“El deporte femenino está a años luz del masculino, aunque logramos lo mismo o más que ellos”
Es deportista de élite, sin embargo su nombre pasa desapercibido para el gran público. Es una de las 'guerreras' españolas, esas jugadoras de balonmano que lograron coronarse con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero que también lograron la medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de Brasil 2011 y que se alzaron con la plata en el Europeo de Hungría y Croacia 2014. Silvia Navarro (Valencia, 1979), además de ser la portera de la selección española de balonmano, ha cosechado numerosos títulos en los clubes en los que ha jugado (Ferrobús Mislata, Bm. Sagunto, Mar Valencia, Itxaco de Estella, Oltchim rumano o el Rocasa canario entre otros), ligas, copas, supercopas, títulos y finales europeas...
Después de tantos años en la élite, ¿cómo ves el deporte femenino en España?
Poco a poco el deporte femenino va cobrando más importancia, aunque todavía estamos a años luz del tratamiento que recibe el masculino. Y eso a pesar de que logramos lo mismo e incluso más que los hombres. Es una pena que no nos midan por el mismo rasero. Lo cierto es que yo no pierdo la esperanza de que esto cambie. No obstante, hay que reconocer el trabajo de la Federación Española de Balonmano, que no se cansa de luchar para posicionar el deporte femenino donde se merece.
Lo que no se puede negar es que el deporte femenino, si no está invisibilizado, poco le falta...
Resulta difícil. El fútbol, el baloncesto, masculinos, claro está... prácticamente protagonizan todas las noticias deportivas. Es una pena, porque hay muchas deportistas que luchan cada día para llegar donde están ellos.
Y las diferencias son muy grandes, por ejemplo en lo que a salarios se refiere...
La verdad es que las hay, muchísimas.
Has tenido incluso que emigrar para jugar en Rumanía, ¿qué diferencias has encontrado entre ambos países?
Tuve que salir de España por la situación económica por la que estaba atravesando el balonmano femenino nacional, igual que muchas de mis compañeras de la selección, que se marcharon a otros países. En mi caso elegí Rumanía, que es una liga diferente. El balonmano allí es el deporte rey, como aquí el fútbol. Los partidos movían a mucha gente, era impresionante. En cuanto a la experiencia personal, el conocer un país y una cultura nuevos, se lo recomiendo a todo el mundo.
¿Es frustrante pensar que si fueras hombre, con tu trayectoria y tu palmarés, hubieras sido una deportista más relevante?
Cualquiera de mis compañeras piensa eso, y la sensación que te crea es de impotencia.
¿Y cómo se puede revertir esta situación?
Primero, que nos traten de la misma manera. Somos igual que los hombres: tenemos dos brazos, dos piernas, dos ojos... hacemos lo mismo, sea cual sea nuestro sexo. Parece que es más una cuestión social, educacional. Por eso mi hijo vive el deporte femenino igual que el masculino.
Hablando de tu hijo, ¿te ha condicionado la maternidad tu carrera?
En estos momentos, en mi actual equipo (Rocasa Gran Canaria) me dan muchas facilidades, e incluso el niño está conmigo en los entrenamientos, 'empapándose' de lo bueno del deporte. En los viajes y en las concentraciones con la selección sí que lo noto más, porque separarme de él se me hace cada vez más duro. Pero por lo demás, tengo mucho apoyo por parte del club y de mi familia.
Entonces, ¿se puede conciliar el deporte de élite y la maternidad?
Se intenta. La verdad es que tienes horarios muy ajustados y te mentiría si no te dijera que desde las 7 de la mañana hasta la media noche ando sin parar. Aunque lo cierto es que compensa por ambas partes. Es muy gratificante.
Cambiando de tercio, ¿has sufrido comportamientos machistas en la cancha?
No te voy a engañar, en ocasiones sí, pero son cosas que te hacen más fuerte.
¿Cuál es el momento que recuerdas con más cariño de tu carrera? ¿Y el peor?
El mejor, sin duda, la medalla olímpica con la selección en Londres 2012. Peores momentos, ninguno. El deporte me ha dado momentos maravillosos. Pese a las derrotas, siempre hay que reponerse.
Y cuando acabes tu carrera como jugadora, ¿cómo te ves?
Seguramente, haciendo algo vinculado con el deporte. Por mis estudios y porque el deporte me corre por las venas.
Para terminar, ¿qué consejo le darías a las niñas que empiezan a practicar el balonmano?
Que no se rindan y que sigan practicándolo. Yo jamás perdí la ilusión de seguir adelante y el deporte te da una forma de vida maravillosa en todos y cada uno de los ámbitos de tu día a día.