Mayores de 50 años, profesionales con amplia experiencia laboral, personas que han vivido sin preocupaciones hasta hace bien poco y sin empleo. Ése es el perfil de la víctima de la crisis que se ha convertido en usuario de los comedores sociales, según se desprende del 'X informe de la Pobreza en Valencia' elaborado por Casa Caridad, que ha detectado a lo largo de 2015 un incremento de casos de personas nacidas en la década de los 60 que se encuentran sin ingresos ni derecho a prestación -al haber consumido el subsidio- que se acercan a la institución a solicitar ayuda.
El estudio también llama la atención sobre la pérdida de las redes familiares, lo que “contribuye al empeoramiento de las condiciones físicas, emocionales y económicas de estas personas, aumentando el riesgo de exclusión”.
Además, constata que se ha invertido la tendencia y por primera vez en la última década los españoles superan a la cifra de inmigrantes como usuarios de comedores sociales en la ciudad de Valencia. Este cambio de perfil se debe, principalmente, al retorno de cientos de inmigrantes a sus países de origen, así como a la “cronificación” de las situaciones de pobreza que han afectado durante estos últimos años a la población española.
Feminización de la pobreza
Otro dato significativo es la feminización de la pobreza. Así, las mujeres, en muchas ocasiones acompañadas de sus hijos, representan el 52% de las atenciones realizadas en los comedores sociales. Este porcentaje contrasta con el 12% de 2005, lo que desde Casa Caridad ven como “muy preocupante”, ya que supone también un aumento de menores (1 de cada 4 usuarios en 2015), un colectivo casi inexistente hace una década.
En este sentido, desde Cáritas Diocesana advierten que más del 70% de las solicitudes de ayuda que reciben están presentadas por mujeres.