Aquellos que piensan que la mejor política industrial es la que no existe, tal vez estén de acuerdo con las medidas de la Generalitat en este campo: La Conselleria de Industria ha perdido un tercio de su presupuesto en esta legislatura aunque el gobierno valenciano gasta–o al menos presupuesta- un 25% más de dinero.
Además, ni siquiera gasta todo el dinero contemplado en los planes económicos: en 2013, el departamento dirigido por Máximo Buch solo utilizó el 80% del dinero en teoría disponible (440 millones) y dejó por pagar el 60%.
En 2014 los datos no son mejores. A 30 de septiembre, la Generalitat apenas ha utilizado el 50% del dinero disponible para industria, turismo, comercio o empleo, 315 millones. Los números, recopilados por el PSPV-PSOE de las cuentas oficiales, no dejan lugar a dudas. La Generalitat apenas invierte en un área a priori clave para combatir el 25% de desempleo.
Francisco Toledo, diputado autonómico del PSPV, lo tiene claro: “Buch será recordado por ser el Conseller mas moroso, por su baja ejecución presupuestaria y por recortar un tercio de lo que era la Conselleria. Peor imposible”. Las consecuencias de esa política, según Toledo, son claras:
“El problema de los impagos persiste, los institutos tecnológicos están asfixiados, la política turística está cuestionada hasta por los empresarios y, en contra del mensaje oficial de apoyo, se recorta a la mitad los fondos dedicados a la industria”.