“Lo perdí todo tras la muerte de mi hija, caí muy enfermo y de no encontrar ayuda igual ya no estaría aquí”
El drama de no tener hogar se multiplica de forma exponencial cuando las personas que lo padecen han estado hospitalizadas y deben volver a la calle con ciertas secuelas o necesidad de una atención integral para acabar de recuperarse.
Atender a este colectivo tan vulnerable y buscarle una solución definitiva fue el principal fin con el que Casa Caridad creó el Multicentro Social de Benicalap, un recurso pionero en toda España dotado de centro de día, albergue para familias, gimnasio de rehabilitación y escuela infantil, el cual ha visitado eldiario.es con motivo de sus dos años de funcionamiento.
En concreto, la instalación se puso en marcha el 8 de marzo de 2016, aunque su inauguración oficial se realizó el 19 de julio del mismo año. El proyecto causó inicialmente un cierto rechazo entre una parte de los vecinos del barrio al entender que su funcionamiento podía generar problemas de convivencia.
Pero nada más lejos de realidad. No solo no se ha producido ningún tipo de inconveniente, sino que además el multicentro ha fomentado el trabajo comunitario con las asociaciones del barrio, al cederles parte de sus instalaciones para diferentes actividades, lo que hace que vecinos y usuarios puedan interactuar y ayudarse mutuamente, con los beneficios que ello conlleva para ambas partes.
Estas son algunas de las historias humanas que han encontrado en el centro una segunda oportunidad de salir adelante:
Antonio Valls, 57 años. “Mi hija falleció hace 14 años en el paso a nivel del metro de Benimàmet. Mi mujer lo supo sobrellevar pero yo tuve un duelo patológico que me hizo perderlo todo. Me divorcié, perdí mi trabajo y hace ocho años me salió un enfisema pulmonar muy grave que me obliga a estar conectado a una máquina para poder respirar, hasta que un día me encontraron en casa sin conocimiento y me llevaron al hospital. Una vez recuperado, como ya no podía pagar el alquiler porque había consumido todos mis ahorros, me derivaron al centro de Benicalap de Casa Caridad donde me he recuperado mucho física y psicológicamente y donde he encontrado una familia. Si este recurso no existiera, creo que yo ya no estaría aquí”.
María José Vicente, 54 años. “Tuve un accidente laboral en una fábrica de cristales de. Se me enganchó la coleta en unos rodillos, me amputó un dedo y perdí parte de la cabellera. Tras múltiples problemas legales, me despidieron y acabé viviendo en la calle aún sin estar del todo recuperada. Finalmente, fui a pedir ayuda a Casa Carida y me derivaron a este centro donde he recuperado la esperanza y la ilusión por seguir viviendo. He encontrado pareja y cuando encontremos un alquiler social empezaremos una nueva vida”.
Pablo Enguema, 20 años. “Soy de Guinea Ecuatorial. Me detectaron un tumor, un linfoma de Hodgkin, y mi abuelo me mandó aquí através de un pariente para que me operaran porque allí en Guinea no tenía muchas posibilidades. Me operaron y salió todo muy bien, ahora me están tratando con quimioterapia para acabar de curarme, pero con mi pariente las cosas no iban bien y como no tenía donde ir, pedí ayuda en Casa Caridad y me trasladaron aquí. En Guinea no tenía esperanza y ahora veo un futuro, cuando me cure quiero buscar un trabajo y estudiar medicina. Uno de mis sueños sería ver un partido del Madrid en el Bernabeu y conocer en persona a Marcelo”.
Juan Luis Bejerón, 51 años. “Vivía de alquiler con mi hermana, pero con la crisis y tras fallecer ella, me quedé en la calle donde estuve viviendo seis meses. Me operaron de una hernia en La Fe y la asistenta social me buscó este centro para acabar de recuperarme. Aquí me siguen tratando, el sitio está muy bien y muy limpio y me van a gestionar una ayuda para poder tener un alojamiento”.
José J. R., 54 años. “Pasé de tener una empresa de instalaciones en Denia con 24 personas en nómina, un chalet y barco a vivir en la recepeción de un hotel y en la calle. Con la crisis los proveedores dejaron de pagar y lo perdí todo, no tenía ni para medicamentos. Tenía un nódulo en la garganta y una estenosis aguda, me operaron en La Fe y de allí me derivaron aquí ya que la recuperación es muy larga”.
A nivel estadístico, las sifras hablan por sí solas. Según han informado fuentes de Casa Caridad, desde su apertura han pasado por las instalaciones más de 400 personas (sin contar la escuela infantil).
En cuanto a las pernoctaciones, se han registrado 32.796 y en el primer trimestre del presente año han aumentado un 17% con respecto al mismo periodo del año anterior.
El equipo de trabajadores sociales realiza un seguimiento personalizado de cada caso, lo que ha permitido encontrar una solución para el 71% de las personas atendidas. Estas soluciones pasan por la entrada a viviendas de alquiler o pisos tutelados y residencias, así como la derivación al albergue de Casa Caridad en su sede de la Petxina.
En cuanto a la procedencia de los usuarios, los departamentos de trabajo social de los hospitales derivan al 67% de los usuarios atendidos en el Multicentro, mientras el resto llegan desde la Petxina.
En general, el perfil que se suele encontrar es el de un hombre en estado de pobreza cronificada, afectado por discapacidades o enfermedades crónicas que carece de apoyo para enfrentarse a estas circunstancia.
Por su parte, el albergue, que cuenta con 34 plazas para familias y 32 para personas sin hogar en estado convaleciente, ha estado prácticamente lleno en el último año y atiende desde familias monoparentales hasta núcleos de varios miembros. Asimismo, en la escuela infantil 'Obra Social La Caixa', con 75 plazas disponibles, se ofrece educación gratuita a niños de entre 1 y 3 años.
Este servicio permite a los progenitores conciliar vida laboral y familiar o estar activos en la búsqueda de empleo mientras sus hijos son cuidados y atendidos en la escuela.
Para el presidente de Casa caridad, Luis Miralles, “dos años después de abrir las puertas del Multicentro Social de Benicalap, el número de atenciones sigue creciendo, lo que refleja lo acertado de un servicio pionero, que da cobijo y atención personalizada a personas, que lamentablemente se recuperan de una enfermedad o se ven abocados a vivir con ella y no tienen dónde, ni en algunos casos, quién les atienda”.