'Frena la Curva': Una red colaborativa de 6.500 personas para poner en contacto ayuda de vecinos durante el confinamiento

El confinamiento en casa por la pandemia del coronavirus ha coartado la relación entre las personas, nos ha restado la autonomía y ha agravado la fragilidad del día a día de muchos ciudadanos que ya no pueden valerse completamente por si solos. Para contrarrestar esta necesidad y a la vez facilitar el cumplimiento del confinamiento para frenar la pandemia, la solidaridad de muchos voluntarios se muestra como una faceta clave, y en ello incide una red colaborativa de la que forman parte ya más de 6.500 personas en España.

En la iniciativa 'Frena la curva' surgida durante las últimas semanas se pone en contacto a voluntarios o colectivos con personas que necesitan algún tipo de asistencia, y esta puede ser desde realizar la compra a personas mayores o pasear el perro a vecinos en cuarentena con síntomas del coronavirus, a dar clases particulares a alumnos que no van ahora a clase o simplemente recibir información de servicios.

La iniciativa se impulsó desde el Laboratorio de Aragón Gobierno Abierto, cuando se pusieron 'las barbas a remojar' porque las de los italianos y chinos se vieron pelar. En València, con más de 600 inscritos, se colabora a través de Las Naves, y el técnico Javier Ibáñez explica que todo se ha sucedido con gran rapidez: el 13 de marzo se produjo la primera reunión, la primera versión de la plataforma estaba operativa el día 15, y hacia el 18 se tenía el mapa, a los pocos días se extendió a 11 países (la mayoría en Sudamérica). Se sumaron alrededor de 3.000 personas y con la incorporación de la iniciativa 'Supervecinas', que entroncaba en espíritu, en un sólo día se duplicaron los usuarios.

Los perfiles, identificados con 'chinchetas' en el mapa, se clasifican en 4 grupos: las chinchetas verdes que ofrecen el servicio, las azules que ofrecen información, las rojas que demandan el servicio y las naranjas que intermedian con las que tienen necesidad, pero no pueden acceder a la iniciativa directamente.

Ibáñez explica que el grupo verde (oferentes) es el más numeroso, y que el rojo no (demandantes) no lo es tanto simplemente porque muchas personas que tienen alguna necesidad directamente van al mapa en su barrio y si encuentran a algún vecino que les pueda ayudar directamente contactan con él a través de la plataforma, sin necesidad de darse de alta. Así los principales grupos más necesitados son personas con poca autonomía o más vulnerables a la enfermedad como personas mayores o discapacitados, así como también personas con síntomas de la enfermedad que no requieren estar hospitalizados, pero sí deben guardar cuarentena.

Un grupo con especial atención son los sin techo, personas sobre quienes informan intermediarios y colectivos como 'Bokatas', que colaboran con la plataforma y asisten cuando se reportan casos por parte de algún vecino.

La iniciativa, cuenta Javier Ibáñez, permite un absoluto anonimato por cualquiera de las partes, y únicamente existen identificaciones cuando se deben poner en contacto dos partes para lo cual se necesitan o correos electrónicos o números de teléfono. Ibañez añade también que se deben tener en cuenta diversos aspectos como tener autorización de salir a la calle por parte del voluntario o pasar listados de los inscritos para comunicarlo a las autoridades; además también se tienen en cuenta protocolos de actuación en caso de ponerse en contacto personas que pueden estar enfermas.

Sobre el espíritu de continuidad Javier Ibáñez puntualiza que cuando termine este periodo de aislamiento bajará tanto la necesidad como la generosidad, pero advierte que los expertos no descartan que a partir de octubre pueda haber algún tipo de rebrote con la vuelta del frío. Así explica que la plataforma puede quedar en una cierta 'hibernación veraniega', pero además añade que la actual situación nos debería hacer repensar la economía global, y que las necesidades básicas muchas veces se deben atender desde los círculos más cercanos.