar esta acción, según han señalado a Europa Press fuentes de la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico.

En este sentido, la oficina del arquitecto ha subrayado en el comunicado que, en febrero de 2013 y a petición de Cacsa, entregó un “Certificado Final Parcial de Obra” para el Ágora, donde se incluía una relación de los principales trabajos pendientes para la finalización del edificio. Entre estos trabajos, se apuntaba, por ejemplo, “los remates de cubierta que garanticen la estanqueidad del edificio, la finalización de los acabados de algunas zonas de la fachada o la impermeabilización y acabado definitivo de los estanques, entre otros”.

El estudio recalca que el arquitecto “nunca certificó que las obras estuvieran finalizadas” sino que “muy al contrario, durante estos años, ha insistido en sus comunicaciones con Cacsa en la provisionalidad del edificio y en la necesidad de llevar a cabo distintos trabajos que estaban pendientes de ejecución”.

Además, considera “importante” aclarar que tiene bajo su responsabilidad las funciones de “Proyectista y Dirección de Obra, lo cual quiere decir que diseña lo que se va a construir y posteriormente, durante la ejecución, asiste al proyecto para interpretar dicho diseño y aclarar detalles de manera que se respete lo que se ha diseñado”. Así, incide en que no se encuentran, por el contrario, entre sus cometidos “ni la Dirección de Ejecución de la Obra ni del Control de Calidad de la misma”.

Detención de las obras en 2009

La oficina de Calatrava ha insistido en que el Ágora es “un edificio cuya construcción no se ha finalizado conforme a lo establecido en el proyecto” y pone como ejemplo que en 2009, “en contra de la recomendación” del arquitecto, Cacsa solicitó detener las obras para que el edificio pudiera usarse para la celebración del Open 500 de Valencia de Tenis.

Posteriormente, en 2013, debido a “cuestiones financieras”, Cacsa “decidió detener temporalmente el curso de las obras y solicitó al Estudio de Arquitectura de Santiago Calatrava que aceptara una fase provisional de las obras para que pudiera usar el edificio temporalmente”.

Según la oficina del arquitecto, “esta provisionalidad, que se ha prolongado durante años, ha ocasionado deterioros en la obra, tal y como pudieron constatar miembros del equipo de Santiago Calatrava en una visita al Ágora a principios de julio, con el objetivo de comprobar el estado del edificio”.

En esta visita asegura que es cuando el Estudio de Arquitectura de Santiago Calatrava tuvo conocimiento de que se habían producido goteras en el interior del edificio, entre otras incidencias. Por ello, sugirió a Cacsa “que se realizase un completo estudio del estado actual del edificio, desarrollado por especialistas en fachadas y revestimiento, para determinar el alcance de los trabajos necesarios para que el edificio tenga una impermeabilización permanente”.

Disposición a colaborar

En todo caso, destaca que durante estos años, Santiago Calatrava “ha mostrado siempre su disposición a colaborar con Cacsa para avanzar en el proyecto” y añade que en todas las ocasiones que Cacsa ha contactado con el arquitecto, Santiago Calatrava “siempre ha respondido a las demandas que se encontraban dentro de sus funciones y competencias como proyectista”.

Por ejemplo, cita que, además de ejercer la Dirección de la Obra del actual proceso de reparación de la fachada, Cacsa ha solicitado recientemente al Estudio de Arquitectura “una relación de los trabajos más urgentes para consolidar la obra del Ágora, a lo que Calatrava ha respondido con prontitud”.

Ante esta situación, desde la Conselleria de Hacienda se recalca que la Generalitat está trabajando para encontrar una solución y pide a Calatrava que “colabore” y busque una “solución económica asequible” que solvente los problemas y que haga que el edificio no sea infrautilizable. Al respecto, recuerdan que, con el diseño del Ágora de 2009, se había fijado una estimación de 10 millones de euros para acabar el proyecto aunque en 2011 se propuso una modificación, que se rechazó, que la elevaba a 22 millones.