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Blanca de la Torre, nueva directora del IVAM: “No voy a desarrollar un proyecto de museo adaptado a ideologías políticas”

Blanca de la Torre, directora del IVAM.
12 de abril de 2025 23:00 h

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La tarea de Blanca de la Torre es mayúscula. A principios del mes de marzo fue propuesta por unanimidad como nueva directora del Institut Valencià d’Art Modern –IVAM–, y a finales de mes era nombrada por el pleno del Consell, a propuesta del conseller del PP, José Antonio Rovira. Ella acaba de aterrizar en Valencia: es de León, donde se licenció en Historia del Arte, y aún no ha podido ni deshacer su maleta cuando atiende a la prensa. También es Doctora en Bellas Artes y Máster en Diseño de Espacios Expositivos, con una extensa trayectoria en gestión cultural.

La comisión de valoración encargada de elegir el proyecto más viable para el futuro del IVAM tampoco tenía una tarea fácil entre manos. Nuria Enguita, la anterior directora del IVAM, dimitió en febrero de 2024 tras ser denunciada ante la fiscalía por el exconseller de Vox, Vicente Barrera. El proceso de selección de una nueva dirección tuvo que capear, primero, un recurso que paralizó la labor de la comisión hasta que fue desestimado, después el hecho de que uno de sus miembros–el director del Museo Thyssen, Guillermo Solana–, renunciase a formar parte de la misma, y por último una DANA que paralizó la toma de decisiones.

Con todo y con eso, su perfil y proyecto se ha distinguido de entre las propuestas evaluadas “por su coherencia y carácter innovador, con especial hincapié en la transdisciplinariedad, sostenibilidad y digitalización”, según la comisión. Hablamos con ella, en su recién estrenado despacho, sobre la necesidad de una colección permanente –que puede partir de la presente exposición de Julio González, en la misma línea defendida por la gerente de la institución nombrada en la etapa de Vox, María Ayuso–, escuchar afectivamente al equipo del IVAM y sobre los vaivenes políticos que puede afrontar su cargo.

Más de un año sin dirección, un accidentado concurso para encontrar nueva dirección, ampliación de fechas de presentación de candidaturas… ¿Cómo se ha encontrado el IVAM a su llegada?

Me he encontrado con un equipo con muchas ganas de hacer cosas. Es cierto que con muchas urgencias, como no podía ser de otra manera, pero estamos en ese momento: de ajustes, de tomar decisiones a corto, medio y largo plazo. Sobretodo estoy en fase de diagnóstico, en un proceso de escucha efectiva y afectiva al equipo. Entender cuáles son las necesidades del museo tanto como institución, como las del equipo humano. Y una vez que le haya tomado la temperatura a todo, comenzar otra fase de escucha al tejido artístico y cultural, que es esencial. Este museo es también la comunidad, no solo este edificio. Una cosa es un proyecto museístico y museográfico, y otra cosa es la realidad. Y ahora toca aterrizarlo, y darle forma con la realidad.

En la inauguración de la exposición ‘Manolo Gil. Álbum’, Sonia Martínez –quien por entonces asumía la dirección provisional–, dijo que intentaban “reivindicar el fondo del IVAM”. ¿Su proyecto sigue esta senda?

Mi proyecto contempla que la colección sea el epicentro. Y esto quiere decir que voy a desarrollar un espacio nuevo y permanente para la colección, que tendrá un recorrido historiográfico que contextualice el arte nacional y el arte valenciano en un sentido más tradicional. Y ese esqueleto quiero que conviva con la posibilidad de ofrecer lecturas alternativas, pero siempre con ese formato de colección permanente, porque me parece esencial sacar esos iconos, reivindicarlos y darles valor.

Mi proyecto contempla que la colección sea el epicentro, con el desarrollo de un espacio nuevo y permanente

¿De qué manera quiere hacerlo?

Me gustaría que se entienda que todas las líneas programáticas parten de un modo u otro de la colección. Es decir: el acervo es lo suficientemente rico y extenso para crear narrativas que puedan servir como puntos de fuga para esos otros proyectos temporales, que hagan dialogar lo local y lo global. Todo eso puede partir de la colección, porque nos permite hablar de todo, y ofrecer formas de entender el mundo a partir de ahí, que es lo que a mí me interesa.

Dicho esto: sucede lo mismo con Julio González. Quiero que se entienda, de verdad, el papel de Julio González en su contexto historiográfico, con una línea de tiempo que contextualiza su figura para los nuevos visitantes, pero también ofrecer nuevas lecturas del mismo. Contextualizarlo con saltos a ese recorrido de la colección con artistas del entorno. Al final hablar de Julio González nos puede llevar a Alexander Calder. La colección nos permite ofrecer ese contexto de todas esas grandísimas figuras que estaban alrededor de Julio González y que también están en la colección. Incluso te diría más, me gustaría especular con otros relatos y posibilidades pensando por ejemplo en Joaquín Torres-García. Llegaron a coincidir en Barcelona, aunque no sabría decirte si se conocieron. Me interesan esas especulaciones y jugar con esas realidades porque realmente tenemos un potencial que lo merece.

Hace unos años, con el Instituto Cervantes, hizo el Libro verde de la Gestión Cultural…

Nunca se llegó a hacer, ese libro. Bueno, perdón, nunca se llegó a publicar. Hubo una serie de cambios en el instituto que impidieron que se llegase a la fase de maquetación, ni a ver la luz.

En cualquier caso usted trabajó el tema del impacto medioambiental y la sostenibilidad en instituciones y empresas culturales. ¿Puede el IVAM ser más sostenible? ¿Cómo?

Uno de los tres ejes centrales de mi proyecto de museo es la sostenibilidad, entendida de manera sistémica. Cuando hablo de sostenibilidad nunca hablo solamente de sostenibilidad medioambiental, siempre tiene que ir a la par de la sostenibilidad social, la económica y la cultural. Son las cuatro patas de la mesa de sostenibilidad de este museo. Esta dimensión me interesa tanto a nivel interno como externo. Ya he creado un grupo de trabajo para ver metodologías interdepartamentales del museo, y pensar desde dentro cómo podemos trabajar a nivel institución de forma más sostenible. Pero también, por supuesto, hacia fuera.

Los datos apuntan hacia un descenso de la asistencia del público: hay menos personas visitando el IVAM que hace diez años. ¿Le preocupa?¿Va a invertir esfuerzos en aumentar esas cifras?

No me preocupa porque no creo en esa obsesión por el dato determinista. No creo que haya que medir nada en cifras, creo más en los museos y el arte como vertebradores de la sociedad. Dicho esto, sí que creo que tenemos que hacer un ejercicio de acercarnos al público. Reconozco que desde el sector del arte contemporáneo a menudo pecamos de no ser lo suficientemente cercanos. Esos textos tan retóricos, ese exceso de lenguajes ininteligibles. Hay una contradicción entre la voluntat de democratización de la cultura y los modos en que tratamos de trasladarla. Tenemos que trabajar en esa brecha y volvernos muchísimo más accesibles para hacer más cercanos esos discursos.

El IVAM no es una arquitectura física, es una arquitectura social

El IVAM como institución renunció a la gestión de una gran nave en el Parc Central de Valencia hace poco. La subsede del IVAM en Alcoy sigue cerrada. ¿Va a centrar sus esfuerzos en este edificio, o quiere seguir potenciando otras subsedes?

Me gusta insistir en que el IVAM no es una arquitectura física, es una arquitectura social. Y como cuerpo social, algunas de sus extremidades tienen que conectar con el resto de la comunidad. No hablamos de un museo solo de la ciudad de Valencia. Otro de los tres ejes de mi proyecto es el territorio. Patrimonio, sostenibilidad y territorio son tres ejes que operan de manera interconectada, y esto es fundamental, porque no se pueden entender por separado. La perdida de patrimonio afecta al arraigo en el territorio y a la sostenibilidad. Si no cuidamos el territorio eso repercute en una falta de sostenibilidad, lo cual a su vez genera un impacto en el patrimonio. Todo está conectado, y por eso el IVAM tiene que funcionar de manera tentacular a lo largo y ancho del territorio.

Entiendo que se trata de un proyecto ambicioso, con la mirada puesta en un largo plazo que permita otorgarle estabilidad al museo. Sin embargo, uno de los hándicaps que ha tenido el IVAM es el haber tenido que hacer frente a los vaivenes políticos que alteran la visión que cada director y directora tiene del museo. ¿Cómo va a evitar su proyecto verse afectado por esos vaivenes políticos?

Hasta ahora han depositado en mí su confianza. Y esa confianza es bilateral. Si no, no estaría aquí. A mí me han seleccionado en un concurso público y abierto. Entiendo que si las cosas querían que fueran de otra manera, el proceso no habría sido así. Desde el momento en que yo firmo me han asegurado total confianza y total libertad para cumplir con la hoja de ruta que yo me he marcado. No sé si eso es tan ambicioso como comentas, no creo que pensar la cultura en términos de bienestar social es ambicioso.

Es ambicioso en un ambiente cambiante, a merced de las decisiones del signo político que gobierne en cada momento.

No creo en el cortoplacismo y, precisamente, la cultura necesita de otros tempos y cadencias. Pero también creo que es necesario saber que tomar decisiones en el corto plazo no implica dejar de pensar en el largo plazo. Hay que tomar decisiones firmes a corto, medio y largo plazo. Pero siempre contemplando ese futuro, más allá de si estoy o no estoy yo aquí.

¿Qué opina sobre la decisión del Partido Popular de presentar una enmienda a la Ley de Acompañamiento que reduce la presencia de profesionales externos a la Generalitat en el Consejo Rector del IVAM? ¿No puede esto poner en peligro su independencia de la voluntad política de turno?

A mí me han asegurado independencia. Hasta el momento no tengo nada que decir. El IVAM no hace las leyes, las leyes las hace el gobierno autonómico.

¿Si cambiase el signo político de la Generalitat usted se mantendría en el cargo defendiendo su proyecto cultural para el IVAM?

Yo he ganado un concurso público por un proyecto de museo independientemente del signo político de quien presida la Generalitat. No tiene nada que ver. No voy a desarrollar un proyecto de museo adaptado a ideologías políticas, sino a lo que considero que debe ser un museo, y que creo que tiene que ser: plural, equilibrado y cercano. Y con toda una serie de líneas de desarrollo que, independientemente del poder político, deben estar enfocadas a generar bienestar social. Ese es mi proyecto de museo.

Al principio ha mencionado que quiere hacer una escucha efectiva y afectiva del personal del IVAM. ¿En qué va a consistir esa escucha?

Vamos a centrarnos en entender los cuidados. Entender que se trata de un equipo humano y no máquinas ni herramientas. Somos un equipo humano que tenemos que pensar y actuar en colectivo. No son ellos, y luego estoy yo como directora. Sino que nos tenemos que pensar como colectivo. Somos seres ecodependientes e interdependientes, y así quiero que nos entendamos como equipo.

¿Quiere que el IVAM sea un reflejo de esa interdependencia?

Claro, es que somos un ecosistema que forma parte de otro. Y que tiene que operar en relación de interdependencia. No podemos pensar desde una torre de marfil, creo que eso es muy de otra época.

Hay quien diría que esa otra época está volviendo.

Yo me voy a dejar la piel en acometer los cambios que deseo para este museo. Tengo la hoja de ruta clara, y estoy en ello. En una fase de aprender y entender. Y después tomar decisiones sensatas en función de mi diagnóstico. Pero hacerlo en colectivo, sabiendo escuchar.

Consciente de que puede ser pronto aún para hablar de plazos, ¿cuando cree que podrá empezar a tomar esas decisiones?

Si te refieres a programar a nivel expositivo: finales de año, principios del año que viene. Pero si te refieres a nivel de actividades y programas educativos que me gustaría desarrollar, eso va a suceder desde ya. En cuanto presentemos la programación del segundo semestre, yo ya voy a presentar diferentes acciones nuevas. Otra cosa es implementar nuevas metodologías de trabajo y cambios para hacer mucho más accesible el museo, que también lo estamos trabajando y es mi mayor preocupación. 

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