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Una 'cremà' clandestina: arden en València las fallas del coronavirus

La cabeza de la falla municipal que se ha salvado de las llamas junto al cuerpo en plena cremà

Carlos Navarro Castelló

Valencia —

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'Açò també passarà'. Como si de una premonición se tratara, el lema de la falla municipal de València, obra de Manolo Martín, José Ramón Espuig y el reconocido artista urbano Escif, ya vaticinaba que nada está escrito, que todo es posible.

Nadie hubiera pensado hace pocos meses que las Fallas 2020 se iban a aplazar por la irrupción de un virus procedente de China llamado COVID-19 que se iba a extender por todo el mundo, pero así ha sido.

La propagación de la epidemia obligó al presidente del Gobierno valenciano Ximo Puig, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, a aplazar las fiestas grandes de València, cuya próxima celebración se ha previsto, si el coronavirus lo permite, del 15 al 19 de julio.

El anuncio se realizó con cuatro fallas de Especial y dos de Primera prácticamente plantadas, lo mismo que la falla municipal, cuyo cuerpo central, una mujer meditando que debía girar 360 grados al compás de la tierra, se encontraba a mitad de montar.

Una vez se anunció el aplazamiento de las Fallas, los artistas decidieron ponerle a la cara de la figura una gran máscara de protección a modo de guiño ante la situación generada, una sátira que no deja de ser la esencia de las Fallas. La imagen se ha convertido en todo un icono que pasará a la historia de la fiesta.

Ante la imposibilidad de desmontar parte de los remates, el concejal de Cultura Festiva y presidente de Junta Central Fallera, Carlos Galiana, anunció que se verían obligados a quemar las fallas que no se pudieran desmontar “a puerta cerrada”, es decir, sin publicidad y evitando el acceso al entorno, para evitar concentraciones de personas, tal y como establece el decreto de Sanidad que suspende las Fallas.

La primera en arder en la madrugada del lunes víctima de un acto vandálico fue la de Reino de Valencia-Duque de Calabria.

El resto ardieron en la madrugada de este martes en una 'cremà clandestina', sin público para dar cumplimiento al decreto de Sanidad y al estado de alarma.

De esta forma, por fin fueron pasto de las llamas las figuras centrales que no se pudieron desmontar de las comisiones de Cuba-Literato Azorín y de Na Jordana, así como la falla municipal, un monumento que pasará a la historia como el del coronavirus.

El concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana, anunció unas horas antes que la cabeza de la falla, junto con las escenas que se tenían que plantar repartidas por toda la plaza, se iban a salvar finalmente de las llamas hasta la celebración de las Fallas en julio, siempre y cuando se haya reconducido la situación sanitaria actual.

De esta forma, se procedió a quemar el resto del cuerpo central por sorpresa y sin ningún tipo de publicidad para evitar la presencia de público en pleno estado de alarma.

La falla grande tenía un presupuesto de 205.000 euros y junto a la gigantesca estructura de mujer meditando, contaba con que se encontrarían descentralizadas por toda la plaza del Ayuntamiento varias escenas y ninots. De celebrarse las fiestas en el mes de julio, los artistas recompondrían la falla con las piezas que han quedado sin arder.

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