Una “primera reunión de contacto” para “conocer de primera mano el proyecto”. Así definen fuentes de la Conselleria de Educación y Cultura el encuentro que han mantenido este lunes la consellera Raquel Tamarit y Javier Parra, secretario general del Partido Comunista del País Valenciano (PCPV) que pretende ceder gratuitamente a la Generalitat Valenciana el mural inédito de Josep Renau que ha llevado a cabo siguiendo el diseño original del artista. “Se estudiará y se valorarán posibles opciones”, agregan las mismas fuentes. La reunión, cordial tras la disculpa de la consellera en Twitter por haber asegurado que Parra no había contactado con su departamento a pesar de que el dirigente comunista le había enviado un correo electrónico, no ha concretado nada. Ni fechas ni posibles ubicaciones. Ambas partes han acordado volver a reunirse en septiembre.
Javier Parra ha entregado un escrito a la responsable del departamento autonómico de Cultura en el que lanza el ofrecimiento de la “cesión sin coste” de la obra póstuma de Renau para que pueda ser expuesta al público en la ciudad natal del artista y en otros municipios valencianos que han mostrado interés en exhibirla, además de las instituciones públicas de Madrid y Barcelona que negocian con el autor para exponer la pieza, de siete metros de altura y formada por 15 tableros de madera.
“La obra ha sido realizada en un taller de la Ciudad Fallera de Valencia durante dos años sin ningún tipo de subvención ni ayuda pública, aunque ha sido posible gracias a la colaboración de la Fundación Renau, que ha facilitado el acceso al archivo donde se conserva toda la documentación del proyecto, y a Marta Hofmann, discípula de Renau, con quien ha tenido un contacto permanente durante el desarrollo de la obra”, reza el escrito.
Precisamente la artista Marta Hofmann mostraba su indignación en una entrevista con este diario por el desinterés inicial de las instituciones públicas valencianas. “Me asombra que Valencia no esté orgullosa de tener un mural precioso de Josep Renau”, lamentaba la discípula del reconocido artista valenciano, en cuyo taller berlinés trabajó más de una década.
Javier Parra ha enmarcado la posible cesión de la obra póstuma en el 40 aniversario del fallecimiento de Renau este mes de octubre. Parra pretende “contribuir a poner en valor la obra y la figura de uno de los más importantes artistas del siglo XX y hacerlo en su ciudad natal y en su tierra”. Además, el discípulo político y artístico del cartelista lamenta que “aún queda mucho por hacer para reconocer a Renau su contribución a la historia del arte y de la cultura”.
El dirigente comunista recuerda que no existe un espacio en Valencia en el que la obra de Renau se pueda ver “de manera permanente”. “Sólo es cuestión de voluntad poder hacer esto posible y sirva como ejemplo esta obra”, apostilla el escrito en referencia al mural titulado El futuro trabajador del comunismo, encargado al artista en 1969 por las autoridades de la República Democrática de Alemania (RDA) y posteriormente rechazado. Era “uno de sus trabajos preferidos”, recordaba la ilustradora Marta Hofmann.
Así, el autor del mural inédito pretende que la exhibición de la pieza sirva para impulsar la colaboración de las instituciones públicas y de la Fundación Renau y “para poner en valor la figura del genial artista valenciano”. Además, Parra ha aprovechado el encuentro para reseñar “las dificultades en las que se encuentran miles de artistas y creadores en el País Valenciano”. “La realización de este proyecto es una muestra de ello”, remacha el escrito.
El poco brío de las instituciones valencianas con el mural inédito contrasta con centros culturales de primer nivel en Madrid y Barcelona que se interesaron rápidamente en exhibir la pieza a pesar de que la intención inicial de Javier Parra siempre fue que el mural se quedara en Valencia, ciudad en la que Josep Renau nació en 1907. El mural, originalmente destinado a decorar un edificio de la industria electrónica del barrio berlinés de Wuhlheide, forma parte de la obra de Renau durante la segunda etapa de su exilio en Berlín Este, donde murió en 1982.
El artista, uno de los máximos exponentes de la intelectualidad comunista y principal artífice de la evacuación del tesoro artístico español de los bombardeos franquistas durante la Guerra Civil, dejó su legado, custodiado en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), a una fundación que lleva su nombre. Su discípulo Javier Parra también manifiesta su deseo de que la obra póstuma se quede en Valencia. “Quiero dejar constancia de mi deseo de que en algún momento del futuro la obra pudiera tener una ubicación definitiva en un espacio público si alguna institución estuviera interesada y el espacio fuese el adecuado”, señala el escrito que ha entregado a la consellera Raquel Tamarit, de Compromís. “Llegado este caso, Valencia sería la prioridad”, añade.