¡Ah, la sociedad de consumo! He ahí uno de los latiguillos usados a troche y moche para denostar la manipulación que ejerce la publicidad en los medios de comunicación de masas de las sociedades desarrolladas. Baudrillard, Debord, Lipovetsky, Bauman, Ramonet o Verdú, por citar algunos autores, la han desmenuzado mostrando el poder alienante de esa sociedad de consumo que, al parecer, nos quiere a todos objetos en el marco de la enfervorizada dinámica mercantil. De forma que estaríamos en manos de ese poder narcótico inyectado a través de infinitos estímulos visuales.
Uno de esos estímulos visuales es la mujer como objeto que encandila nuestra mirada. El IVAM dedica su Caso de estudio a Ana Peters bajo el título de Mitologías políticas y estereotipos femeninos, exposición presentada al mismo tiempo que la de Colectivos artísticos en Valencia bajo el franquismo 1964-1976. Y lo hace para mostrar obras de su etapa inicial, precisamente focalizadas en esa crítica a la sociedad de consumo, en tanto potenciadora de ese carácter deseable y objetual de la mujer. El antifranquismo y cierto feminismo compartiendo, pues, parrilla expositiva en el IVAM.
La treintena de trabajos que conforma la exposición de Ana Peters toma a la mujer como objeto deseable, para revelar lo que se esconde tras ese fondo hipnótico. Y lo que se esconde es un poder de seducción que conviene desactivar, como lo hace Peters, para que ese estereotipo femenino se resquebraje apareciendo el sujeto que la manipulación mediática diluye. De manera que junto a la mujer deseable, o en el contexto mismo de su deseabilidad, aparece la crítica como antídoto contra lo que, sin embargo, insiste en manifestar su poder: precisamente el carácter deseable de muchas de esas imágenes.
Ana Peters pone en cuestión esa feminidad objetualizada, para que en otros casos emerja la denuncia social. Denuncia completada por alrededor de 40 documentos, entre publicaciones feministas de la época de los 60, revistas que acogen esas imágenes estereotipadas de la mujer o la película de Cecilia Bartolomé Margarita y el lobo (1969). La comisaria de la muestra María Jesús Folch realizó un recorrido por el conjunto expositivo destacando su relación con el grupo Estampa Popular, los inicios de su modernidad y la crítica realizada por Peters hacia esa “mujer homogénea” que presentaban las revistas de la época.
Sorprende la candidez de las imágenes de aquella mujer de los 60 tomada como referencia mediática. En todo caso, Ana Peters dejó pronto aquel periodo crítico de su obra para centrarse con posterioridad en una abstracción de pinturas monocromas. La mujer homogénea no iba con ella. Aquellos estereotipos femeninos en la sociedad de consumo cubrieron una etapa de su vida que ahora el IVAM rescata. Lo hace casi 50 años después de algunas de aquellas creaciones. Creaciones que, pasado el tiempo, incitan a pensar de nuevo acerca de la sociedad de consumo y sus discursos estereotipados.