Las grabaciones del caso Erial, la operación en la que fue detenido el expresidente de la Generalitat y exministro de Aznar Eduardo Zaplana, revelan que la actividad económica del político en los últimos años fue frenética pese a su delicado estado de salud y su trasplante de médula. Así, según confirman fuentes jurídicas, Zaplana “estuvo gestionando telefónicamente sus negocios desde el hospital” pese a haber tenido un grave recaída de su leucemia tras la intervención quirúrgica. Sobre esta operación cabe señalar que los jueces han incurrido en un error grave porque la localizan en Houston (EEUU) esta intervención quirúrgica cuando en realidad tuvo lugar en el Hospital la Fe de València. Esta falta de rigor ha molestado al entorno del expresident.
Las grabaciones realizadas por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y ordenadas por el juzgado de Instrucción número 8 de Valencia durante varios años antes de su detención pueden aportar mucha luz a esta causa en la que se investiga a Zaplana, a varios empresarios como los Cotino y a diversos testaferros por delitos de blanqueo de capitales, cohecho, prevaricación, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, fraude en la contratación, delito fiscal, falsedad documental, asociación ilícita para delinquir y grupo criminal.
La investigación sigue secreta pero continúa a toda velocidad en busca del dinero del cobro de presuntas comisiones que se sospecha podría estar en países extranjeros como Luxemburgo, Panamá o Uruguay. Concretamente, en el país de la Unión Europea piensan los investigadores que los Cotino podrían haber abonado una comisión de 6,5 millones de euros a través de una empresa. Además, la UCO también rastrea dos yates y un piso de lujo a nombre de una hija del político en Valencia que consideran podrían estar vinculados a operaciones ilícitas.
La sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia ha rechazado este martes la excarcelación de Eduardo Zaplana por motivos de salud, tal y como pretendía su defensa. De hecho, utiliza las grabaciones de la Guardia Civil a Zaplana durante su estancia en el hospital para acreditar que ni estando convaleciente de su enfermedad dejó de tener una vida más que activa, incluso trabajando en el mantenimiento de sus intereses económicos.
El tribunal de la Audiencia de Valencia se niega a la salida de prisión de Zaplana porque en la actualidad no está en una situación mucho más perjudicial de la que disfrutaba cuando estaba en la calle. “La vida del Sr. Zaplana en libertad, no transcurría en el estado de asepsia que ahora se dice que necesita de forma vital para sobrevivir, ni era precisamente una vida tranquila propia de persona enferma. Una vez más, nos vemos obligados a traer a colación la intensa actividad tanto profesional como social que desarrollaba, que incluía numerosos viajes, normalmente con una frecuencia superior a la semanal”, apuntan los magistrados y la magistrada presidenta.
Y no sin un punto de ironía, al proseguir el tribunal: “No hacer falta ser licenciado en Medicina ni tener una titulación de carácter sanitario para conocer que tanto los aeropuertos y estaciones como los aviones, trenes, restaurantes, y reuniones sociales numerosas, no propician en absoluto ese medio con ausencia de gérmenes patógenos que se pretende hacer ver que el recurrente necesita de forma inexcusable para hacer su estado de salud compatible con la vida. Antes al contrario”.
El tribunal sostiene que el riesgo de fuga y de desaparición de pruebas es todavía muy alto por los graves delitos a los que se enfrenta y porque “se han librado comisiones rogatorias a países extranjeros en averiguación del patrimonio que, con toda probabilidad, pudiera tener Eduardo Zaplana en tales estados”. “Dada la fluidez de los actuales medios de comunicación, es evidente que el expolítico podría alterar pruebas que son de una gran importancia para el buen fin de la instrucción, y que tienden a averiguar la existencia de capital ilícitamente obtenido en el extranjero y de posibles vehículos para su gestión”.