El descenso en subvenciones, la morosidad de la administración al pagarlas, la bajada de ingresos por cursos de formación y otros conceptos y la reducción de afiliados están dañando seriamente a los sindicatos mayoritarios en la Comunitat Valenciana, la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO).
El secretario general de UGT, Conrado Hernández, anunció el jueves en Alicante su dimisión. Será sustituido por el número 2 de la organización, Gonzalo Pino. Los cambios están directamente vinculados a la crisis económica de la organización, sin apenas dinero para afrontar los gastos ordinarios.
Hernández, parco en explicaciones, espera que alguien “menos desgastado” y con “ideas menos clásicas” le reemplace. Y dejó una frase que desvela las querellas internas en el sindicato. “Me marcho con la libertad de elegir cuándo me marcho. Me marcho porque creo que es lo mejor para abordar el próximo año y me sabe mal por aquellos a quienes les hubiera gustado que me hubieran echado”,dijo.
UGT ha despedido a más de 200 personas en cuatro expedientes de regulación de empleo (ERE). Las cuotas de sus cerca de 100.000 afiliados no cubren, ni de lejos, los costes fijos de la organización, que está elaborando con muchas dificultades –“se estaba intentado cuadrar a martillazos”, dice un sindicalista- el presupuesto para 2015. “Hernández ha pactado presentar su destitución como una dimisión”, añade.
Otro ERE en CCOO
Mientras, en CCOO las cosas no andan mucho mejor. La organización estudia acometer otro ERE, el tercero en apenas dos años. En 2013 se despidió a 41 personas y otro, de la organización española, afectó a 70 trabajadores en la Comunitat Valenciana este mismo año. Ahora, según Las Provincias, el sindicato quiere despedir a 39 trabajadores.
La plantilla de CCOO País Valencià es de 190 trabajadores. Hasta septiembre, la mayoría ha sido afectada por suspensiones temporales de empleo para aligerar el capítulo de nóminas. Los recortes de salarios y otras medidas de ahorro acometidas –desde el cierre de sedes hasta draconianos recortes en gasto corriente- no parecen bastar para superar los menores ingresos y la morosidad de la Generalitat.